Los beneficios para el presidente empresario
La reforma fiscal favorece a los dueños de grandes propiedades inmobiliarias de uso comercial
Nueva York
El presidente Donald Trump JONATHAN ERNST REUTERS
La Casa Blanca insiste que el presidente Donald Trump pierde personalmente con la reforma fiscal. "Me costará una fortuna", aseguraba el mes pasado en un discurso en Missouri destacando los méritos de la nueva legislación. Es lo que el magnate dijo también durante la campaña electoral para llegar con su mensaje populista a la clase media. Lo que no puede negar es que su negocio familiar no vaya a beneficiarse con algunos de los cambios que se introducen en el sistema tributario.
Hay nuevas provisiones en la reforma fiscal que, de hecho, benefician a multimillonarios que, como Trump y algunos congresistas, gestionan grandes propiedades inmobiliarias o negocios familiares. En lugar de pagar un 40% de impuestos sobre los beneficios que generan sus negocios, tendrán que retener ahora un 30%. Además, sus contables podrán seguir jugando con las deducciones por la depreciación de los activos y otras puertas traseras que recoge la legislación.
Como señalan desde el Tax Policy Center, la fórmula pactada por los republicanos en la reforma del impuesto de sociedades “es ideal” para negocios que gestionan propiedades comerciales, porque no solo permite a los propietarios sacar tajada de un tipo impositivo más reducido sino que además pueden acogerse a deducciones muy generosas. Cuestiona, también, que este incentivo fiscal vaya a apoyar la creación del empleo por el tipo de sector que es.
“El presidente tratará de decir a los estadounidenses que su gran victoria política es para la clase media”, decía el senador demócrata Jack Reed en el debate previo al voto, “pero todo el mundo ve que va a beneficiar a los tipos de negocios que tiene”. Trump transfiere los beneficios que genera su empresa familiar a su fortuna personal, mientras que las grandes corporaciones -que tendrán un tipo del 21%- suelen hacerlo en forma de dividendos a los accionistas.
El senador Bob Corker es objeto de críticas porque se beneficia financieramente gracias a sus inversiones inmobiliarias. El de Tennessee fue el único miembro entre los republicanos que se opuso a la reforma fiscal cuando se adoptó hace unas semanas en el Senado. Dijo que disparaba el déficit. Sin embargo, cambió repentinamente de posición y apoyó de manera contundente la redacción que pactada con la Cámara de Representante. Argumenta que no estaba al corriente del efecto.
En cuanto al impuesto para las personas físicas, el gravamen en el tramo de renta más alto se rebaja del 39,6% al 37%. En ese caso, el beneficio no es tan grande. Y aunque no se aplica aún a la familia Trump, las grandes fortunas también reciben una ayuda por vía del impuesto de sucesiones. Los herederos estarán libres de pagar impuestos cuando los activos que pasan de manos no superen los 11 millones en el caso de los individuos y de 22 millones en las parejas.
Pese a ello, el presidente insiste que la reforma no le da ventaja sobre el resto de los contribuyentes. "Creerme, tengo amigos con mucho dinero que no están contentos", comenta el presidente, "es un regalo de Navidad increíble para la clase trabajadora". Su entorno no especifica como le afectará el cambio y tampoco tiene intención de publicar su declaración de la renta. Trump tiene una fortuna estimada en 2.860 millones de dólares, según Bloomberg. Su familia es una de las más ricas de EE UU.
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