domingo, 8 de diciembre de 2019

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Apuestas en 2020 para la economía cubana

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Apuestas en 2020 para la economía cubana

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Turistas en una playa del balneario de Varadero, en el occidente de Cuba. El turismo se mantiene como la gran opción para la recuperación de la economía de país. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Turistas en una playa del balneario de Varadero, en el occidente de Cuba. El turismo se mantiene como la gran opción para la recuperación de la economía de país. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
CALI, Colombia, 3 dic 2019 (IPS) - En estos últimos meses se han acrecentado las sanciones desde la administración estadounidense de Donald Trump contra la economía cubana. Las medidas han añadido tensiones a una balanza de pagos y a unas finanzas públicas que ya estaban en una situación maltrecha debido al deterioro de los acuerdos con Venezuela desde 2015.
Las opciones para amortiguar estos choques van siendo menos. La expansión fiscal financiada con bonos públicos llegó a su límite. De hecho, el aumento salarial decretado en el sector estatal este año ha acentuado los riesgos inflacionarios. La crisis energética obligó a detener algunas inversiones y actividades industriales en el segundo semestre.
El consumo ha sufrido durante todo el año repetidos episodios de escasez. Todos estos factores deberían ubicar la economía cerca de la recesión en 2019. No obstante, hay que esperar que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información publique las cifras a finales de año, las cuales más de una vez han sorprendido con datos difíciles de entender.
Los esfuerzos diplomáticos internacionales del gobierno cubano son cruciales en un momento en que Washington intenta aislar a La Habana. Sin embargo, no es previsible que ello redunde en una recomposición significativa del portafolio comercial hacia estas naciones con las cuales se intenta estrechar lazos diplomáticos.
El autor, Pável Vidal
El autor, Pável Vidal
El problema radica en que la economía cubana se enfocó en las últimas dos décadas en un modelo de inserción internacional que dependía y sigue dependiendo de la exportación de servicios, principalmente servicios médicos y turismo.
Por tanto, aun cuando México, Rusia u otras naciones quisieran venderle petróleo a Cuba y afianzar las relaciones comerciales, Cuba no cuenta con capacidad de pago, ni con capacidad de venderle y competir, por ahora, en otros sectores diferentes a estos servicios.
Este modelo de crecimiento apoyado en la exportación de servicios ha estado en aprietos debido al entorno internacional de crisis venezolana y mayores sanciones de Estados Unidos. El cambio de ciclo político en el continente ha llevado a retirar las misiones médicas en Brasil, Ecuador y Bolivia.
Se contabilizan ya cinco años sin aumento real en las exportaciones totales de bienes y servicios (2014: -2.8%; 2015: -0.1%; 2016: -19.7%; 2017: 0,0% y 2018: -2.4%). Cuba va a seguir dependiendo del petróleo venezolano, y buscando todas las vías para burlar las sanciones de estadounidenses debido a que lo paga con los servicios médicos.
Para que Cuba pueda reorientar en el corto plazo sus compras de petróleo tendría esto que venir acompañado por un acuerdo con otras naciones para contratar servicios médicos cubanos, lo cual hasta el momento no se ha logrado y sigue teniendo una baja probabilidad de éxito.
Opciones: turismo, mejor trato a inversionistas extranjeros y reforma monetaria estructural
La apuesta a la inversión extranjera sigue siendo importante, pero habrá que sobreponerse al aumento del riesgo que implica la activación del título III de la Ley Helms-Burton. En cualquier circunstancia, el cálculo básico del inversionista será siempre comparar riesgo con rentabilidad futura.
Si crece por motivo del embargo el riesgo financiero, pues las autoridades cubanas tendrán que poner en marcha labores para reducir otros riesgos y a su vez multiplicar el retorno de los capitales foráneos en la isla. Ello incluye transformar las agencias empleadoras estatales, buscar arreglos monetarios con los inversionistas para minimizar la incertidumbre asociada a las monedas locales, entre otros.
La apuesta actual al turismo que han hecho las autoridades cubanas parece tener todo el sentido. Hoy se vislumbra como la única opción clara para aumentar las exportaciones en el corto plazo. A pesar de que ha tenido dos años malos, en su trayectoria histórica el turismo cubano ha mostrado capacidad de recuperación.
Las ventajas competitivas que han sostenido a largo plazo la tendencia creciente de la demanda por el mercado cubano siguen estando presente y se pueden acrecentar con las nuevas inversiones que se planifican en hoteles e infraestructura y con la mayor integración con el sector privado.
Junto al turismo, la otra opción de crecimiento económico parece radicar en una reorganización de las industrias nacionales y en una reubicación más eficiente del capital humano. Ello no implicará mayores exportaciones en el corto plazo, pero sí permitirá avanzar en la sustitución eficiente de importaciones y en un aumento de la productividad.
El gobierno tiene que acabar de ajustar el sector empresarial estatal que sigue subsidiando, que sobrevive gracias a la tasa de cambio oficial sobrevaluada (tanto del peso cubano como del peso convertible, el CUC), y que continúa empleando improductivamente una parte importante de la fuerza de trabajo.
La fuerza de trabajo es un recurso escaso en el mercado cubano debido a la emigración y el avanzado envejecimiento de la población. Tenerlo empleado en industrias estatales sin sentido económico añade notables ineficiencias al sistema productivo, reduce la productividad media de la economía y explica en gran parte los bajos salarios en el propio sector estatal.
Mantener a flote estas industrias estatales improductivas sigue encajando en el modelo socialista enraizado en la ideología oficial, pero en la práctica socava su poder político al debilitar a la economía.
El gobierno de Miguel Díaz-Canel podría ganar fuerza con una estrategia de cierre de empresas estatales ineficientes, aumentos de salarios en las empresas estatales productivas, expansión del sector privado, y mayores contribuciones impositivas desde una economía estatal y privada más dinámica.
En este escenario, sí serían posible mayores gastos fiscales no inflacionarios en salud, educación y en el resto del sector presupuestado. Sin embargo, esta reestructuración no es posible hasta tanto no se corrijan las tasas de cambio oficiales. No es posible medir qué empresas estatales hoy son efectivamente rentables y vale la pena defender y cuáles son irrentables y habría que cerrar.
Los balances financieros en el sector estatal han estado distorsionados por treinta años debido a la tasa de cambio sobrevaluada del peso cubano, y en los últimos años también del CUC.  La reforma monetaria, sobre todo la unificación y correcciones de las tasas de cambio oficial del peso cubano y del CUC, sigue siendo la madre de todas las medidas que requieren las industrias cubanas para aportar al crecimiento desde la productividad.
En estas últimas semanas el Banco Central publicó una nota explicando que algunos de los mercados minoristas estatales que operan en pesos convertibles van a empezar a ofrecer el cambio (vuelto) en pesos cubanos de manera experimental.
Junto a la decisión previa de redolarizar otros mercados, son disposiciones que confirman el objetivo final de sacar de la circulación al peso convertible. No obstante, la salida del CUC en algún momento tiene que involucrar un ajuste de la tasa de cambio e incluir a las empresas.
No es suficiente con que los mercados minoristas estatales operen con pesos, tiene que haber un ajuste cambiario de alguna magnitud. Ya en los mercados informales el CUC se ha devaluado alrededor de 15 por ciento en relación al dólar estadounidense, lo cual da una idea de la magnitud del ajuste cambiario que requiere el CUC, y además está pendiente el ajuste de la tasa de cambio oficial del peso cubano.
En otras palabras, los pasos importantes en la reforma monetaria estructural los veremos cuando el Banco Central comience a ajustar las tasas de cambio.
RV: EG
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