Curiosa vida la nuestra.
Nacimos en una tierra pródiga.
Desde que nacemos la vida se transforma en una interminable carrera con obstáculos, donde el obstáculo crece a medida que uno avanza... Así venimos los sufridos argentinos desde los cincuenta del siglo pasado, o quizás desde los cincuenta del anterior, o tal vez desde los cincuenta del Siglo XVII, o bien desde mucho antes, desde Pedro de Mendoza.
Nuestra historia (la que figura en los libros) es un cuento de hadas, donde los verdaderos próceres son muñecos de cera.
Nos hablan de abundancia, pero los marginados, los excluidos, los olvidados, los despreciados, los caidos del sistema somos cada vez más.
Nos hablan de patria, pero cada día que pasa el poder político que se jacta de su capacidad y se escuda en la soberbia de su sapiencia, nos entrega más... en forma de "emprendimientos industriales", como "inversiones a futuro", como engaños dibujados para vendernos que estamos mejor cuando en realidad cada vez estamos peor.
En un mundo que se está desintegrando por la desidia de seres humanos oportunistas, diablos disfrazados de corderos, el poder no escatima esfuerzos para diluir la vida de las gentes y de colocar su sello en la frente de cada uno para que éste le entregue el alma a cualquier precio, lo más bajo posible.
El intendente de la ciudad autónoma de Buenos Aires habla de inclusión pero su estrategia indica que su intención es exactamente la contraria.
Así, proceden todos los intendentes, en todo el territorio nacional. Así actúan los gobernadores, en todas las provincias. Sus discursos dicen una cosa, sus realidades enseñan otra bien distinta, mucho más soberbia, más despreciativa.
Se habla de socialismo.
Se habla de participación ciudadana.
Pero las villas cada vez son más grandes, más pobres y mucho más denso el contenido de los humanos.
La realidad nuestra indica que el país está colapsado. TODO. Nos guste o no.
Querramos escucharlo o no. Querramos asumirlo o no.
No tenemos rutas. Las que hay dan vergüenza.
No tenemos trenes. Los que hay dan pena.
No tenemos aviones. Aerolíneas Argentinas es apenas un fantasma.
No tenemos trabajo. Vivimos atados a contratos impersonales que destruyen la dignidad humana.
Nuestros jóvenes no tienen oportunidades porque están siempre condicionados a la posición política que ocupan sus padres, si son jueces, abogados, contadores, ingenieros, arquitectos, etc., pero siempre que ocupen una función pública.
Nos han desmantelado la educación, pero nos venden la formación privada diciendo que los más importante es la "escuela pública"...
Nos han desmantelado la salud, pero nos dicen que estamos cubiertos por el sistema público de hospitales que en realidad colapsó en los noventa, al igual que todo el resto y promete no recuperarse nunca más.
Estamos sometidos a nuestra indigencia.
El periodismo, vendido a los grandes grupos de poder, acomoda las noticias y sostiene la atención sobre lo intrascendente, pero sin comprometerse. Los periodistas (profesión noble si las hay, cuando existe el compromiso) comprometidos con su tiempo se ven limitados por condicionamientos de los focos de poder y están limitados en sus opiniones, expresiones y observaciones... y los pocos que pueden decir lo que piensan se ven atropellados por una realidad que los supera a ellos mismos, sus opiniones, sus pensamientos.
Tenemos una TV que sacrifica las mentes para que el idiotismo social evite el pensamiento proactivo.
ARGENTINA, otrora un paraíso de generaciones que huyeron de la locura del "balcón" y las guerras, hoy se va sumergiendo en la nada y cada uno de nosotros ve, con espanto, como crece la delincuencia, la drogadicción, el desprecio por la vida.
Los ladrones tienen todas las garantías constitucionales para poder robar justamente para ellos... para los grupos de poder.
Los asesinos tienen todo el respaldo de las instituciones, para poder matar a gusto sin que nadie se ocupe de las almas perdidas.
Los traficantes reciben la garantía del estado nacional para que su empresa perdure en el tiempo, creciendo al amparo de los "boliches", del lado oscuro de la educación, de la salud, pero esencialmente del poder político.
Así estamos.
Dicen que estamos mejor, pero alcanza con caminar por la calle para darse cuán peor estamos cada día que pasa.
Nos mienten con los indicadores... Nos mienten descaradamente!.
El poder político no debe olvidarse que cuando la gente no tiene nada que perder, justo allí, es la inflexión del cambio que viene. Inexorablemente.
Nos han quitado la propiedad privada.
Vivimos rodeados por "barras bravas" que acomodan el discurso político.
Nos están diezmando la dignidad.
Cuidado, señores del poder, cuidado...
Cuando no se puede vivir con dignidad, entonces... vale la pena morir por ella.
Cuidado que este terrorismo de estado disfrazado bajo el escudo de la democracia es equivalente a la calamidad que transcurrimos durante los 70 por no saber reconocer que aquellos que nos pasan la mano por la espalda, en verdad quieren apropiarse de lo poco que nos queda.
Señores del poder... peronistas, radicales, opositores de cualquier color y tamaño, realmente dan asco. Son impresentables.
Nosotros, "juan pueblo" somos vuestra víctima propiciatoria.
Cuando nos extingamos, creen ustedes que los dueños del poder del mundo los convidará a su mesa. Lamento informarles que están errados. Muy equivocados.
Señores del poder, para poder sostenerse en el pedestal, debajo, hace falta que haya almas dispuestos a apoyarlos.
Los veo cada vez más sólos.
Cada vez más dispreciaus...
LUZ
Hace 4 horas
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