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Políticas contra la basura plástica en los océanos, se buscan
- “La voluntad política es la clave del éxito en la lucha contra la contaminación de los océanos”, indicó Erik Solheim, director de ONU Medio Ambiente (OME), al frente de la campaña contra la basura plástica de mares y océanos, la escorrentía agrícola y los vertidos químicos, en diálogo con IPS.
“Se trata de construir capacidades para una gobernanza fuerte y para fortalecer el liderazgo político en estos asuntos”, subrayó Solheim, exministro de Ambiente y Desarrollo Internacional de Noruega, días antes de la Asamblea de OME, que comenzó este lunes 4 y se extenderá hasta el miércoles 6, en su sede de Nairobi.
“Uno de los grandes cambios ha sido comprender el tema (de la contaminación marina) y darse cuenta que hay que hacer frente a un problema extremadamente serio. Por eso comenzamos a ver varias iniciativas”, indicó.
“A escala comunitaria, hay equipos de limpieza que realmente hacen un trabajo extraordinario llamando la atención sobre el problema”, indicó.
“También vemos al sector privado tomar medidas serias. Por ejemplo, Dell cambia su envasado. Ciertas cadenas nacionales e internacionales cambian sus prácticas, por ejemplo, usando papel en vez de plástico o eliminando sorbitos de plástico”, añadió.
“Luego está la acción de gobiernos. Algunos países prohibieron los microplásticos y otros las bolsas plásticas. Kenia, Ruanda y Bangladesh, por ejemplo, son líderes reconocidos en la lucha contra la contaminación plástica”, añadió.
“Eso apunta a una mayor comprensión del problema de la basura marítima y a la decisión de tomar medidas concretas. Por último, el problema está río arriba. Necesitamos que la industria cambie. Necesitamos que la gente ejerza su poder como consumidores”, indicó Solheim.
La “economía política de la contaminación es cuando grupos de presión interesados se benefician externalizando los costos de producción y descargando desperdicios no deseados al ambiente. Legisladores contra el plástico se enfrentan a una industria plástica, que moverá unos 654.000 millones de dólares en 2020”, explicó Joachim Spangenberg, del alemán Centro Helmholtz de Investigación para el Ambiente.
Dow Chemicals, Du Pont, BASF, ExxonMobil y Bayer son actores clave del sector, por ejemplo.
Los gobernantes tienen el poder de hacer frente a la “economía política” de la contaminación, opinó .
Malos hábitos alimentarios atentan contra posibles beneficios de los océanos
De seguir todo igual, entre 2010 y 2030, la economía oceánica podría duplicar su valor global a tres billones (millón de millones) y crear 40.000 millones de puestos trabajo, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de 2016.
El crecimiento de la economía oceánica se debe a industrias tradicionales y emergentes, alimentos marinos, energía, transporte, minerales, medicamentos, turismo e innovaciones.
El impacto sobre la salud oceánica reducirá sus posibilidades de crecimiento.
“Necesitamos que los gobiernos hagan pagar a los contaminadores, y esforzarnos más para reciclar, reutilizar y gestionar los desperdicios. La solución es, primero, impedir que la basura termine en el océano”, subrayó Solheim, en diálogo con IPS.
La contaminación de los desperdicios plásticos en los océanos cuesta 8.000 millones de dólares.
“La contaminación por desperdicios plásticos vertidos en el océano le cuesta al mundo por lo menos 8.000 millones de dólares al año, pero es una estimación subestimada teniendo en cuenta las consecuencias acumuladas a largo plazo”, dijo el director de OME.
Entre 4,8 millones y 12,7 millones de toneladas de desperdicios plásticos llegan al océano cada año, 80 por ciento de las cuales procedentes de fuentes terrestres a causa de la inadecuada gestión de la basura.
La producción de plástico aumenta entre cuatro y cinco por ciento al año, según el Instituto Worldwatch.
La contaminación está en todas partes, aun en una diminuta isla inhabitada del océano Pacífico, sin contacto humano, tenía 18 toneladas de plásticos, y también se encontraron a unos 11 kilómetros de profundidad, el punto más profundo del océano en la fosa de las Marianas, subrayó.
Distintas fuentes terrestres vierten la mayor parte de desperdicios y contaminantes a los océanos y las aguas costeras, la mayoría a través de los ríos. La agricultura y la agroindustria, la pesca, la acuicultura, el sector petrolero, las aguas vertidas, el empaquetado, las industrias extractivas y farmacéuticas son las principales fuentes.
En las regiones costeras, donde vive 37 por ciento de la población mundial, la basura plástica puede ser responsable de atrofiar el desarrollo neurológico, causar enfermedades cardíacas y renales, así como cáncer, esterilidad y trastornos hormonales.
Algunas de las consecuencias menos conocidas de la ingestión de microplásticos (de menos de cinco milímetros) en las criaturas marinas puede afectar la fertilidad femenina y hacer crecer tejido reproductivo en los peces machos, causando su feminización.
Los químicos de los plásticos causan trastornos de la tiroides en las ballenas, cáncer de hígado y disfunciones endocrinas, señala el informe de contaminación de OME de este año.
¿Por qué demoran en aprobarse políticas contra los microplásticos?
“Se trata de presentar la acción ambiental de forma positiva y constructiva. Tenemos que dejar de verlo como un costo o un sacrificio, sino como una oportunidad para la salud y beneficios para la economía y el planeta”, explicó Solheim.
El gobierno de Kenia prohibió hace poco las bolsas de plástico. “Inevitablemente, hubo quejas de algunos fabricantes, pero tenemos que considerar los beneficios de cambiar a un empaque más sostenible”, recordó.
“Existen beneficios para el turismo, pues nadie quiere hacer un safari y ver bolsas de plástico volando en la sabana o pasar las vacaciones en playas llenas de plástico. También hay beneficios para la cadena alimentaria”, añadió.
“Hacer frente a la contaminación se ha asociado con un costo no deseado para la industria y una desventaja para el crecimiento económico”, reconoce Solheim en su “Visión para un planeta libre de contaminación”, antes de la Asamblea de la OME.
“Pero ahora está claro que el desarrollo sostenible es la única forma de desarrollo que tiene sentido, incluso en términos financieros y económicos”, añadió.
“Si no se toman medidas, nos encaminamos hacia el último costo: la destrucción de nuestros océanos. Es más barato prevenir la contaminación ahora que limpiar en el futuro”, dijo a IPS.
Hacer que los países miembros de la OME prioricen el tema de la basura plástica en los océanos está en la agenda de la Asamblea de la organización, en la que participan los jefes de Estado y de gobierno de los 193 estados miembro, ministros de Ambiente, gerentes de compañías, científicos de la NASA, activistas y artistas con el fin de fijar compromisos para la protección del ambiente.
Traducido por Verónica Firme
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