¡Hola, Victor Norberto (el dispreciau), buenos y muy monárquicos días!
¿A que tú también opinas que no van a por este Rey?
¡Van a por el Rey reinante! La que quieren es la cabeza de Felipe VI. Aunque preparen la guillotina para Juan Carlos I.
La izquierda gobernante ha conseguido imponer en el ideario colectivo la impronta de una nueva república en construcción, el revanchismo ideológico y divisor, la superación de los consensos constitucionales, y la progresiva caducidad de una Monarquía venida a menos abocada a la renuncia o al exilio.
El diagnóstico revisionista dibujado por la izquierda es demoledor porque en cualquiera de sus variantes el resultado final seguirá siendo el mismo: la Corona sobra. (Manuel Marín: La trampa republicana)
¿Y por qué ese odio a la corona? ¿Acaso creen de verdad lo que dicen sobre su república, eso de que es más democrática y blablablá?
Repúblicas dictatoriales
A decir verdad, hay más repúblicas totalitarias que monarquías medievales. Y lo corroboran todos los observatorios, think tanks y organismos internacionales dedicados a evaluar los regímenes políticos de todo el mundo:
Si consultamos el Democracy Index, elaborado por The Economist Intelligence Unit, observamos que entre las 22 full democracies, o democracias completas, se encuentran todas las monarquías europeas con la excepción de Bélgica.
Si hacemos lo propio con el Freedom in the World, de Freedom House, veremos que entre los 83 Estados free se encuentran todos las monarquías europeas.
Cosa que también sucede con el Rule of Law Index (entre los 23 Estados respetuosos con el Estado de derecho se encuentran todas las monarquías europeas), con el The Gobal State of Democracy (entre los 14 Estados que cumplen con los patrones democráticos se encuentran todas las monarquías europeas) y con el Varieties of Democracy del V-Dem Institute (entre los 35 Estados considerados como democracias liberales se encuentran todas las monarquías europeas). (Miquel Porta Perales: Max Weber y la Monarquía)
Monarquía es democracia en el siglo XXI, en Occidente, en Europa. Es garantía de libertad.
Y quienes por aquí defienden la república no son precisamente los adalides de la libertad: todos salen o del PCE descendiente de la sanguinaria Dolores Ibárruri o del PSOE más arcaico, el que entronca con el soviético Largo Caballero.
Y uno se siente, ¿cómo decirlo? Más “en casa”, más confortable en una monarquía como la nuestra que en una república como la que propone Podemos. Más seguro. Más libre.
Pero aun así, se diría que el Rey está solo. ¿Puede hacer algo para enfrentar la operación guillotina puesta en marcha desde el Gobierno de España?
Ya lo ha hecho, ha llegado hasta más allá de donde algunos le hubiéramos pedido:
Es Don Felipe quien desautorizó antes que la propia izquierda las turbias actividades del pasado que hoy investiga la Fiscalía…, por cierto con un reducidísimo margen para la presunción de inocencia.
Pero por desgracia, ese derecho hace tiempo que dejó de estar vigente en España convenientemente sustituido por la pena de telediario, (Manuel Marín: La trampa republicana)
Miquel Porta Perales, el del artículo sobre la calidad democrática de las monarquías, cita a un caballero que desconocía, Tristan Garel-Jones, chambelán de la corte británica y tesorero de la Reina, quien tiene muy claro cuáles son los valores de la monarquía frente a la república, y también sus debilidades:
Esas familias [reales de España o Gran Bretaña] que tan eficazmente representan no solamente nuestras «marcas» nacionales, sino también la esencia más profunda de nuestros países son miembros, con todo lo que ello supone, de la raza humana.
A veces les tocará pasar lo que mi Reina llamó un «annus horribilis». Buen momento para mostrar al mundo entero de qué madera está hecha la «marca» española. (Tristan Garel-Jones: Monarquía: un debate fácil de ganar)
La “marca” monárquica española, la que nos ha tocado vivir a nuestra generación, a la anterior y diría que a las próximas, no podría ser más positiva. También en opinión de los que no venimos de un entusiasmo monárquico secular.
Así que larga vida al Rey y a la institución.
¡Y váyanse al cuerno con sus republiquitas!
El ultraPSOE
La caótica situación que vivimos en España no sería posible sin un Sánchez en el PSOE. Sin un tipo destruyendo su propio partido para coronarse como rey republicano.
Cierto que no fue él quien puso en marcha la fábrica de destrozar la nación. Su predecesor, Zapatero, no llegó a reinar pero aniquiló toda traza de cordura política en su partido y de esa manera allanó el camino al futuro monarca republicano:
El día que Pedro Sánchez fue elegido secretario general por las bases, en mayo de 2017, murió el partido socialista de la Transición y nació el de la ruptura.
Purgó la organización, cambió los estatutos, vinculó el proyecto a su persona, y pactó con los de la “pesadilla”, el Frankestein que decía Rubalcaba. En tres años el PSOE es otro.
A la sombra del sanchismo han crecido quienes quieren encabezar su 'revolución pendiente', animados por el populismo guerracivilista del presidente.
Como decía Pierre Bourdieu, el sociólogo de moda entre los izquierdistas, el Derecho no detiene a quien se cree en posesión del poder para constituir un país a su servicio. (Jorge Vilches: ¿Qué es eso que llaman PSOE?)
Inquietudes contemporáneas
Lo que nos sucede no sería posible sin este PSOE sanchista y trabucaire y sin un sistema educativo fracasado, que durante décadas ha educado en la idiotez, creando ciudadanos que dan más valor a un presentador de tarde de Telecinco que a un debate parlamentario.
En esas está la mayoría. Rebozándose en la mierda. Y a tal indigencia, tal resultado, pasemos a las pruebas. Así son las inquietudes de nuestros jóvenes y su capacidad de elaboración de pensamiento crítico:
El País demediado
El agujero negro que todavía denominamos “sistema educativo” explica nuestra miseria política y nuestra corrupción. Y también lo explican los medios de comunicación que algunos todavía califican de “serios”.
Desde su nacimiento, El País ha gozado de tan inexplicable prestigio. Tal vez porque siempre se ha admirado de él más la forma que el contenido, más el parloteo alrededor del oficio, el mirarse al ombligo (eso que tan bien y tan impúdicamente hacen los grandes medios norteamericanos), que sus titulares y noticias.
El panfleto en que se ha convertido El País cambia ahora de dirección. Y con tal motivo un bloguero de nombre George Kaplan ha colgado un significativo hilo en Twitter, seleccionando algunas de las noticias aparecidas en ese medio.
Comparto contigo algunas de ellas, para que tengas munición cuando alguien te diga que ese es un gran periódico:
El País
Intervíu, o las cabeceras de los primeros años del Grupo Zeta, las revistas del destape, eran breviarios para calvinistas comparados con El País. Pero ya se sabe, cría fama y échate a dormir.
La cita
El republicanismo “moderno” es una reacción atávica hacia los tiempos medievales. “Yo soy progre, luego ¿no puedo ser monárquico, verdad?”
La amenaza
Y la imagen
Victor Norberto (el dispreciau), que Dios (y nuestro esfuerzo y activismo) nos libre de Sánchez I, el monarca republicano que quiere el trono para construir un país a la medida de su corona(virus).
(el dispreciau) dice: nadie tiene corona, ni siquiera los que se la arrogan... los reinados enseñan la peor de las caras de los desconciertos medievales... los reyes actuales son portadores de corona pero tan incapaces como sus antecesores... junio 17, 2020.-
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