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El cuidado de las personas es otro motor para América Latina
- Los sistemas integrales de cuidados de las personas son una pieza clave para la recuperación socioeconómica de América Latina y el Caribe, plantearon dos entidades de las Naciones Unidas en un documento divulgado este miércoles 19.
Los gobiernos de la región deben colocar esas tareas en el centro de las respuestas ante la pandemia covid-19, señalaron ONU Mujeres, la agencia de las Naciones Unidas que promueve la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Para ello, deben crear “paquetes de incentivos y recuperación, promoviendo sistemas integrales que aseguren el acceso al cuidado a las personas que lo requieren y garantizando los derechos de las personas que los brindan”, se afirmó.
“La inversión en políticas de cuidados genera un triple dividendo ya que, además de contribuir al bienestar de las personas, permite la creación directa e indirecta de empleo de calidad y facilita la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo”: María Noel Vaeza.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, pidió un enfoque integral para “incorporar a todas las poblaciones que requieren cuidados y generar sinergias con las políticas económicas, de empleo, salud, educación y protección social, sobre la base de la promoción de la corresponsabilidad social y de género”.
Esa sería “la única manera de afrontar con éxito las diversas consecuencias e impactos económicos y sociales causados por la pandemia, y lograr reconstruir con mayor igualdad y sin dejar a nadie atrás”, afirmó Bárcena.
María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres, planteó que “esta crisis es excepcional y requiere de cambios profundos y la ampliación de la protección social, lo que implica nuevos contratos sociales”.
Según la responsable, “la inversión en políticas de cuidados genera un triple dividendo ya que, además de contribuir al bienestar de las personas, permite la creación directa e indirecta de empleo de calidad y facilita la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo”.
Eso supone “un retorno de ingresos para el Estado vía impuestos y cotizaciones”, pero si no se asumen políticas de corresponsabilidad en materia de cuidados “esta crisis puede dejar a muchas mujeres fuera de la economía y sin poder ejercer sus derechos económicos y sociales”, dijo Vaeza.
El documento de Cepal y ONU Mujeres planteó que “la actual distribución de las responsabilidades de los cuidados es sumamente desequilibrada, recayendo
principalmente en los hogares y siendo realizada mayoritariamente de manera no remunerada por las mujeres”.
Desde antes de la pandemia, las mujeres en la región dedicaban el triple de tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado y, según el documento, esta situación se agravó por la creciente demanda de cuidados y la reducción de la oferta de servicios por las medidas de confinamiento y distanciamiento social.
A pesar de su importancia, este trabajo “sigue siendo invisibilizado, subestimado y desatendido en el diseño de políticas económicas y sociales” en la región.
Como reflejo del estereotipo de la feminización del cuidado, en el ámbito del trabajo de cuidados remunerados, “las mujeres también están sobrerrepresentadas en estos empleos caracterizados en general por una baja remuneración y condiciones laborales precarias”.
Cepal y ONU Mujeres proponen avanzar en el levantamiento rápido de datos sobre los impactos de la covid en el trabajo de cuidados no remunerado y en los servicios de cuidado infantil y de personas mayores o con discapacidad.
En sus recomendaciones, a gobiernos y otras instituciones, figuran medidas como asegurar que los servicios de cuidados sean considerados prioritarios, garantizando su realización de manera segura durante el período de confinamiento.
Agregan la flexibilización de las condiciones para el acceso a bonos, subsidios para el acceso a servicios de cuidado, promoción de la corresponsabilidad del sector empresarial durante el confinamiento y campañas para visibilizar la sobrecarga de las mujeres en las labores de cuidado.
Igualmente, recomiendan expandir la protección de las personas que desempeñan tareas de cuidado tanto de forma remunerada como no remunerada, invertir en infraestructura de cuidados, en tecnología y sistemas de transporte que ahorren tiempo, e integrar la economía del cuidado en las políticas macroeconómicas.
A-E/HM
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