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Oleada moralista en Brasil resucita censura a las artes
- No es aún política oficial porque la censura no es asumida abiertamente por las actuales autoridades, pero se multiplican los vetos de facto a manifestaciones artísticas por presiones moralistas en Brasil.
La ofensiva afecta el mundo artístico en general, no solo a los espectáculos o muestras que se han cancelado directamente en los últimos meses.
“Repercute en todo nuestro trabajo, porque nos inhibe por temor a reacciones y los patrocinadores ahora pensarán diez mil veces antes de aportar recursos a una obra”, evaluó Nadia Bambirra, actriz, directora de teatro y profesora de interpretación.
“Lo que tenemos por delante es, más que preocupante, desolador...La marea del conservadurismo azota el mundo, y América Latina no es inmune a ese fenómeno, como se observa en Argentina y Brasil, lo que viene a confirmar la vuelta de vientos que parecían desvanecidos en el pasado”: Eric Nepomuceno.
Todo eso agrava las dificultades del sector cultural, en un momento ya desfavorable por los fondos públicos en retracción y la crisis económica que escasea el público y los apoyos financieros privados, acotó a IPS.
La oleada represiva se hizo dramática a partir de septiembre, cuando el centro Santander Cultural canceló la muestra “QueerMuseu, Cartografías de la diferencia en el arte brasileño” un mes antes de su clausura, tras acusaciones de promover pedofilia y zoofilia y practicar blasfemias.
La muestra, con 264 obras de pintura, dibujo, escultura y otras artes plásticas de 85 artistas brasileños, se inauguró el 15 de agosto y tenía su clausura prevista el 8 de octubre, en Porto Alegre, capital del meridional estado de Rio Grande do Sul.
Una campaña por las redes sociales, impulsada principalmente por el Movimiento Brasil Libre (MBL), diseminó rechazos y críticas por internet. El MBL tiene posiciones radicales contra derechos sociales, como el de la vivienda, así sean constitucionales, mientras en el plano político respalda a candidatos de derecha extrema.
El Banco Santander decidió poner fin a la muestra en su sede cultural porque “fue considerada ofensiva por algunas personas y grupos” que identificaron “falta de respeto a símbolos y creencias en la muestra”, según su “mensaje a los clientes” para explicar la medida.
Protestas de artistas, intelectuales y de movimientos de la diversidad sexual acusaron a la entidad española de ejercer la censura, al ceder a acusaciones contra algunas obras que ya son conocidas hace décadas.
La defensa y las explicaciones no evitaron que la muestra fuese también cancelada en Río de Janeiro, donde iba a exponerse en octubre.
El prefecto (alcalde) Marcelo Crivella, obispo de una iglesia cristiana evangélica, prohibió su exhibición en el Museo de Arte, una institución de la municipalidad asociada a una fundación privada, acogiendo las acusaciones hechas al QueerMuseu en Porto Alegre.
“Censura nunca más”, protestaron cineastas y actores en el Festival de Río, muestra internacional de cine realizada entre el 5 y el 15 de octubre. La movilización de los medios artísticos y culturales no logró revertir la decisión ni, hasta ahora, un nuevo local para exhibir la muestra.
El brote moralista recibió más combustible en la metrópoli sureña de São Paulo, donde el Museo de Arte Modernoinauguró su 35 Panorama del Arte Brasileña con una performance de un artista desnudo.
Un video mostrando una niña que le tocó la mano y la pierna a hombre inmóvil y acostado generó una avalancha de protestas, con acusaciones de pornografía y pedofilia.
El Ministerio Público (fiscalía) investiga si hubo una violación del Estatuto de la Niñez y la Adolescencia por quienes divulgaron el video, exponiendo a la niña y la madre que la llevó a la presentación supuestamente inadecuada a la niñez.
Las acciones de intolerancia contra la libertad de expresión artística proliferaron en Brasil en los últimos meses.
El bailarín Maikon Kempinski fue detenido por algunas horas el 15 de julio por la Policía en São Paulo al presentar una performance en que se desnudaba. Dos meses después una obra teatral fue prohibida por la justicia en Jundiaí, a 60 kilómetros de São Paulo, porque una actriz transexual interpretaba a Jesucristo.
El grupo teatral pudo presentarse en ciudades cercanas en los días siguientes, atrayendo un gran público e intensos aplausos, en lo que evidencia que la censura parte de grupos aislados. Pero en fines de octubre la obra volvió a ser prohibida judicialmente en Salvador, capital del nororiental estado de Bahia.
En Río de Janeiro, la Prefectura (alcaldía), imbuida del sesgo evangélico de su alcalde, sigue obstruyendo actividades culturales, cuidándose de no caer en prohibiciones oficiales y ostensivas.
“Mi novio tuvo su pintura censurada en la muestra ‘Corto-circuito’”, de artes visuales sobre diversidad sexual, que no se pudo realizar en las fechas previstas, en octubre, contó Bruna Belém, bailarina e investigadora de artes corporales que inicia una maestría sobre Estudios Contemporáneos de Artes.
La Secretaria de Cultura de la Prefectura impidió la muestra en un centro cultural de la Municipalidad, alegando problemas en las instalaciones eléctricas locales.
Pero además “ocho obras desaparecieron y solo fueron devueltas dos semanas después”, señaló Belém a IPS, corroborando en su opinión las sospechas de que se trató de sabotear el programa “Octubre por la Diversidad”, que incluía también espectáculos teatrales en el mismo local e igualmente suspendidos.
“La capacidad de manipulación” del gobierno, en este caso municipal, que se vuelve “en contra de la libertad de expresión”, lamentó la bailarina y activista. “Los primeros atacados son los artistas que trabajan con el cuerpo, las performances, fotografías, teatro, danza”, apuntó.
Ejemplificó con otro caso, el de su maestra de danza, que presentó una performance que comprende la desnudez en un encuentro tras la clausura en el mismo Museo de Arte de Río de Janeiro. De esa forma la audiencia se limitó a sus pares, excluyendo el público visitante que se esperaba alcanzar.
Por esos subterfugios se nota que las actuales autoridades conservadoras, especialmente en las alcaldías de las mayores urbes brasileñas, São Paulo y Río de Janeiro, no se atreven a prohibir directamente las manifestaciones artísticas después de tres décadas de redemocratización del país, afirmando la libertad de expresión.
“Hay resistencia”, confía Belém.
Ante el “patrullaje moral”, la tendencia es limitar las artes a espectáculos musicales y obras anodinas, abandonando las de vanguardia, que molestan, teme Bambirra. “Pero en el medio de esa ola neonazi puede surgir algo sorprendente, transformador, en la búsqueda de nuevos espacios”, sostuvo esperanzada a IPS.
Con el actual gobierno, presidido por Michel Temer desde mayo de 2016, “la ola conservadora se consolidó y se extendió a todas las instituciones, especialmente al Congreso Nacional y sectores del Poder Judicial”, según Eric Nepomuceno, escritor y exsecretario de Intercambio y Proyectos Especiales del Ministerio de Cultura.
Temer pertenece al centrista Partido Movimiento Democrático Brasileño, pero es considerado un conservador en temas religiosos, sociales y de género. El politico de 77 años sobrevive envuelto en escándalos de corrupción y con tres por ciento de respaldo popular, según las últimas encuestas.
Su gobierno depende del apoyo parlamentario de partidos de derecha y de bancadas temáticas, como la de los ruralistas (terratenientes) y los evangelistas que exigen medidas y leyes conservadoras, como flexibilización de reglas laborales y ambientales, además de frenos en el combate al trabajo en condiciones de esclavitud.
A los episodios de censura y a los movimientos extremistas como el MBL se agrega “el desprecio del gobierno de Temer por la cultura, una especie de venganza ante el hecho de que casi todos los artistas e intelectuales rechazan su figura”, acotó Nepomuceno a IPS.
“Así, lo que tenemos por delante es, más que preocupante, desolador”, porque “la marea del conservadurismo azota el mundo, y América Latina no es inmune a ese fenómeno, como se observa en Argentina y Brasil, lo que viene a confirmar la vuelta de vientos que parecían desvanecidos en el pasado”, concluyó.
Editado por Estrella Gutiérrez
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