miércoles, 15 de abril de 2020

El Brief: Y pediremos un Nuremberg | Actuall | los miserables están a salvo...

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Victor Norberto (el dispreciau), buenos días.
¿Cambiará el mundo después de la epidemia? 
¿Cambiará España por causa del coronavirus? 
Los hay que parecen muy convencidos:
En este momento hay confinados en el planeta alrededor de 1.500 millones de seres humanos, la mayoría en los países más industrializados o económicamente más dinámicos. El motor de la actividad productiva, mercantil, financiera y social del mundo está parado y nadie tiene una idea de cómo ni de cuándo será posible volver a arrancarlo. ¿De veras crees que después de este estrago vamos a regresar a la normalidad de antes como si nada hubiera pasado? (Ignacio Camacho: Ahí fuera)
Mi impresión es que no cambiará nada de nada a no ser que lo cambiemos nosotros...
  1. Con nuestra movilización, para hacer visibles nuestros valores.
  2. con nuestro voto consciente, para que los partidos espabilen y asuman y defiendan aquello que defendemos. 
O sea, con ambas cosas a la vez, movilización y voto. Porque sin la primera, la segunda saldrá rana, como tantas y tantas veces.
En 2018, la prioridad estelar del Gobierno fue... ¡Franco!, muerto en 1975. 
A comienzos de este año, cuando ya teníamos la amenaza encima (véase la portada de ABC del 31 de enero), los temas que los ocupaban era modificar el Código Penal para indultar a Junqueras y sostener a Sánchez, subir los impuestos a las empresas y la clase media, la ley del «sí es sí», la eutanasia, el feminismo y arreglar el problema del clima desde un país de 47 millones de vecinos, irrelevante ahí, pues quienes manchan son China, India, Estados Unidos y Rusia. 
Andaban a lo que andaban. Y así les va. (Luis Ventoso: Andaban a lo que andaban)
Cada día aparecen más reflexiones sobre las consecuencias de la epidemia y sus efectos en la vida pública y privada. Y muchas de ellas advierten sobre los peligros de la sumisión al Estado en nombre de la seguridad personal.
Así que volvemos al Discurso de las cuatro libertades del que hablábamos en el Brief de ayer: después de la salud, lo que está en juego con la Covid-19 es nuestra libertad, la de cada uno de nosotros. Y la de todos como nación.
Después de la epidemia, ¿queremos vivir en una democracia liberal o en una democracia socialista?

Los límites del Estado

Frente a la voracidad de la izquierda en el poder, que nunca considerará al Estado lo suficientemente grande y lo suficientemente entrometido en la vida privada de sus ciudadanos, y frente al liberalismo más extremo, que querría ver al Estado reducido a lo mínimo, a ver a qué te suena esta frase:
Dar autonomía a la sociedad y utilizar el Estado para garantizar esa autonomía, protegiendo y garantizándola. 
Es la opinión del profesor Ángel Rivero, de la Universidad Autónoma de Madrid, analizando el papel de la democracia cristiana en la política europea del siglo XX:
Nos encontramos autoritarios de izquierda o derecha, y ahí los cristianodemócratas encuentran su espacio natural, su posición tradicional, la resolución de la cuestión social a través del doble movimiento de dar autonomía a la sociedad y utilizar el Estado para garantizar esa autonomía, protegiendo y garantizándola.
La democracia cristiana tiene mucho futuro. Si los democristianos consiguen colocar ese mensaje en un clima muy polarizado y simplificado, tienen buenas expectativas. (Nacho Alarcón: La resaca del Covid-19, ¿la nueva ‘happy hour’ de los democristianos?)
Si consiguen colocar...”. Esa es la clave. Y la teoría. Porque en la práctica, si nos fijamos en España e imaginamos que el partido más próximo a las posiciones democristianas es el PP, sucederá que:
En la batalla campal que hay en el conservadurismo, los democristianos no lo tienen fácil, incluso si su mensaje pudiera tener buena acogida en estos momentos. No lo tienen sencillo a nivel europeo, donde estas formaciones están desaparecidas en algunos países como Italia, y por supuesto no lo tienen fácil en España.
La democracia cristiana “es una ideología muy seductora en muchos sentidos, pero el populismo de derechas ha ocupado ese espacio. Es, hoy, la principal alternativa al socialismo y al liberalismo. Operan una visión anti-establishment y anti-élites, y eso parece ser más potente ahora mismo que un mensaje democristiano”. 
Porque los democristianos, precisamente, son establishment y élite. (Nacho Alarcón: La resaca del Covid-19, ¿la nueva ‘happy hour’ de los democristianos?)
¿Tú qué opinas? ¿Tiene razón el analista o bien hay espacio todavía en la derecha a pesar del populismo? ¿Quién lo tendrá más fácil en la España poscovit? ¿El PP o Vox?
En cuanto a la izquierda, enseguida vamos con ellos, antes permíteme. 

Para entender la pandemia

Para entender en profundidad lo que significa esta enfermedad me han sido de gran ayuda dos testimonios que he leído estos días y quisiera compartir contigo hoy, Victor Norberto (el dispreciau).
Pero te aviso, son testimonios duros, fuertes, de esos que agitan el corazón y te hacen pensar.
El primero es el Fernando Garea, que escribe sobre su madre y la epidemia:
Es política que haya miles de ancianos muertos en esas residencias sin que haya un gran escándalo. O que se les postergue en los hospitales.
Esta enfermedad, esta crisis, es especialmente injusta con las personas que, como mi madre, vivieron aquello [la guerra civil]. Sufrieron aquello, pasaron hambre, siguieron adelante y se sacrificaron para que los de mi generación fuéramos universitarios, para que nuestros hijos vivieran como nunca se ha vivido.
Y a los que mueren ni siquiera se les puede despedir, ni hacerles el entierro que ellos (previsores) han pagado durante décadas, apartando de su dinero (escaso) una parte para, cuando llegara el momento, no ser una carga para nosotros.
Ellos, que empezaron sus vidas sabiendo de fosas comunes, de entierros clandestinos y de desaparecidos. (Fernando Garea: No merecían este horror)
Y el segundo testimonio que ilustra tan bien esta tragedia es el relato que el periodista David Tejera ha hecho sobre su propia estancia, al borde de la muerte por Covid-19, en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. 
El suyo es un terrible testimonio en primera persona y el mejor homenaje que se puede hacer al personal sanitario. 
Y en su último párrafo es también demoledor con la clase política de nuestros días:
Ni imaginas la furia que te cabe dentro cuando mejoras algo. Furia contra los de ahora y los de antes. Furia cuando logras verles en las noticias. Cómo escupen palabras, cómo vuelan las balas desde sus trincheras. La vergüenza ajena. Ni imaginas. (En primera persona: "Ni imaginas la furia que te cabe dentro cuando mejoras”)
Rindo homenaje a Garea y Tejera por estos dos artículos. ¡Muchas gracias por contar la epidemia desde la honestidad!

La necesidad de un Nuremberg

Muchos son los que llevan días hablando de responsabilidades por la epidemia, pero ha sido Miquel Jiménez en este artículo quien ha sentado a la gestión de la Covid-19 en el banquillo que le corresponde:
Habrá que celebrar un Nuremberg aquí, sentando delante de la justicia a los responsables de esta masacre social que va a cobrarse miles de muertos y millones de damnificados económicos. 
Habrá que acusarlos formalmente de alta traición a todo un pueblo, de haberle mentido, de negarle auxilio en trance de muerte, de cobardía, de malversación de fondos. 
Habrá que señalarles con el dedo acusador en nombre de nuestros ancianos, a los que se está dejando morir en las residencias; habrá que acusarlos de permitir la muerte a sangre fría de nuestro personal sanitario, a quien se le deniegan los medios de protección necesarios; por tener información acerca de la gravedad de la pandemia y ocultárnosla, con tal de mantener sus fines políticos; por ser causantes de millones y millones en pérdidas económicas, de millones de puestos de trabajo, de millones de empresas cerradas, de autónomos hundidos, de tejido productivo que difícilmente será recuperable en todos los sectores; los acusaremos de incompetencia, y ya veremos si de algo más, en lo que respecta a la compra de material sanitario que llega tarde y mal cuando. (Miquel Jiménez: La necesidad de un Nuremberg)

Una izquierda que oculta la realidad

La izquierda es capaz de manifestarse por las calles para protestar indignada por la muerte de un perro.
Pero oculta y hasta niega la realidad cuando esta le perjudica. 
Es capaz de acusar a otros de todo tipo de irregularidades y aun delitos, mientras los comete alegremente sin intención de rendir cuentas por ello.
Dobles, triples raseros, los que haga falta. 
Hasta la fecha, la única política exterior de la izquierda en el poder ha sido encargar a misteriosos proveedores enormes pedidos que o no llegan nunca, o llegan averiados.
La gran pregunta es “qué esconde Sánchez tras el timo chino del test y los respiradores”. Y tras las mascarillas que nunca llegan. Y tras cada una de sus promesas.
Nuestra izquierda también ha hecho otra cosa: pedir a la Unión Europea que nos dé dinero porque el que teníamos se lo ha gastado la susodicha en comprar votos, que ese es el nombre real de tanta subvención y tanto gasto rarito.
Por lo demás, Sánchez & Iglesias se han apresurado a criticar a países como Hungría, a cuyos gobiernos tachan de ultras. 
Es de admirar, por citar un caso, que se critique a Budapest por su decisión de gobernar solo por decreto mientras dure la crisis del Covid-19 (una medida por cierto aprobada por el Parlamento húngaro), cuando Pedro Sánchez está haciendo exactamente lo mismo aunque, eso sí, no lo pregona. 
Resulta que Orban obtuvo en 2018 en unas elecciones impecables los dos tercios del Parlamento, y Sánchez se ha quedado muy lejos de esa cifra en los últimos comicios. 
Pero más admirable aún es la falta de reacción de los gobiernos ultraliberales de la UE cuando el vicepresidente del Gobierno español, Pablo Iglesias, propone utilizar la crisis del coronavirus para aplicar medidas comunistas como la expropiación de cuentas y empresas privadas. Eso sí que se merece un ultimátum por parte de la UE. (Francisco de Andrés: Orban, el malo de la película)
Doble rasero. Como el que están utilizando las televisiones del régimen, que además de hacerle la ola a Sánchez & Iglesias, parecen ignorar toda realidad que no sea el virus y… 
Tic tac tic tac...
¡Sí, premio, y la violencia “de género”!
Si solo te informas por las teles acabarás creyendo que hay un número inmenso de hombres confinados dedicados a matar a sus mujeres porque son mujeres (que no por otra cosa, según dicta el feminismo). 
Y sin embargo...
¿Por qué en las televisiones del régimen solo aparecen el virus y el machismo como noticias relevantes desde hace semanas?

La atareada

Tal vez porque...
Tal vez porque si no se hablara de violencia “de género”... ¿ella no existiría
El marido ya se busca la vida pisándole el terreno a Sánchez, pero ella se diría que está a la pata quebrada y en casa, así que…

El género de los fallecidos

Así que vamos a aprovechar el virus para vender demagogia populista progre
Y sin olvidar lo importante que es manipular las palabras, en este caso lo que llaman “lenguaje inclusivo”: 
De repente el uso repetitivo de los géneros masculino y femenino en lugar de emplear el masculino como genérico se ha reducido drásticamente. Nos hemos pasado dos años torturados con el «todos y todas», «españoles y españolas», «médicos y médicas», «Consejo de ministros y ministras» y de repente han echado el freno. 
El doble género ha desaparecido por obra y gracia del coronavirus. 
En las cifras diarias sólo hay «muertos», no «muertos y muertas». Nada más hay «contagiados», no «contagiados y contagiadas». El coronavirus tampoco genera fallecidas, sólo produce fallecidos
Porque claro, hasta ahí podíamos llegar, la acción de este Gobierno, que ayer nos explicó el presidente en las Cortes que ha sido la mejor de ningún país de Occidente –y por eso debe de ser que tenemos el número de víctimas que tenemos– jamás puede producir muertas, ni fallecidas ni contagiadas. Para esos detalles menores, sólo puede haber género masculino. Con un par. (Ramón Pérez-Maura: En España no hay nadie confinado)
Sigamos un momento más observando a los medios y sus “profesionales”, aquellos que viven de la genuflexión al poder. Siempre que sea de izquierdas.

Periodismo sin vergüenza

Cómplices. Colaboracionistas. Negacionistas. Así es la prensa al servicio de ese poder. 
Y por ello utiliza el sentido de las palabras para mentir.
La cantidad de muertos... ¿“cae”?
¡CAE!
Cae. Baja. Desciende. Retrocede. Desescala.
Qué alegría, ¿no? ¡Baja a más de quinientas personas!
Que mueran en un día 517 personas, bueno, qué bien, abramos el telediario con eso para que la gente crea que se puede poner contenta. 
¡Gracias, Sánchez, porque hoy “solo” han muerto 517 personas! 
¡Qué grande eres, Pedro! 
¡Bravo, Iglesias!
(- Bueno, basta, terminemos de vomitar y sigamos.)
¿Qué tiene que pasar en este país nuestro para que reaccionemos ante la muerte de más de 18 mil personas?
Aquí lo único que cae es la dignidad de los profesionales de periódicos y televisiones que, en su récord de miseria moral, alcanzan la cota de miseria moral Gobierno de la nación. Miseria moral y mortal.

Y mientras tanto aplaudimos

El pueblo español es muy de aplaudir, que es actitud propia del espectador”, escribe el gran Santiago González a propósito de los diputados aplaudiendo en el Congreso a las ocho de la tarde:
El aplauso masivo es un exceso de la democracia, como el tuteo generalizado y el besuqueo entre gente que no es amiga.
No es improbable que Pedro Sánchez creyera que los aplausos del Congreso eran para él, en reconocimiento de su gestión. No vale de nada ponerlo ante el espejo. La imagen de los vampiros nunca se refleja. (Santiago González: Costumbres plausibles)

En 3 tuits

La vida de España en caracteres escasos:

La cita

¿No podía TVE poner un lazo negro en su pantalla, como tuvo una semana entera el lazo morado del 8-M?

Y la imagen

Victor Norberto (el dispreciau), no nos van a hundir... siempre y cuando reaccionemos.

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(el dispreciau) dice: estimado Miguel Vidal... mientras la pandemia no alcance a los miserables, estos (miserables) permanecen a salvo creyéndose dioses siempre protegidos... mientras la pandemia no alcance a los mezquinos, estos (mezquinos) permanecen a salvo asumiéndose libres de cualquier daño... ten en cuenta, por favor, que los que mueren son siempre los otros, los desposeídos, los despojados, los pobres, los indigentes, los "marginados"... ten en cuenta, también, y por favor, que los que se enferman son inocentes que operan al modo de víctimas propiciatorias, y los que verdaderamente se curan, son pocos en relación a los enfermos... y todavía no se sabe nada de las secuelas, y todavía no se sabe nada de las consecuencias inmediatas y mediatas... ya que la humanidad está aprendiendo apenas que esto no se trata de una gripe y tampoco de una neumonía... el virus es inteligente y se multiplica a discreción, y nadie sabe por qué se infectan los que se infectan, y por qué no se infectan los que no se infectan... menudo detalle... entonces, te insisto, mientras no les toque a ellos, nosotros (el resto, los muchos) estamos fritos, más temprano que tarde, o más tarde que temprano, da lo mismo... fíjate que se pelean por el negocio de la vacuna tanto como se pelean por el negocio de los tratamientos... unos dicen que sirven, y otros dicen que no sirven... y da la casualidad que los que dicen que sirven carecen de fundamentos, y los que dicen que no sirven tienen argumentos sobrados... entonces, estimado amigo, seguimos con el negocio, es decir, estamos igual que antes... tan miserables como antes... ya que esa es la esencia de los pocos que se han apropiado del mundo... al tiempo que los muchos estamos librados a nuestras suertes... y no más que eso... abril 15, 2020.-
entiendo que el mundo se pondrá peor de lo que está... porque los miserables están triunfando gracias a sus miserias... sin embargo, hay una luz de esperanza, el triunfo les durará poco... a pesar nuestro... y el universo por sí mismo, reordenará el futuro, mal que les pese...

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