sábado, 29 de marzo de 2008

LA SOBERBIA DEL PODER

Carta abierta a la Señora Presidenta
Cristina Fernández de Kirchner
SOCIEDAD = SOBERANÍA = TODOS NOSOTROS
Víctor Norberto Cerasale

Desde hace 39 años me dedico a la salud. He transitado mi vida laboral por el mundo. He caminado la Argentina metro a metro. Soy una “rara avis” de la ciudad que ama el campo, que necesita ver el horizonte para estar en armonía con la naturaleza. Más allá de ello soy un ciudadano que luego de haber andado trajinando por el planeta reconoce que nuestra tierra es la mejor, la más linda, la más… contradictoria y paradójica. Me gusta el dulce de leche, el mate, aunque no me deslumbran y nunca lo hicieron las luces de Buenos Aires. Prefiero el campo. Prefiero la lejanía.

Seguramente debiera seguir escribiendo de temas de salud y ocupándome de mis cosas. Sin embargo, sigo siendo ciudadano argentino y como tal ejerzo mi derecho a expresarme, en democracia, en esa que declamamos pero a la cual desdibujamos cada vez que podemos ya que nuestro país continúa sin aprender la lección. Somos buenos poniendo títulos. Mucho mejores haciendo diagnósticos. Pero lo que escribimos con la mano lo borramos con el codo y tal lo expresara Ortega y Gasset seguimos sin ver dónde está el foco de las cosas.

Una vez más la Señora Presidenta y su esposo, el ex –presidente, reiteran el error de buscar apoyo en la adulación y la obsecuencia. Haber convocado a un acto en Parque Norte para decir un discurso de género no aparece como una reacción feliz al mensaje que gran parte de la sociedad argentina le está enviando. Quizás la gente que la asesora no dimensiona todo lo que se esconde detrás de una olla golpeada.

Indudablemente hay un fantasma en Balcarce 50 que nubla las mentes y anula la capacidad para reflexionar las enseñanzas de la historia. Quizás sean duendes malignos que consumen el sentido común. Por tomar una referencia, desde el advenimiento de la democracia en 1983, todos los que han pasado por allí se han creído que el voto los habilita a la rapiña, a la ventajeada, al atropello o bien, simplemente a creerse que el poder es sinónimo de apropiamiento.

La Señora Presidenta seguramente presionada como nunca por las circunstancias no llega a dimensionar que la sociedad argentina toda ha comenzado a transitar junto con ella por el filo de la navaja hacia un abismo que ninguno de nosotros desea. Tampoco lo asumió el ex –presidente Dr. Fernando de la Rua y así nos fue.

Señora Presidenta: sus derechos constitucionales están intactos, pero se equivoca cuando habla de Videla. Videla ya no está. Fue, como dice la historia. Tampoco está Galtieri y su gesta trasnochada contra el imperio. Sin embargo desde la propia Presidencia de la Nación se movilizó a fuerzas de choque para atacar el reclamo social. Exactamente igual que en aquel momento donde las Malvinas se convirtieron en la excusa que ocultó la incapacidad. Bignone ha quedado en el pasado lamentable de una historia que la sociedad aprendió pero que la gran mayoría de la clase política aún no percibe. Los desaparecidos, nunca regresarán de dicha condición aunque la mediatez intente decir lo contrario. Fuimos víctimas pero también culpables de un holocausto que parece no concluir, que se repite con la Embajada de Israel, con la AMIA, con Río Tercero, con Cromagnon, con los ferrocarriles, con la inseguridad cotidiana, con el narcotráfico, con la sojificación, y otros temas no menores, que siguen vivos porque no se resuelven. Nunca.

Señora Presidenta, no logramos despegarnos del pasado sencillamente porque la clase política (mayoritariamente hablando) no tiene futuro.

Ya no se puede hablar de Perón porque el mundo de hoy no tiene nada que ver con los tiempos que le tocaron al general para convertirse en bisagra de la historia argentina. Mucho menos se puede hablar de la Revolución Libertadora que en realidad fabricó un nuevo modelo de sometimiento que se sostuvo en el espacio por décadas. No se puede regresar a “Montoneros” + “ERP” porque tampoco aportaron nada. Algunos de los que se salvaron, negociaron la vida de sus propios compañeros de armas lo cual los empequeñece ante el estrado de la historia… y de eso nadie habla, por las dudas. En la guerra vale todo, ¿no es cierto?

Hoy, Señora Presidente nos enfrentamos a un mundo que se derrumba. Estados Unidos de Norteamérica está en una crisis que arrastrará más tarde o más temprano a todo el sistema financiero mundial. No hace falta ser un genio para darse cuenta. Europa, está jaqueada por problemas que se vienen disimulando desde hace veinte años pero que en este preciso momento está entrando en ebullición. Las gentes empobrecidas de las viejas colonias diezmadas hasta el hartazgo, huyen golpeando las puertas de aquellos que les concedieron la posibilidad de ser ciudadanos de segunda a cambio de limpiarles las letrinas (buenos ejemplos son la comunidad turca en Alemania, los franco-musulmanes del Sahara y norte de África, los albaneses, los…, etc.). JAPÓN vive de lo que depreda en nuestras aguas, mientras los funcionarios de todos los gobiernos democráticos (nuestros) miran para el costado. CHINA está estallando porque tiene dos gravísimos problemas que la aquejan por estas horas, mientras dormimos, por una parte se está desertificando al mismo ritmo del deshielo del Polo Norte y por la otra enfrenta una de las peores crisis sociales de su historia milenaria donde sus gentes están peor que nunca. Nos venden la imagen de Pekín, pero no muy lejos de allí está la otra realidad, la verdadera. Hay muchas más realidades temibles que se extienden por todo el Asia y por todo el mundo. El mayor de los problemas, Señora, es que el mundo donde vivimos Usted y yo se está quedando sin alimentos, sin aire, y sin agua. El dinero, en este estado de cosas, es insignificante. Sencillamente ni usted ni yo podemos comerlo.

ARGENTINA renace cada vez que el mundo se hunde. Esta vez, casi al modo de un eclipse, la crisis de nuestro país en el 2001 y el estallido del modelo de libre mercado están coincidiendo, con una diferencia. El campo que se llama ARGENTINA o bien la ARGENTINA que se llama campo, por ende la gente que allí reside, salvaron hace apenas siete años a la sociedad toda de un penoso avatar del destino y las circunstancias propiciaron una recuperación sin precedentes. Como ciudadano puedo expresarle mi convicción de que no ha sido su esposo el que nos salvó de la debacle, como tampoco el Dr. Lavagna y mucho menos el Dr. Duhalde. Creerse semejante aberración es peligroso para todos. Sería apropiado que ustedes asumieran de una vez por todas que lo que nos salvó no ha sido otra cosa que la casualidad de la causalidad. Sería sensato que reconocieran esto.

El mundo, el resto, se ahoga en sus propios desperdicios. Nuestras acciones han llevado al planeta a un punto de quiebre y la raza humana enfrenta por estas horas un problema que no tiene salidas mágicas.

ARGENTINA, que forma parte del planeta parece algo semejante a una isla. Y en este “momento”, nuevamente la clase política que sigue sin estar a la altura de las circunstancias fabrica una nueva generación de fantasmas para justificar su incapacidad de gestión. Señora Presidenta, escuchar es mucho más importante que hablar. El escuchar habilita a mejorar la capacidad de interpretación de las lecturas y muchas veces éstas expresan una cosa pero en realidad indican otra distinta.

Usted se precia de ser inteligente pero esta circunstancia demanda sabiduría. Si usted persevera en su actitud la sociedad toda le dará la espalda porque los argentinos (la mitad más uno) estamos hartos de los enfrentamientos. Creer que los votos la habilitan a hacer lo que quiere es un error cíclico en que ha incurrido el peronismo. La gente de campo le está diciendo que los cálculos que sus funcionarios han hecho están mal. La sociedad le está diciendo que sus decisiones están equivocadas, apenas a cien días de haber iniciado su gestión. Dar marcha atrás muchas veces se transforma en un gesto de grandeza que provee grandes réditos. La necedad no es buena consejera. La obsecuencia menos, ni qué hablar de los aduladores.

Esta vez, Señora Presidenta debe apelar a la sabiduría porque con la inteligencia no alcanza. Demuéstrese a usted misma y demuéstrenos cuán sabia es. De cara al futuro, el campo será sólo una excusa. Por favor, se lo merece usted y nos lo merecemos todos. Mañana puede ser tarde...
sábado, 29 de marzo de 2008
D.N.I. 10.119.347

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