La disidencia no es bienvenida en el Israel de Netanyahu
La Fiscalía General investiga los crecientes casos de extranjeros e israelíes interrogados en la frontera por su actividad política
Jerusalén
El periodista norteamericano Reza Aslan en un acto en Los Ángeles en 2017. GETTY IMAGES
"¿Ha hecho usted la maleta? ¿Ha aceptado llevar algún objeto para otra persona?". Es conocida la intensidad de las medidas de seguridad en las fronteras de Israel, en particular a la salida del país. Menos frecuente resultaba, hasta ahora, que agentes del Shin Bet (servicio de inteligencia interior)interrogaran a viajeros recién llegados con preguntas como: “¿Mantiene relación con alguna organización que amenace la democracia israelí?”.
En los últimos días se han aireado en la prensa hebrea un creciente número de casos de extranjeros e israelíes —generalmente ligados a la izquierda pacifista— sometidos a interpelaciones policiales por su actividad política. Las quejas de una organización de defensa de los derechos civiles han llevado a la Fiscalía General de Israel a abrir una investigación sobre un supuesto control a la disidencia en el aeropuerto de Tel Aviv y otros pasos fronterizos.
El periodista liberal norteamericano de origen judío Peter Beinart —que escribe en The New Republic, Time o The New York Times–, desveló hace una semana las tribulaciones que padeció en la terminal de llegadas de Ben Gurion, donde fue separado de su familia para ser interrogado durante una hora en las dependencias del Shin Bet en el aeropuerto. El columnista — conocido por su rechazo a la política del Gobierno de Benjamín Netanyahu sobre los asentamientos de colonos en los territorios palestinos ocupados— tenía previsto a acudir al bat mitzvah (ceremonia religiosa judía) de una de sus sobrinas adolescentes.
“Me preguntaron si mantengo lazos con alguna organización que preconice la violencia en Israel”, explicaba Beinart en la Web de la revista The Forward. “Les dije que apoyo organizaciones israelíes que emplean la no violencia en defensa de la democracia”. El agente le preguntó con insistencia por su presencia durante un viaje anterior en una protesta pacifista en la ciudad palestina de Hebrón.
Poco después de que el periodista hiciera pública a través de Twitter su detención por el Shin Bet, el gabinete del primer ministro difundió un comunicado en el que atribuía el interrogatorio a “un error administrativo”. “Israel es una sociedad abierta que da la bienvenida a todos, tanto a partidarios como a detractores. Es el único país de Oriente Próximo en el que la gente puede hacer oír sus opiniones con plena libertad”, enfatizó la nota gubernamental.
La experiencia de Beinart en Ben Gurion —que él mismo relativiza frente a los interrogatorios sistemáticos a los que se enfrentan los “estadounidenses de origen palestino”— ha puesto de relieve otros casos similares recientes. El columnista estadounidense nacido en Irán Reza Aslan, antiguo colaborador de la cadena CNN, también ha destapado su interpelación por el Shin Bet en la frontera de Jordania. Había viajado a Israel hace dos semanas con su familia a través del aeropuerto de Tel Aviv, por donde accedió al país sin contratiempos. Como muchos otros viajeros, aprovechó su paso por Tierra Santa para visitar los restos de la cultura nabatea en Petra. Pero cuando regresaba del vecino país árabe por el paso de Eilat, en el extremo sur israelí, permaneció detenido durante cuatro horas para ser sometido finalmente a un interrogatorio de más de una hora.
“Podemos hacer que no pueda ver a sus hijos durante mucho tiempo”, le advirtió una agente del servicio de inteligencia interior, según el relato del periodista y escritor estadounidense al diario Haaretz. Con edades comprendidas entre los tres y los seis años, los pequeños aguardaron al sol en Eilat, junto con su esposa y otros familiares, a que concluyera el interrogatorio. “Me preguntó qué pensaba sobre Netanyahu y sobre [Donald] Trump”, detalló. Las indagaciones giraron también en torno a su actividad política y a sus relaciones con grupos de activistas israelíes, de quienes se le reclamaron nombres por escrito. Esta vez el Shin Bet negó la versión del interrogado y afirmó que “su comportamiento en la frontera había levantado sospechas”.
La fiscal general adjunta de Israel, Dina Zilber, ha pedido explicaciones al servicio de seguridad interior sobre estos y otras detenciones e interrogatorios de corte político, en respuesta a una petición presentada por la Asociación por los Derechos Civiles en Israel. La líder de la oposición en la Kneset (Parlamento), la dirigente de centro-izquierda Tzipi Livni, ha trasladado también denuncias similares ante la Comisión de Defensa y Asuntos Exteriores de la Cámara.
Israel parece haberse convertido en una fortaleza frente a la disidencia. En lo que va de año, 250 personas han sido rechazadas por el Shin Bet como sospechosas de “terrorismo, espionaje o subversión política". En esa cifra no figuran los casos de quienes fueron interrogados antes de poder entrar al país. Otros muchos han sido vetados en la frontera bajo la acusación de apoyar la campaña Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel. Este fue el caso de la activista española Ana Sánchez Mera, quien acompañaba a una delegación de cargos municipales y autonómicos de Podemos a una gira por Palestina. A Sánchez Mera le fue prohibido el paso el pasado 24 de julio por las autoridades israelíes en Ben Gurion en aplicación de una legislación aprobada el año pasado para combatir al movimiento BDS.
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