Editorial I
La cultura emprendedora
La Argentina es uno de los países que más emprendedores tiene, pero aún no se reconoce su valor en los ámbitos públicos
Sábado 05 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa.
Más de una vez, desde estas columnas, hemos destacado entusiastamente la actividad de los emprendedores argentinos y de aquellas organizaciones que apoyan su labor. Ocurre que ni unos ni otros reciben, todavía, el reconocimiento que merecen de la sociedad argentina, y esto sucede realmente porque se ignora hasta qué punto es valiosísimo el aporte de los que conforman la llamada "cultura emprendedora".
Sin embargo, este fenómeno social sigue creciendo en la Argentina. Cuando, a fines del año pasado, la organización Endeavor reconoció a 98 emprendedores argentinos que con su trabajo habían creado más de 45.000 puestos de trabajo directos e indirectos y, a través de encuentros masivos, habían inspirado a seguir su ejemplo a 100.000 personas y habían articulado ecosistemas emprendedores en seis provincias, fue evidente una vez más que estas personas son las que el país necesita para crecer y desarrollarse sustentablemente.
Al cabo de doce años de enfocarse en los sujetos emprendedores, es mucha la experiencia positiva que una organización como Endeavor ha recogido. Sus participantes resumen así lo que todavía falta para que sean más los ejemplos en nuestro país: hay que mejorar la percepción social del rol del emprendedor; mejorar el acceso a capital, información y a redes de emprendedores de alto impacto; articular el ámbito público y el privado en acciones de desarrollo emprendedor, y "federalizarlo".
A la hora de hacer un balance, hay hechos muy positivos como lo es que la Argentina se encuentre entre los 20 países con más emprendedores del mundo, que uno de cada siete argentinos esté involucrado en algún tipo de actividad emprendedora, y que seis de cada diez jóvenes prefieran iniciar un emprendimiento propio a trabajar en relación de dependencia. Sin embargo, también hay un aspecto deficitario y es que no siempre se piensa en empresas sustentables y escalables desde el inicio, que continúa siendo bajo el porcentaje de negocios que trabajan con clientes fuera de la Argentina y que el contexto general de nuestro país es poco favorable debido a las reglas de juego de corto plazo, legislación cambiante y poco favorecedora, insuficiente apoyo de programas de gobierno y una todavía escasa protección de la propiedad intelectual.
El mundo está cambiando demasiado rápido como para darnos el lujo de seguir sin prestar atención al enorme potencial para el futuro de los emprendedores argentinos, que serán los próximos empresarios ocupados en construir un país mejor. El capital social, humano, intelectual y cultural de la Argentina es enorme y entidades como Endeavor y otras lo comprueban a diario. Desde el ámbito privado se está avanzando mucho, pero es desde el sector público que se necesita que se desarrollen los puentes y las redes indispensables para que esta cultura emprendedora empiece a hacer valer su presencia positiva en todos los rincones de nuestra comunidad.
La cultura emprendedora - lanacion.com
el dispreciau dice: descreo de la chapa, mucho más de los bronces, ni qué decir de los títulos y de los escudos y blasones, no atiendo a las soberbias ni tampoco a los necios, no soporto a los obsecuentes ni tampoco a los arrastrados, no admito los felpudos y por lo tanto, no creo en los premios, tampoco en los best-seller y ni qué hablar de aquellos que compran sus historias para que las fama los envuelva y los proteja. No acepto los reality aún los armados por pequeños hermanos de la pobreza inducida por el estado ausente... de allí que respeto profundamente a los anónimos, a los millones de desconocidos que no son atendidos por ninguna emisora radial ni televisiva, aquellos que los periodistas desconocen, ignoran, desprecian y no atienden, porque justamente ellos (anónimos y desconocidos) son los que construyen la rutina cierta, la genuina, la válida, esa que luego se la apropiarán los depredadores de siempre para fabricarse aquello que jamás harían y por lo que nunca sudarían. ARGENTINA está repleta de anónimos y desconocidos que guardan muchos valores que nadie reconoce, que andan por la vida sin recibir aplausos ni tampoco pudiendo acceder al "talento argentino" de las conveniencias, prolijamente manipulado para que brillen los intereses, del mismo modo que proceden las editoriales brindando lugar a ídolos de barero, fabricados para el oportunismo. Internet ha venido a quebrar toda esta burrada de marketineros devenidos en dioses del tercer mundo, y ahora el mundo bloggero ha roto todos aquellos puentes que los separaban de sus pares, dando lugar a un universo de sentimientos que se encuentran y se abrazan expresando afectos antes imposibles... ARGENTINA exporta materia gris porque el estado ausente no contiene ni tampoco atiende. Los mecanismos académicos están diseñados para expulsar a los que no son mediocres, y lo mismo sucede con la escuela media, todo se orienta a excluir y fabricar pobres de mente y consecuentemente pobres de bolsillo, y mucho más de valores. Argentina está llena de emprendedores que necesitan sentirse personas, y por ello emigran a pesar del dulce de leche, del mate y de la mamá... Argentina anida mentes prodigiosas, mayormente desconocidas y por ende desapercibidas que se irán en busca de "ser" y cuando finalmente lo logren ("sean") entonces sí, al peor modo de Salvador Mazza, pasarán a ser héroes de falsos representantes del pueblo, falsas sociedades científicas, que se "rebajarán" a reconocer aquello que no soportan, la distinción por valores auténticos... y entonces dirán: "che, son argentinos", sí son argentinos que preferirán morir en el exilio antes que ser abrazados por la hipocresía y el cinismo propios del hombre mediocre. Los ejemplos son muchos, todos tristes y olvidados hasta que las conveniencias políticas exaltan sus figuras para salir en una nueva foto de pobrezas compartidas, falsos recuerdos que caracterizan a un modelo social que destruye a efectos de perdurar en la vagancia. Marzo 05, 2011.-
sábado, 5 de marzo de 2011
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