domingo, 23 de noviembre de 2008

EL ABISMO: CADA VEZ MÁS CERCA

Advierten que el Reino Unido podría caer en bancarrota
viernes 21 de noviembre, 5:46 AM

La libra esterlina ya protagonizó, en el pasado, un colapso que hizo famoso a George Soros. Es posible que, ahora, la economía inglesa avance hacia una situación aún peor.

Los mensajeros del Apocalipsis están a sus anchas en todo el mundo y lo peor de todo es que muchos predicen con anticipación sucesos o acontecimientos que finalmente se cumplen.
Del otro lado del Océano, existe un viejo gurú, cuyo radio de influencia es la economía británica. Se trata de Willem Buiter , profesor en la LSE y antiguo economista jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
Buiter escribió en su blog del Financial Times -llamado Maverecon- el pasado día 13 de noviembre un artículo en el que se enfocó en la posibilidad de que el Reino Unido siga los desgraciados pasos de Islandia , llegando por lo tanto a la bancarrota.

En sus más recientes artículos, analizados por S.McCoy de Cotizalia, Buiter centraba la posibilidad de que el Reino Unido vaya directo a la quiebra y a una más probable crisis de la moneda que pasaría de una mera corrección de la sobrevaloración de la libra a un problema de asignación de activos e inflación.
Desgraciadamente para el Reino Unido, Buiter no está solo en su análisis . Hace pocos días, Andrew Garthwaite, economista del Credit Suisse consideraba que la economía británica se situaba dentro del Top-5 mundial de los países en peligro macro . Si bien fueron pocos los que le dieron trascendencia a la advertencia, muchos consideraron que el riesgo está latente.

Y la cuestión se empeora cuando algunos expertos sitúan la recuperación del sector inmobiliario inglés, que está sobredimensionado en cuestiones de precios, a la usanza del mercado español, pero mucho más reducido en cuanto a la oferta disponible para dentro de una década.
En este marco, se agrega otro componente clave. En sus artículos, Buiter mostró que es incrédulo sobre los resultados de la Cumbre de Washington , respecto de la viabilidad final de los postulados del G-20.

De hecho, para el gurú la cumbre tuvo sobretodo un valor simbólico. "Lo más significativo fue el hecho de que se reuniera el G-20 en lugar del G-7 o el G-8, pues constituía un signo simbólico del cambio de guardia en el orden económico mundial, con un mayor papel y significado para mercados emergentes como China, India y Brasil", sostuvo.
Para sumar preocupación, por si fuera poca, no es menor que los especialistas crean que el fenómeno del Reino Unido puede afectar a entidades bancarias extranjeras. En este sentido, aseguran que es previsible que no se vaya a detener donde se encuentra ahora, sino que se va a extender al conjunto de las principales entidades del país, incluido el Santander-Abbey, debido el deterioro del resto de los ámbitos geográficos en los que la entidad actúa.
Una mirada hacia EE.UU.
Al momento de realizar su diagnóstico, Buitre hizo hincapié en que tanto el Reino Unido como los Estados Unidos enfrentan una crisis bancaria que "ha obligado a los gobiernos a inyectar grandes sumas de dinero público en el sector".
Buscando patrones en común resulta oportuno tener presente que la situación de EE.UU. ya contó con sus propias predicciones y que, más de una vez los gurúes anticiparon hechos que luego se cumplieron.
Vale recordar el caso de Nouriel Roubini . Este economista de Nueva York pronosticó no sólo la crisis actual sino que sus consejos para superarla fueron el principio de las recetas implantadas por Gordon Brown en el Reino Unido, que luego fueron copiadas por otros estados desarrollados. Ahora, la última predicción de Roubini fue que el S&P500 , el más fiable de los indicadores bursátiles de Wall Street, retrocederá un 40%, hasta los 500 puntos .

Y también el caso del CEO de Best Buy quien -según informó Cotizalia- recientemente expresó que en los 42 años que lleva en el negocio de la distribución minorista, nunca vio semejante debilidad en la economía real norteamericana y cómo está impactando sobre los beneficios empresariales. En igual sentido, expresó que jamás había visto una crisis del consumo como la actual en Estados Unidos; una demanda privada que supone más de dos terceras partes de su PIB nacional.

La crisis genera en EE.UU. efectos muy curiosos, como por ejemplo, que los ciudadanos se decidieran a no gastar, con el consecuente y sustancial repunte de la tasa de ahorro que se multiplicó por dos de junio a esta parte, pues pasó del 1,1% al 2,3%, o directamente se dedica al repago de deudas.
En un entorno como éste, las ventas caen, los resultados sufren y las deudas pesan más que nunca tanto en el balance como en la cuenta de resultados y la falta de confianza se hace notar.

Claves de la crisis en el Reino Unido
El sombrío panorama en EE.UU. parece tener un correlato en Europa. Los problemas del Reino Unido no son muy distintos a los de Islandia y ya existen cuestiones comunes entre ambos países, más allá de su carácter insular:
En el caso del Reino Unido, su peso en la economía global es reducido (apenas un 3,3% del PIB Mundial),

Depende extraordinariamente de la actividad exterior (hasta cuatro veces más que Estados Unidos) y

Es tomadora de precios tanto en la economía real como en la financiera;

Su sistema bancario está sobredimensionado (el balance agregado del sector es un 450% del PIB nacional, frente al 900% de Islandia y el 650% de Suiza pero sobre una base de cálculo muy superior) y

Está excesivamente expuesto internacionalmente (algo más del 55% del total) a la vez que el Banco de Inglaterra carece de fuerza suficiente para frenar la salida de capital denominado en divisa foránea;

La libra esterlina no es moneda internacional de reserva (apenas el 4,7% del total mundial frente al 64% del dólar o el 27% del euro);

y, además, la capacidad fiscal del país es limitada y más después de las sucesivas intervenciones en el sistema financiero local.

La situación del Banco Santander
La débil situación de la economía inglesa y de su sistema financiero, genera un marcado riesgo para el conjunto de las entidades, pero particularmente al Grupo Santander, que recientemente incrementó su participación en ese mercado a través de tres bancos, el Abbey, el B&B y el Alliance & Leicester.

Con la reciente integración de estos activos, las actividades combinadas de los tres bancos aportan 1.286 oficinas con una buena distribución geográfica en el Reino Unido.

Además, una vez consolidadas las tres entidades, la cuota de mercado de Santander en depósitos minoristas alcanzaría a un 10% aproximadamente con unos 24 millones de clientes.
Un volumen muy interesante en los momentos de auge, pero que puede convertirse en una pesada carga en momentos de incertidumbre. Hasta el momento el riesgo no se ve reflejado en su CDS (credit default swap), que se mantiene en apenas 80 puntos básicos.
El costo de nacionalizar la banca
Para Buiter ,la nacionalización de toda la banca implica un costo de partida equivalente al 20% del PIB del Reino Unido (que podría ser muy superior si se considera el pronóstico pesimista del Citigroup), que deja a las cuentas públicas con un déficit para el próximo año cercano al 7% y que dispara la deuda soberana por encima del 100%.

La capacidad de maniobra del gobierno se redujo drásticamente y el aumento de las tasas de interés para captar liquidez de los mercados podría dejar sin efecto los estímulos fiscales al sector privado de la economía, generando lo que se llama efecto crowding out o desplazamiento del sector privado.

No sólo eso, podría darse el caso de que no hubiera quien financiara sus nuevas emisiones emisiones de deuda. La moneda es el mejor indicador para seguir la confianza del público en la economía de un país ya que suele actuar como preludio de mayores dificultades. De ahí que sea fundamental seguir su curso. Y éste es, para el analista, si no dramático, al menos preocupante.

Con este diagnóstico, Buiter desarrolló tres propuestas paralelas para el Reino Unido.
Utilizar el margen de la política monetaria y rebajar adicionalmente las tasas de interés como contrapeso a la falta de cintura fiscal.

Reducir, en segundo término, el peso del sector bancario en las cuentas públicas mediante la creación de una figura de intervención de las firmas en dificultades.

Tener libertad de acción y reordenamiento, bajo supervisión de las autoridades, respecto de la actividad de las entidades afectadas pudiendo llegar, incluso, a obligar la conversión de deuda privada por capital, de forma tal que la responsabilidad y el perjuicio de la mala evolución de la sociedad quede en manos de sus accionistas y acreedores, como en cualquier otra empresa privada.

Por último, la entrada coordinada de la libra en el euro a través de un proceso temporal no superior a dos años que permita adecuar la economía británica a los requisitos de Maastricht.

Las medidas del Banco de Inglaterra
El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra acordó a principios de noviembre un inesperado recorte de las tasas de interés de 1,5 puntos, abaratando el precio del dinero desde el 4,5 al 3 por ciento.

La magnitud del recorte sólo tiene un precedente más espectacular , la rebaja de dos puntos acordada en marzo de 1981, y sitúa las tasas de la libra en su nivel más bajo desde 1955 y por primera vez por debajo de las tasas del euro desde que se creó la divisa europea en 1999.

En su nota explicativa, el banco emisor destaca que en los últimos meses "ha habido un marcado deterioro de las perspectivas de actividad económica en casa y (...) desde mediados de septiembre, el sistema bancario global ha sufrido su desgarro más grave desde hace casi un siglo".

Pese a que el Gobierno redobló sus llamamientos a la banca para que traslade ese recorte a los consumidores, es difícil que eso ocurra de forma genérica y en la totalidad de la rebaja aprobada por el banco emisor.
A pesar de que se han atenuado las tensiones de semanas atrás, los bancos siguen desconfiando y prestando dinero a tasas muy por encima de lo normal.

Rubén Ramallo
©iProfesional.com

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