El fin de la neutralidad en Internet en EE UU, explicado en siete preguntas
Trump liquida las medidas adoptadas por Obama y pone en peligro la equidad de los internautas
Madrid
Una manifestante protesta delante de la Comisión Federal de Comunicaciones este miércoles en Washington. CAROLYN KASTER (AP)
La era de la igualdad entre los usuarios de Internet parece llegar a su fin en Estados Unidos, después de la retirada de las medidas establecidas en 2015 por la administración Obama para garantizar el principio de neutralidad en la Red. El cambio inaugura una nueva etapa marcada por la imposición de un sistema de diferentes velocidades en función de los intereses de los operadores y reabre el debate sobre el control de Internet, que nació como una infraestructura descentralizada.
¿Qué es la neutralidad en la Red?
El principio de neutralidad rige las reglas de navegación en la Red desde su nacimiento y fue acuñado por el profesor Tim Wu de la Universidad de Columbia (EE UU) en 2003. Este precepto fundacional fue legislado por Obama en 2015, obligando a los proveedores de servicios en Internet y a los gobiernos que lo regulan a tratar a todos los internautas por igual. De esta forma, las compañías de telecomunicaciones no podían bloquear contenido ni reducir la velocidad del tráfico según el perfil de cada internauta. Asimismo, las empresas tienen prohibido dar un tratamiento preferencial a su propio contenido para desfavorecer a los competidores.
¿Por qué es importante?
El principio de neutralidad en la Red garantiza la igualdad de acceso a contenidos y evita que haya contenidos de primera y de segunda clase. La supresión de esta regla pone en peligro el espíritu fundacional de Internet, que nació como una infraestructura descentralizada para conectar ordenadores dispersos por todo el planeta y no como un espacio comercial.
“La neutralidad en la Red garantizaba la competitividad darwiniana entre todos los posibles usos de Internet de forma que sobreviviesen los mejores”, ha asegurado el profesor de la Universidad de Columbia que acuñó el concepto.
¿Cómo puede afectar a los usuarios?
El fin de esta norma puede afectar a tres aspectos relevantes: el bloqueo de contenidos, de tal manera que las empresas impongan sus normas para el acceso a algunos contenidos; la ralentización de servicios para priorizar aquellos por los que se pague una cantidad adicional, abriendo una brecha entre el Internet de los ricos y el de los pobres, y convirtiendo en un privilegio el acceso a servicios de empresas de telecomunicaciones cada vez más creadoras de contenido, como Netflix o Movistar.
La preocupación también puede trasladarse al campo de las empresas pequeñas y negocios alojados en la Red. Si la velocidad del tráfico, por ejemplo, depende de los pagos que se realizan a los servidores, las compañías con un menos presupuesto pasarían a ocupar una posición desigual ante grandes gigantes comerciales.
¿Cómo puede afectar la nueva regulación a Europa?
El cambio de normativa en Estados Unidos no afecta a los europeos, pero puede sentar un precedente en una nueva forma de legislar en Internet.
La Unión Europea aprobó en 2016 una regulación para la neutralidad de la Red con el fin de evitar que los proveedores de servicios como Telefónica, Vodafone y Orange, bloqueen o filtren, según sus intereses comerciales, el tráfico generado por las firmas de contenidos y aplicaciones (Google, Facebook, YouTube o Spotify) o el de sus propios abonados. Tras años de discusiones, el reglamento consagra el derecho de los usuarios a que todos los datos que viajen por la Red tengan el mismo tratamiento, pero con excepciones y mucha letra pequeña. En este sentido, la plataforma Save the Internet reclama una redacción menos vaga y sin contradicciones.
¿Cómo se ha gestado la eliminación de la ley?
En alianza con la administración Trump, gigantes de las telecomunicaciones como Comcast, AT&T o Verizon han conseguido revertir la legislación vigente, que antes evitaba que las compañías acabaran imponiendo sus dictados en el tráfico y los contenidos de la Red. La medida, aprobada por la Comisión Federal de Comunicaciones bajo control republicano, ha sido presentada como “una victoria de la libertad” por sus impulsores.
En 2015 el gobierno del entonces presidente de los Estados Unidos, el demócrata Barack Obama, aprobó una serie de medidas para garantizar la equidad en Internet. Bajo el sistema aprobado en la era Obama, el operador debía ofrecer el mismo trato a todos los usuarios y tenía prohibido bloquear el acceso a páginas web, lentificar la conexión o acelerarla bajo pago. El objetivo era imponer en la Red el principio de equidad y evitar la discriminación.
¿Qué consecuencias puede tener para la libertad y los derechos de los internautas?
La posibilidad de que los proveedores de servicios en Internet puedan bloquear o censurar contenidos gracias a la nueva legislación es muy controvertida y reabre el debate sobre quién controla la información en la Red.
Asimismo, la supresión del principio de neutralidad plantea algunas incógnitas sobre la protección de los usuarios. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones, con dos años de experiencia en la custodia de los internautas, ha quedado relegada a cuestiones de transparencia. Ahora esta tarea recaerá en manos de la Comisión de Comercio Federal, la cual carece de experiencia y personal para acometer la misión.
¿Qué argumentos se esgrimen para defender la nueva ley?
El director de la Comisión Federal de Comunicaciones y principal enemigo de la neutralidad en la red, Ajit Pai, ha negado reiteradamente que los cambios vayan a aumentar costes al usuario o permitir bloqueos. Pai argumenta que nada de esto ocurría antes de 2015 y que, por el contrario, la reforma de Obama había propiciado una reducción en la inversión en banda que iba a enfrentar al consumidor a un aumento de los precios.
“La retirada de la neutralidad supondrá restaurar la libertad, volver a un Internet mejor y más barato. Seguirá habiendo protección para el consumidor y su acceso no se verá limitado. Pero no es nuestro trabajo decidir quién gana y quién pierde en la economía de Internet. El gobierno dejará de regular sobre cómo los proveedores deben manejarse, y estos tendrán incentivos para afrontar la próxima generación de redes y servicios”, asegura Pai.
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