Editorial I
Personas en situación de calle
Tanto las autoridades como la sociedad en general deben intervenir para brindar a la gente en la calle una vida digna
Domingo 06 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa.
Durmiendo frente al Obelisco. / M. Gómez.
Lamentablemente, ya son parte del paisaje porteño y no sorprende ver sus cuerpos recostados en las veredas, plazas, pasillos del subte, puertas de edificios o entradas de negocios. Incomprensiblemente, son personas que viven en la calle -algunos hace demasiados años- expuestos a numerosos peligros y enfermedades, con una alta propensión a las enfermedades psiquiátricas y sin un posible horizonte de mejora. Muchos ya bajaron los brazos, se dieron por vencidos.
Sumidos en un terrible abandono, revuelven la basura en busca de alguna sobra que les llene el estómago, y rescatan colchones sucios, cartones y maderas para levantar alojamientos precarios que les sirvan de reparo. No tienen trabajo, en la mayoría de los casos perdieron contacto con sus familias y no encuentran la manera de salir de esa situación límite.
Hace unas semanas, el gobierno porteño anunció con orgullo que el número de personas sin techo se encontraba en una meseta. El censo que realizaron en diciembre pasado arrojó que hoy 1287 personas adultas con chicos viven en la calle en la ciudad de Buenos Aires, una cifra que prácticamente se mantiene estable respecto de 2009, cuando se contabilizaron 1356 personas en esa situación.
Sin embargo, desde varios sectores tildaron de falsa la cifra por no incluir a los más de 700 chicos solos, menores de 18 años, que también duermen en la calle, principalmente en estaciones de trenes, ni a los cartoneros, que recorren la ciudad hasta altas horas de la madrugada, pero que pernoctan en sus hogares.
Por su parte, la organización no gubernamental Médicos del Mundo reiteró que, según sus estimaciones, son más de 15.000 las personas que se encuentran en esta situación.
Todo este universo de personas en situación de calle, en especial los menores, son las que necesitan una intervención urgente por parte de las autoridades y de la sociedad en general, para poder llevar una vida digna, conseguir una vivienda y tener un futuro más esperanzador.
El informe oficial revela que el 40 por ciento de las personas sin techo viven en la zona del centro (Constitución, Monserrat, Retiro, San Nicolás y San Telmo), mientras que el 11 por ciento habita los barrios de Balvanera y San Cristóbal. El 70 por ciento de las personas que están en situación de calle son varones solos; el 15, mujeres solas, y el nueve por ciento, familias. Un dato alarmante es que el 42 por ciento de los encuestados reconoció que consume alguna sustancia ilegal en forma habitual y el 35 dijo que abusa en la ingesta de alcohol.
La ministra porteña de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, ha anunciado un plan para mitigar esta problemática, que comprende la incorporación de asistentes terapéuticos para el acompañamiento de esta gente, entre otras acciones.
Sólo el día en que todas estas personas hayan podido dejar de vivir en las calles para empezar un camino mejor, los vecinos y las autoridades de la ciudad podremos aplaudir la tarea cumplida.
Personas en situación de calle - lanacion.com
Editorial II
Embriones abandonados
Falta un claro marco legal que contemple la suerte de miles de embriones congelados, pues son seres humanos
Domingo 06 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa.
Desde el primer nacimiento fruto de la llamada fecundación "in vitro", acontecido en 1978 con la llegada de Louise Brown, el maravilloso milagro de la ciencia plantea en este terreno serias y conflictivas preguntas. Por un lado, sofisticados métodos brindan solución a graves problemas de infertilidad que afectan al 15 por ciento de la población en nuestro país. Pero, por el otro, aumentan el número de embriones congelados -resultado de la fecundación del óvulo por el espermatozoide-, seres humanos con un ADN completo, un código genético único e irrepetible.
Resulta difícil sostener que los embriones alojados en un vientre son seres humanos vivos mientras que los que están fuera no lo son. La justicia argentina establece que son personas humanas y que en tal sentido no pueden ser ni destruidos ni utilizados para experimentación. Por ello, preocupa la situación de más de 15.000 embriones fruto de estos procedimientos de reproducción asistida que son criopreservados a 196 grados bajo cero hasta su eventual implantación en un útero. Más de 18 centros acreditados de Buenos Aires, Rosario y Córdoba trabajan con la donación de esperma, de óvulos y de embriones. Las nuevas técnicas de vitrificación permiten múltiples intentos de implantación y mínimos riesgos de embarazos múltiples.
Muchos especialistas afirman que todos los embriones son implantados, en su afán por brindar una solución ética al problema. Se sabe que no es así y por ello el número de embriones "sobrantes" aumenta como resultado de diversas situaciones: padres que se divorcian, fallecen o abandonan el proyecto de paternidad, mujeres que ya no desean más hijos o envejecieron, entre otras causas. A esto se suma otro problema, como el que plantea la discutible disposición contractual de los padres si establecieran que la implantación debería realizarse 10 años después de la muerte del último de los progenitores en un vientre alquilado. Menuda complicación sucesoria. Y hay países cuya legislación establece que la paternidad no se determina por el origen genético sino por el parto. El derecho a la identidad entra también en juego.
El problema no se puede eludir. Es tan fuerte el instinto del hombre y la mujer por prolongarse en su propia prole, del modo que la ciencia lo permita, que toda prohibición sería incumplida. El tema es regular la cuestión, evitar el abandono de los embriones a su helada suerte por generaciones, y limitar el riesgo de que circulen hermanos, sobrinos y nietos, sin saber que lo son, por ejemplo, por haberse donado los embriones a un tercero. Una muchacha podrá enamorarse y no saber que el sujeto de sus desvelos es su hermano hasta que un ADN así lo revele.
La falta de un claro marco legal responde a distintos intereses. Están quienes prefieren que no se reglamente nada y quienes quieren prohibir todo. Es, pues, necesario que se actúe con responsabilidad y seriedad en los ámbitos en los que estos temas se tratan, aguzando la mirada ética, religiosa y social de un abordaje que debe estar lejos de todo sensacionalismo o demagogia
Embriones abandonados - lanacion.com
el dispreciau dice: ARGENTINA y en particular la Ciudad de Buenos Aires se representan en el obelisco de la Avenida 9 de Julio... y quizás ya nadie recuerda cuál es su verdadero significado, el ancestral, el que daba sentido a las sabidurías sociales uniendo almas con piedra... pero el Egipto de los faraones está lejos y hoy, aquellos recuerdos no guardan otro espacio que no sea el del fabulario colectivo. ARGENTINA tiene el privilegio de haber invertido su obelisco, revirtiendo el sentido de su significado. Aquello que expresaba la gloria hoy lo hace con la miseria humana en sus diversas formas... y donde el estado está ausente los ejemplos no existen y las sociedades se desmadran en la búsqueda de modelos facilistas que repliquen aquello mediante lo cual se sobrevive, como se puede. Los indigentes y marginados no sólo duermen bajo el Obelisco, lo hacen en cualquier lugar del país porque precisamente el poder político no tiene tiempo para atender sus problemas y mucho menos sus necesidades. ¿Cuántos son?, no importa, son seres humanos golpeados por la vida que te inventan los funcionarios desde sus incapaces escritorios, desde no ven la realidad que ellos mismos inducen y fabrican... no es lo único. El país tiene leyes para la foto, pero ni el propio estado ausente las respeta y desde luego no las cumple, y es por ello que el ser humano argentino no guarda ningún valor para la consideración ciudadana, salvo el voto... entonces hablar de embriones humanos es lo mismo que hablar de cartones y cartoneros, de villas y pordioseros, no tienen espacio social porque al poder político no le importa su suerte. Así como los nonatos no significan nada y con ellos se hace una cruel y espantosa demagogia, lo mismo se procede con el dramático tema del aborto, de los violadores y sus violaciones, de los secuestros y sus secuestradores, de los violentos y sus violencias. Ellos son el claro testimonio que el estado ausente sólo está presente para la foto y el discurso, para hacer caja con obras públicas que luego serán olvidadas y omitidas por peores falencias. Y sí, el obelisco está invertido del mismo que el monumento a la bandera (Rosario) se ha tornado mudo testigo de atropellos, depredaciones y desprecios, desmereciendo la obra y el genio de un Manuel Belgrano que debe estar aterrado de lo que ve. ARGENTINA no tiene brújula, tampoco sextante, no sabe dónde está su norte ni tampoco su sur, desconoce el Sol y no quiere saber de su trayectoria. La clase política se cree a salvo de todo y de todos, sin embargo la ola del tsunami está cada vez más cerca, prometiendo arrasar esta infamia de olvidarse del soberano y hacer culto a la traición a las tradiciones y los valores. El problema de la ARGENTINA no es sólo la clase política, antes bien reside en su dirigencia de cualquier índole y factor, que pretende vender aquello que no es y que tampoco sabe. El sindicalismo se acuerda de los amigos obsecuentes, pero ha olvidado a sus trabajadores... mientras que el empresariado se mira al espejo para endiosarse y desconocer su funcionalidad social... y así, el obelisco está más invertido que nunca. Se habla de "derechos humanos" pero esos mismos humanos no tienen derecho alguno, salvo el pagar impuestos y sostener a los incapaces de un estado ausente. Marzo 06, 2011.-.
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