jueves, 2 de abril de 2009
MALVINAS: un homenaje
Nunca he creído en las guerras.
Detesto cualquier tipo de conflictos.
No estuve de acuerdo con la acción en las Islas Malvinas, a sabiendas que el imperio británico no está conformado por gente que deja pasar las cosas por sus costados, y que peor aún están preparados para afrontar cualquier tipo de conflicto porque así han vivido desde que existen, peleando.
No me gustan las peleas.
No tolero las discusiones, mucho menos los atropellos y para nada las burlas...
Cuando nuestro país invadió la Malvinas mi alma se arrastró por el piso durante días.
Luego tuve la desgracia de enterarme del hundimiento del ARA Belgrano antes que se dijera algo en nuestro país, sencillamente porque tenía una radio de onda corta que captaba las operaciones británicas en los mares del sur y al comprender el idioma, lo demás era para pasmar el corazón...
Cuando sucedió esto, ese mismo corazón supo que no la íbamos a pasar bien y ya pocos recuerdan que le debemos al Brasil haber detenido un avión británico de largo alcance que venía a bombardear el continente. Nadie recuerda eso...
Lo que sucedió con nuestros muchachos no tiene perdón de Dios... en particular para los trasnochados que tomaron la decisión militar.
Le debemos a nuestra FUERZA AÉREA el haberlos mantenido lejos mientras se pudo. Le debemos a la FUERZA AÉREA ARGENTINA un esfuerzo real, cierto, que no fue acompañado por estrategia alguna por parte del EJÉRCITO ARGENTINO que envió a conciudadanos a un padecimiento inútil a sabiendas que el imperio recuperaría a cualquier costo lo que le pertenece por derecho propio ya que ARGENTINA (nosotros) le dimos oportunamente TODOS los argumentos para que así fuese, empezando por mentir toda nuestra historia nacional.
Mientras los soldados argentinos morían de frío, de hambre, de miedo, de carencias, de aislamiento, varios generales se rascaban el testículo derecho con la mano izquierda, ahogados en alcohol... lamentable ejemplo del que nunca nos hacemos cargo porque siempre buscamos justificar lo injustificable.
Por extraños hados de la historia, le tocó a un sobrino mío asumir la primera misión de recomposición de relaciones con el imperio británico, siendo subteniente del Ejército Argentino...
No perdimos una guerra, no, lo que hemos perdido los argentinos es el "sentido común" y estamos tan lejos de él que alcanza con ver a nuestra clase política sin capacidad de gestión para acertar a comprender que no hemos aprendido nada, ni del proceso, ni de los derechos humanos mentidos que los hay, ni de las garantías constitucionales, ni de Malvinas...
Este aniversario del conflicto coincide con la partida del Doctor Raúl Alfonsín, el último demócrata en serio que nos quedaba...
Por ello, hoy, simplemente quiero rendir un homenaje a nuestros caídos entre los vientos oceánicos... pero también quiero rendir otro homenaje a los que regresaron negados y sin gloria, intimidados por el poder militar traidor a la patria que hizo de la derrota la vergüenza de los otros porque ellos no tuvieron la dignidad de aceptarla y mucho menos de asumirla.
Este es un día de reflexión... para que aprendamos de una vez a hacernos cargo de las decisiones que tomamos y que perjudican a otros, esencialmente a la sociedad en su conjunto.
Pero asistimos aún a la necedad política que no es diferente a la militar, es más diría que el TERRORISMO sólo cambió de manos, mal que nos pese.
EL DISPRECIAU: dispreciau, sí... pero responsable y comprometido hasta la vida por la azul y blanca. 02 de Abril, 2009.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario