La matanza de Paracuellos del Jarama, el 7 de noviembre de 1936, hace ahora 81 años, ha sido comparada justamente con la perpetrada por los soviéticos en 1940 contra 22.000 polacos, en el libro Paracuellos-Katyn, de César Vidal.
Por dos razones. En primer lugar porque ninguna de las dos masacres fueron “accidentes”, ni tampoco una orgía de sangre de elementos descontrolados (de la II República en un caso, del Ejército soviético en el otro). Sino una actuación premeditada y sistemática de eliminación masiva (de personas de derechas y católicas, en el caso de Paracuellos; de polacos católicos en el caso del bosque de Katyn).
Hay un segundo factor que las asemeja. En ambos casos se ocultó el horror y se procuró echar tierra por razones de oportunidad política. En el caso de Katyn, los Estados Unidos de Roosevelt y luego de Truman silenciaron el genocidio cometido por los soviéticos, por no empañar la imagen de su aliado Stalin, con quien estuvieron a partir un piñón en las conferencias de Yalta y Postdam.
En el caso de Paracuellos, durante la Transición era preciso ganarse para la causa de la democracia al líder del PC, Santiago Carrillo, a la sazón el máximo responsable que quedaba de la matanza de 4.000 personas en Paracuellos, de modo que se echó un túpido velo y nadie mentó la bicha.
Cuando se cumplen 81 años de aquella página negra, he tenido la oportunidad de entrevistar a uno de los mayores expertos en la materia: el expiloto de Iberia e investigador, José Manuel Ezpeleta, que lleva 18 años sumergido en un oceáno de documentos y testimonios, y que tiene 2.000 folios transcritos.
El resultado es una apasionante conversación que te adelanto como suscriptor de Actuall https://www.actuall.com/ entrevista/persecucion/jose- manuel-ezpeleta-mucho-dato- carrillo-paracuellos-aun-no- ha-salido-la-luz/, y que contribuye a aclarar algunos aspectos sobre la masacre.
Ezpeleta viajó, por el túnel del tiempo, a noviembre de 1936, por un asunto personal. Es nieto de un teniente coronel retirado, encarcelado por las autoridades republicanas, que fue eliminado en Paracuellos.
En la entrevista nos detalla las motivaciones que tenían los verdugos, nos habla de las responsabilidades -que alcanzaban al presidente de la República, Manuel Azaña-, de la Memoria Histórica y de la pulsión revanchista que lleva grabada en su ADN el pueblo español.
Pero también del componente religioso de Paracuellos: nada menos que 143 de las víctimas han sido elevadas a los altares por morir no por unos ideales políticos o por militar (o simpatizar) con uno de los dos bandos de la Guerra Civil, sino por dar testimonio de fe.
Precisamente, el 11 de noviembre se van a beatificar a 9 de los mártires de Paracuellos.
Te dejo con la recomendación final que hace Ezpeleta: estudiar el pasado para no repetirlo. Si a la España del siglo XXI le amenazan peligros totalitarios que parecen resurgir, como saurios resucitados, es, en buena medida, porque las jóvenes generaciones no saben Historia e ignoran lo que pasó por estos lares hace 80 años.
Muchas gracias por seguirnos, leernos y apoyarnos.
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