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Activista colombiana gana premio Nansen por defensa de refugiados
Mayerlín Vergara Pérez, activista en la defensa y protección de las niñas y niños víctimas de explotación sexual, ganó la edición 2020 del premio anual que otorga Acnur a una persona destacada en el mundo en favor de los refugiados y desplazados. Foto: Nicolo Filippo Rosso/Acnur
- La activista humanitaria colombiana Mayerlín Vergara ha ganado este año el premio Nansen que otorga la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), por su labor al frente de la Fundación Renacer en la nororiental región de la Guajira, a donde han llegado numerosos migrantes desde la vecina Venezuela.
Vergara “encarna la esencia de este premio. Su dedicación inquebrantable ha salvado la vida de cientos de niños y niñas refugiados y les ha devuelto la esperanza de un futuro mejor”, dijo el titular de Acnur, Filippo Grandi, al anunciar el galardón.
El premio, que lleva el nombre del explorador noruego Fridtjof Nansen, comisionado para los refugiados de 1921 a 1930 en la Sociedad de las Naciones, tiene una remuneración de 150 000 dólares, donados por Noruega y Suiza, para financiar algún proyecto de ayuda a personas desplazadas.
“La explotación sexual tiene un enorme impacto en la niñez, emocional, psicológico, físico y social. Vemos niñas que sienten que sus cuerpos no les pertenecen. Sus cuerpos han sido tan maltratados, tan abusados, tan explotados, que se sienten alienadas de esos cuerpos, como si no les pertenecieran”: Mayerlín Vergara.
Durante más de 20 años, “Maye” Vergara “a menudo arriesgando su propia seguridad, ha trabajado para rescatar a niñas y niños víctimas de la explotación sexual y la trata de personas”, señaló un reporte de Acnur sobre la activista.
Ese trabajo lo ha hecho la maestra de 45 años “recorriendo a pie las calles de pueblos y comunidades en el noreste de Colombia donde operan los traficantes y tratantes de personas”.
La Fundación Renacer, con la que trabaja Vergara, en tres décadas ha asistido a más de 22 000 niños, niñas y adolescentes sobrevivientes de explotación sexual comercial y sobrevivientes de otros tipos de violencia sexual y de género, en toda Colombia.
“Maye” dirige un hogar para decenas de niños, niñas y adolescentes que han sobrevivido a la violencia y la explotación sexual en Riohacha, un municipio de 300 000 habitantes a orillas del mar Caribe en el noreste colombiano.
Los niños bajo el cuidado de Vergara han sido rescatados de las esquinas, prostíbulos y bares donde son forzados a la explotación sexual, a veces por redes de trata de personas, o han sido separados de familias distorsionadas por el abuso, por lo que han pasado por traumas y su proceso de recuperación es largo y convulso.
“La violencia sexual prácticamente ha destruido su capacidad de soñar. Les ha robado las sonrisas y les ha llenado de dolor, angustia y ansiedad”, dijo Vergara, y agregó que “el dolor y el vacío emocional que sienten es tan profundo que simplemente no quieren vivir”.
Ello porque la explotación sexual “tiene un enorme impacto en la niñez, emocional, psicológico, físico y social. Vemos niñas que sienten que sus cuerpos no les pertenecen. Sus cuerpos han sido tan maltratados, tan abusados, tan explotados, que se sienten alienadas de esos cuerpos, como si no les pertenecieran”, subrayó.
La activista ha combinado su trabajo de cuidado con las denuncia de abusos de los que ha sido testigo, y con llamados a la sociedad, a las autoridades y al sector turismo –terreno fértil para la explotación sexual y la trata de personas en el país- para que garanticen la protección de los niños, niñas y adolescentes.
En 2009, su activismo contribuyó a producir la Ley 1329, que estableció una pena mínima de 14 años de cárcel para las personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.
Luego, la Ley 1336 dirigió cargos contra los propietarios de establecimientos que permiten la explotación sexual de niños y niñas en sus instalaciones.
El tema se torna álgido en la zona porque, según datos oficiales, entre 2015 y 2019 el número de víctimas de trata de personas en el país creció 23 por ciento y ese aumento se debe en parte a la afluencia de refugiados y migrantes venezolanos.
Durante los primeros cuatro meses de 2020 se detectó un aumento de 20 por ciento en los casos de trata de personas que afectan a ciudadanos extranjeros, y en más de la mitad de los casos, la explotación sexual es el objetivo final de la trata.
Sobre esas víctimas trabaja gente como Vergara, que actualmente da refugio en una amplia casa de dos pisos a 40 niños y niñas, en su mayoría de las etnias indígenas wayúu y yukpa, que habitan a uno y otro lado de la frontera colombo-venezolana.
Al anunciarse el premio Nansen 2020, Vergara dijo que el galardón “representa otra oportunidad por los niños y niñas” en la Guajira.
La ceremonia de premiación se realizará virtualmente el 5 de octubre debido a la cuarentena por la covid-19, y en ella participarán, entre otros, el actor mexicano Alfonso Herrera, la escritora chilena Isabel Allende y el cantante colombiano Juanes.
A-E/HM
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