Cuatro escenarios para la crisis política alemana
Nuevas elecciones, un Gobierno en minoría o una improbable gran coalición son las opciones para formar Gobierno en Alemania
Berlín
Christian Lindner, líder del partido liberal, FDP, abandona en plena noche el edificio donde se negociaba la coalición de Gobierno en Berlín. En vídeo, declaraciones del presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier. FELIPE TRUEBA (EFE) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
El colapso de las negociaciones para formar una coalición en Alemania abre paso a una etapa de inestabilidad política, en la que el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, desempeñará un papel protagonista.
Los resultados de las elecciones del pasado septiembre dejan escaso margen de maniobra. La canciller alemana, Angela Merkel, ganó las elecciones pero sin mayoría suficiente para gobernar. La llamada coalición Jamaica —conservadores, liberales y Verdes— que acaba de colapsar era casi la única combinación viable para formar un Gobierno en Berlín a la luz del resultado de las elecciones del pasado septiembre. Estas son las opciones que se abren a partir de ahora:
-Nuevas elecciones. Convocar nuevas elecciones supondría adentrarse en un terreno históricamente inexplorado en Alemania. Es la opción que a estas alturas se perfila tal vez como la más probable tras la ruptura de las negociaciones. Al ser una jefa de Gobierno en funciones, la canciller no puede plantear un voto de confianza ni disolver el Parlamento. Es decir, no puede perder la confianza porque no es aún canciller de pleno derecho. El artículo 63 de la Constitución alemana regula el procedimiento que establece que el presidente federal es el encargado de convocar nuevas elecciones.
Steinmeier debería proponer al Parlamento la votación de un candidato a canciller. Si este no obtiene la mayoría absoluta del Parlamento, el Parlamento puede votar de nuevo pasados como máximo 14 días. Si sigue sin lograrse la mayoría necesaria, se vota una tercera vez y es elegido el candidato que obtiene más votos. Si solo logra una mayoría simple, el presidente tendrá entonces siete días para nombrarlo o para optar por disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones en un plazo de 60 días (art.39). Cunde el temor entre los partidos alemanes de que la extrema derecha acabe siendo la gran beneficiada en caso de una nueva convocatoria electoral.
-Gobierno en minoría.
Si la canciller obtiene el apoyo de una mayoría simple de diputados en una última votación del Parlamento, el presidente Steimeier podría nombrar a Merkel como canciller de un Gobierno de minoría donde gobernaría con el ala bávara de su partido (CDU/CSU) o con Los Verdes o los liberales y que obligaría al canciller a lograr continuamente mayorías. Esta opción se percibe en Alemania como una fuente de inestabilidad y resultaría en principio poco probable.
-Convencer a los socialdemócratas. La opción obvia para poner en pie un Gobierno en Berlín pasaría por convencer al segundo partido más votado, los socialdemócratas (SPD), de que vuelvan a formar con Merkel la llamada gran coalición. El problema es que el SPD ha negado categóricamente hasta ahora esa posibilidad, después de cosechar un fracaso histórico en las elecciones. El SPD cree que haber cohabitado con Merkel en la gran coalición ha permitido a la canciller apuntarse sus logros y contribuido a desdibujar la identidad política socialdemócrata. Una tercera vía sobre la que hace tiempo que se especula consistiría en formar una gran coalición pero prescindiendo de Merkel.
-Que los liberales vuelvan. La espantada liberal, que a medianoche decidió abandonar la mesa de negociación prevé una avalancha de críticas contra el partido al que tanto Verdes como conservadores acusan de dinamitar la estabilidad política del país. Existiría en teoría la muy remota posibilidad de que los liberales entren en razón y vuelvan a la mesa de negociación.
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