Victor Norberto (el dispreciau):
El fin del mundo hay que dejárselo a Dios, como recuerda atinadamente Salvador Sostres desde las páginas de ABC. Pero entre tanto, ora et labora...
La gravedad del coronavirus parece que reside (al menos por ahora) en la percepción que se tiene de la enfermedad, más que en la enfermedad misma. Por ello hoy nos va a ser de gran ayuda recordar a San Ignacio:
Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que en realidad todo depende de Dios.
Vamos a pensar hoy España como si todo dependiera de ti y de mi, de cuantos consideramos que una de las primeras obligaciones de cualquier Gobierno es poner en manos de las familias todos los recursos para que puedan estar seguras y protegidas.
El coronavirus de los políticos
Mientras su ministro de Sanidad y su apagafuegos parloteaban sin parar por la tele, ¿qué ha hecho de eficaz el Gobierno en las últimas cuatro semanas contra la crisis sanitaria (y la económica que de ella se deriva)?
- Lavarse las manos.
- O recomendar prudencia pero animar a participar en las algaradas feministas del pasado fin de semana.
- O meterse un ministro con el otro.
¡Ah, sí! También tenemos un plan de choque, pero ya si eso lo explicamos otro día.
¿Qué ha hecho la oposición durante ese tiempo?
- Debatir sobre Cayetana Álvarez de Toledo.
- O convocar una asamblea de afiliados.
- O meterse el uno con el otro.
¿Y el Gobierno de la región con más fallecidos y contagiados? ¿Qué ha hecho el PP de Isabel Díaz Ayuso (IDA) y el Ciudadanos de Villacís y Aguado (de vuelta en los sondeos) para proteger a los españoles que viven en la Comunidad de Madrid?
Pues hasta ayer... intentar aparecer en la foto de la mani feminista del PSOE y Podemos.
La semana pasada se registraron casos de coronavirus en algún colegio madrileño. A estas alturas la sanidad de IDA ni siquiera se ha puesto en contacto con los compañeros de los niños contagiados y sus padres.
Pero ayer a última hora dijeron... atención atención...
- Pasado mañana cerraremos los centros educativos.
Pa-sa-do ma-ña-na. ¡Sin prisas, Ayuso, no vayas a tropezar!
Hace tres días IDA ya ofrecía una "sólida" herramienta para acabar con el coronavirus en su región:
Pedazo de Gobierno madrileño, ¿eh, Federico?
17 coronavirus
Todo esto es lo que está sucediendo con el patrocinio de 17 sistemas sanitarios distintos, olé las autonomías.
- ¿Que vives en el País Vasco? Pues escuelas y universidades cerradas.
- ¿Que vives en La Rioja? Colegios abiertos pero a los sospechosos de estar enfermos, encerrados y que la policía los vigile.
- ¿Que vives en Andalucía? Pues ni vigilados, ni colegios cerrados, ¡que viva la Semana Santa y la Feria de Abril!
- ¿En Valencia? ¡Que no falten las Fallas!
- ¿Que vives en Cataluña? Pues igual solo te contagias si eres del PP, de Vox o de Ciudadanos, porque seguro que el bicho allí es indepe.
En España no padecemos una epidemia.
¡Aquí tenemos 17!
Mientras tanto…
Saneando la Seguridad Social
Mientras tanto algunos se están muriendo. En España los casos de coronavirus han crecido más de un 70 por ciento en las últimas 48 horas.
Oído de labios de un experto en una cadena de televisión:
- No hay que alarmarse, la tasa de mortalidad del coronavirus es baja, solo afecta a personas de edad.
Tuve que pellizcarme varias veces, ¿ha dicho que no hay que preocuparse porque los que se mueren son los viejos?
¡Por fin arreglaremos la Seguridad Social!
Estamos ante una enfermedad que mata a personas mayores quizá contagiadas por sus familiares más jóvenes. Una enfermedad que trae el dolor a muchas familias.
Pero el Gobierno nos dice que tranquilos y la oposición, de puntillas sobre el asunto, procurando hacer el menor daño posible. Crítica positiva, lo llaman. Sentido de Estado, lo llaman.
Esta enfermedad causará estragos en las familias. Por dos vías bien distintas. La más dolorosa es desde luego la pérdida de vidas humanas, el fallecimiento de miembros de la familia.
Pero hay un segundo problema que empezamos a vislumbrar: las consecuencias económicas que se derivarán de esta crisis.
El coronavirus en la nómina
Empezaremos a ver cómo echan el cierre empresas y negocios. La amenaza del paro, del que todavía no nos hemos recuperado del todo desde 2008, volverá a ensombrecer el futuro de muchas familias.
Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, todos los países con gobiernos responsables están adoptando medidas concretas destinadas a proteger a sus ciudadanos y a preservar sus economías.
¿Qué hacen Sánchez y sus ministras económicas para evitar que tu plan de pensiones se siga hundiendo en la miseria?
- Presumir de que su feminismo es más gordo que el feminismo de los de al lado.
Se están empezando a publicar estudios económicos rigurosos sobre el impacto del coronavirus:
Uno de los trabajos de simulación más serios lo difundió la Brookings Institution y se titula Los impactos macroeconómicos globales del Covid-19: siete escenarios.
El escenario global de bajo impacto contempla que en el primer año de la pandemia mueran 15 millones de personas, casi 300.000 de ellas en la Eurozona. En el escenario crítico fallecerían 68 millones de personas.
El modelo contempla cinco shocks distintos: en el mercado laboral (donde se produce un impacto por las muertes, bajas por enfermedad, tiempo dedicado a cuidados de familiares), en la prima de riesgo de cada país, en los costes de producción, en la demanda interna y en el gasto público.
En cuanto al impacto económico en el año 2020, la hipótesis más benigna prevé unas pérdidas globales de 2,4 billones de dólares, es decir casi dos veces el PIB de España (1,3 billones de dólares), y la más severa, 9 billones, casi siete veces el PIB español. (John Müller: Siete escenarios del Covid-19)
La repercusión económica de la epidemia augura, según los analistas, un cambio profundo en las relaciones económicas:
Llevará varios meses o varios años, pero, digamos que, en unos cinco años, el mapa económico del mundo sin duda se transformará. En general, deberíamos asistir a una reindustrialización de Occidente, a una retirada de China y a cierto grado de desglobalización económica.
Los ejecutivos de la economía descubrirán cuántos viajes de negocios pueden ser sustituidos por videoconferencias y cuántos congresos son inútiles. Los turistas descubrirán su propio país o el de al lado.
Ya estamos observando que, debido al temor a la epidemia, el comercio digital y las entregas a domicilio se están disparando en todas partes; la profesión del futuro es la de repartidor. (Guy Sorman: El virus de la desglobalización)
El coronavirus es una prueba
No quisiera parecer frívolo, ni ofender a nadie, pero además de una enfermedad que va a causar dolor en muchas familias, esta epidemia tiene algo de prueba.
En primer lugar es una prueba del estado de salud política de nuestros gobernantes y también de quienes ejercen la oposición.
Una prueba de verdad para el sistema entero, un desafío de salud pública y de economía de escala con caracteres estratégicos. Esa clase de crisis en cuyo manejo no bastan agitadores capaces de sacar provecho de cualquier jaleo. Un reto, en suma, para gobernantes maduros, competentes, serios, en el que para estar a la altura de los acontecimientos no va a bastar la invocación de los mantras del diálogo y el progreso. (Ignacio Camacho: El virus de la política adolescente)
De momento la prueba de los políticos está resultando preocupante:
En España nadie parece querer hacer preguntas. ¿Inconsciencia o una forma natural, poco hipocondriaca, de encarar el virus? Las perspectivas no son halagüeñas. El medidor que recoge estas estadísticas no para de crecer en España y hay riesgo de desabastecimiento de los 'kits' para hacer el test de coronavirus en hospitales, amén de que se dé un posible colapso del sistema sanitario.
El coronavirus es el acontecimiento más grave desde la Gran Crisis de 2008. No solo desde la perspectiva de la salud mundial sino también desde el punto de vista social, político y económico. Si —al igual que en 2008— nos adentramos en un periodo de recesión, que hará tambalear de nuevo los cimientos de los países y hará caer gobiernos europeos. En resumen, lo que falta saber ahora es si el mundo será lo mismo tras el coronavirus. (Nacho Cardero: ¿Pasará Sánchez el test del coronavirus?)
La crisis provocada por la percepción que se tiene del coronavirus crece en España con el telón de fondo de las campañas electorales en Galicia y el País Vasco, con la precampaña electoral catalana y con el runrún de las divergencias en el Gobierno de coalición.
O sea, una oportunidad de oro para la oposición.
Pero ellos ni se enteran.
Un virus que clausura Lourdes
¿Considerarán los cristianos que esta epidemia puede vivirse como una prueba?
¿Es loable prudencia o por el contrario resulta dramático a la luz de la fe que por miedo al coronavirus se cierre el acceso a las piscinas de Lourdes donde se bañan los enfermos?
En España la Conferencia Episcopal, con su nuevo equipo directivo al frente, ha dictado algunas normas.
Pero en todos los críticos hay cristianos que se convierten en faros poderosos. Monseñor Pascal Roland, obispo de Belley-Ars:
Deberíamos recordar que en situaciones mucho más graves, las grandes plagas, cuando los medios sanitarios no eran los de hoy, las poblaciones cristianas se ilustraron con procedimientos de oración colectiva, así como por la ayuda a los enfermos, la asistencia a los moribundos y la sepultura de los fallecidos. Los discípulos de Cristo no se apartaron de Dios ni se escondieron de sus semejantes, ¡sino todo lo contrario!
¿No resulta revelador de nuestra relación distorsionada de la realidad de la muerte el pánico colectivo que hoy estamos presenciando? ¿No manifiesta ésta la ansiedad que provoca la pérdida de Dios?
Alejada de mí entonces, la idea de prescribir el cierre de iglesias, la supresión de misas, el abandono del gesto de paz durante la Eucaristía, la imposición de este o aquel modo de comunión considerado más higiénico (dicho esto, ¡cada uno podrá hacer como quiera!), porque una iglesia no es un lugar de riesgo, sino un lugar de salvación. (Obispo francés de Belley-Ars: «¿Epidemia del Coronavirus o epidemia de Miedo?»)
Una prueba cultural
Comparado con los anteriores, estrecharse la mano es un asunto menor pero forma parte de nuestra vida, incluso de la más cotidiana, y de nuestra forma de entender el mundo y las relaciones humanas.
Me ha gustado la reflexión que hace Jon Juaristi a propósito de los cambios en las costumbres que puede provocar la enfermedad y del fin “de la costumbre del apretón de manos y, con ella, el de la Europa que hemos conocido”.
Juaristi cita a la escritora británica Marina Sarah Warner:
A veces la identidad se traduce en cosas muy pequeñas (…), y es que, precisamente, la idea del apretón de manos como gesto de igualdad, de alianza y de amistad parece ser que nació en esta parte nuestra del mundo. Ya en el derecho romano los tratos se formalizaban juntando los pactantes sus manos diestras. Y este gesto simboliza en cierto modo a Europa entera, pues aunque suele hacerse con buena voluntad y con él se han sellado pactos de buena fe, también ha servido a veces para disimular tremendas traiciones. (Jon Juaristi: Pandémicas)
Frente a este en apariencia poco significativo aspecto, algunos esperamos que la epidemia tenga también consecuencias sobre la endeble y caprichosa mentalidad adolescente de una parte de nuestra sociedad, que no es precisamente la mayoritaria, pero sí la más gritona y alborotadora:
Estar sola y borracha es el destino que aguarda a la mujer en la sociedad que estos psicópatos y psicópatas están diseñando. Que, paradójicamente es la sociedad capitalista denunciada por Chesterton, que «destruye hogares, alienta divorcios, provoca la lucha de los sexos y desprestigia las viejas virtudes domésticas», para entronizar «una religión erótica que, a la vez que exalta la lujuria, prohíbe la fecundidad». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
El virus más peligroso
La sociedad del terror provocado es el mejor caldo de cultivo para el peor virus, el de la tiranía. Lo sabían bien Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot...
Y lo saben bien quienes, en las sociedades occidentales de apariencia democrática, manejan los hilos.
La revolucion capitalista precisa «reajustes necesarios en el género de vida» (es decir, destrozos antropológicos concienzudos). Y, para lograr tales «reajustes», cuenta con un neofeminismo psicopático que quiere mujeres «solas y borrachas». O sea, mujeres odiadoras del hombre y de la fecundidad («solas») y entregadas a la libertad sexual más desnortada («borrachas»).
Y, junto a estas mujeres arrasadas, estos psicópatos y psicópatas precisan igualmente hombres «solos» (o sea, divorciados de su masculinidad, narcisos compulsivos o pajilleros disfrazados de planchabragas) y «borrachos» (o sea, enganchados a la pornografía, adoradores del ojo sin párpado o misóginos que sólo ven en las mujeres un recipiente en el que descargar sus flujos).
Y, a su vez, estos sórdidos intercambios favorecerán la expansión del coronavirus, que a su manera también contribuirá a los «reajustes necesarios en el género de vida», abreviando la de gentes solas y borrachas con «patologías previas». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
La cita
Dostoievsky (citado por Juan Manuel de Prada en Solas, borrachas y con corona virus):
Nosotros les enseñaremos que la felicidad infantil es la más deliciosa. Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos responsables de sus pecados. Y ya nunca tendrán secretos para nosotros.
Y la imagen
Bueno, pues sea como sea, Victor Norberto Victor Norberto:
El fin del mundo hay que dejárselo a Dios, como recuerda atinadamente Salvador Sostres desde las páginas de ABC. Pero entre tanto, ora et labora...
La gravedad del coronavirus parece que reside (al menos por ahora) en la percepción que se tiene de la enfermedad, más que en la enfermedad misma. Por ello hoy nos va a ser de gran ayuda recordar a San Ignacio:
Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que en realidad todo depende de Dios.
Vamos a pensar hoy España como si todo dependiera de ti y de mi, de cuantos consideramos que una de las primeras obligaciones de cualquier Gobierno es poner en manos de las familias todos los recursos para que puedan estar seguras y protegidas.
El coronavirus de los políticos
Mientras su ministro de Sanidad y su apagafuegos parloteaban sin parar por la tele, ¿qué ha hecho de eficaz el Gobierno en las últimas cuatro semanas contra la crisis sanitaria (y la económica que de ella se deriva)?
- Lavarse las manos.
- O recomendar prudencia pero animar a participar en las algaradas feministas del pasado fin de semana.
- O meterse un ministro con el otro.
¡Ah, sí! También tenemos un plan de choque, pero ya si eso lo explicamos otro día.
¿Qué ha hecho la oposición durante ese tiempo?
- Debatir sobre Cayetana Álvarez de Toledo.
- O convocar una asamblea de afiliados.
- O meterse el uno con el otro.
¿Y el Gobierno de la región con más fallecidos y contagiados? ¿Qué ha hecho el PP de Isabel Díaz Ayuso (IDA) y el Ciudadanos de Villacís y Aguado (de vuelta en los sondeos) para proteger a los españoles que viven en la Comunidad de Madrid?
Pues hasta ayer... intentar aparecer en la foto de la mani feminista del PSOE y Podemos.
La semana pasada se registraron casos de coronavirus en algún colegio madrileño. A estas alturas la sanidad de IDA ni siquiera se ha puesto en contacto con los compañeros de los niños contagiados y sus padres.
Pero ayer a última hora dijeron... atención atención...
- Pasado mañana cerraremos los centros educativos.
Pa-sa-do ma-ña-na. ¡Sin prisas, Ayuso, no vayas a tropezar!
Hace tres días IDA ya ofrecía una "sólida" herramienta para acabar con el coronavirus en su región:
Pedazo de Gobierno madrileño, ¿eh, Federico?
17 coronavirus
Todo esto es lo que está sucediendo con el patrocinio de 17 sistemas sanitarios distintos, olé las autonomías.
- ¿Que vives en el País Vasco? Pues escuelas y universidades cerradas.
- ¿Que vives en La Rioja? Colegios abiertos pero a los sospechosos de estar enfermos, encerrados y que la policía los vigile.
- ¿Que vives en Andalucía? Pues ni vigilados, ni colegios cerrados, ¡que viva la Semana Santa y la Feria de Abril!
- ¿En Valencia? ¡Que no falten las Fallas!
- ¿Que vives en Cataluña? Pues igual solo te contagias si eres del PP, de Vox o de Ciudadanos, porque seguro que el bicho allí es indepe.
En España no padecemos una epidemia.
¡Aquí tenemos 17!
Mientras tanto…
Saneando la Seguridad Social
Mientras tanto algunos se están muriendo. En España los casos de coronavirus han crecido más de un 70 por ciento en las últimas 48 horas.
Oído de labios de un experto en una cadena de televisión:
- No hay que alarmarse, la tasa de mortalidad del coronavirus es baja, solo afecta a personas de edad.
Tuve que pellizcarme varias veces, ¿ha dicho que no hay que preocuparse porque los que se mueren son los viejos?
¡Por fin arreglaremos la Seguridad Social!
Estamos ante una enfermedad que mata a personas mayores quizá contagiadas por sus familiares más jóvenes. Una enfermedad que trae el dolor a muchas familias.
Pero el Gobierno nos dice que tranquilos y la oposición, de puntillas sobre el asunto, procurando hacer el menor daño posible. Crítica positiva, lo llaman. Sentido de Estado, lo llaman.
Esta enfermedad causará estragos en las familias. Por dos vías bien distintas. La más dolorosa es desde luego la pérdida de vidas humanas, el fallecimiento de miembros de la familia.
Pero hay un segundo problema que empezamos a vislumbrar: las consecuencias económicas que se derivarán de esta crisis.
El coronavirus en la nómina
Empezaremos a ver cómo echan el cierre empresas y negocios. La amenaza del paro, del que todavía no nos hemos recuperado del todo desde 2008, volverá a ensombrecer el futuro de muchas familias.
Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, todos los países con gobiernos responsables están adoptando medidas concretas destinadas a proteger a sus ciudadanos y a preservar sus economías.
¿Qué hacen Sánchez y sus ministras económicas para evitar que tu plan de pensiones se siga hundiendo en la miseria?
- Presumir de que su feminismo es más gordo que el feminismo de los de al lado.
Se están empezando a publicar estudios económicos rigurosos sobre el impacto del coronavirus:
Uno de los trabajos de simulación más serios lo difundió la Brookings Institution y se titula Los impactos macroeconómicos globales del Covid-19: siete escenarios.
El escenario global de bajo impacto contempla que en el primer año de la pandemia mueran 15 millones de personas, casi 300.000 de ellas en la Eurozona. En el escenario crítico fallecerían 68 millones de personas.
El modelo contempla cinco shocks distintos: en el mercado laboral (donde se produce un impacto por las muertes, bajas por enfermedad, tiempo dedicado a cuidados de familiares), en la prima de riesgo de cada país, en los costes de producción, en la demanda interna y en el gasto público.
En cuanto al impacto económico en el año 2020, la hipótesis más benigna prevé unas pérdidas globales de 2,4 billones de dólares, es decir casi dos veces el PIB de España (1,3 billones de dólares), y la más severa, 9 billones, casi siete veces el PIB español. (John Müller: Siete escenarios del Covid-19)
La repercusión económica de la epidemia augura, según los analistas, un cambio profundo en las relaciones económicas:
Llevará varios meses o varios años, pero, digamos que, en unos cinco años, el mapa económico del mundo sin duda se transformará. En general, deberíamos asistir a una reindustrialización de Occidente, a una retirada de China y a cierto grado de desglobalización económica.
Los ejecutivos de la economía descubrirán cuántos viajes de negocios pueden ser sustituidos por videoconferencias y cuántos congresos son inútiles. Los turistas descubrirán su propio país o el de al lado.
Ya estamos observando que, debido al temor a la epidemia, el comercio digital y las entregas a domicilio se están disparando en todas partes; la profesión del futuro es la de repartidor. (Guy Sorman: El virus de la desglobalización)
El coronavirus es una prueba
No quisiera parecer frívolo, ni ofender a nadie, pero además de una enfermedad que va a causar dolor en muchas familias, esta epidemia tiene algo de prueba.
En primer lugar es una prueba del estado de salud política de nuestros gobernantes y también de quienes ejercen la oposición.
Una prueba de verdad para el sistema entero, un desafío de salud pública y de economía de escala con caracteres estratégicos. Esa clase de crisis en cuyo manejo no bastan agitadores capaces de sacar provecho de cualquier jaleo. Un reto, en suma, para gobernantes maduros, competentes, serios, en el que para estar a la altura de los acontecimientos no va a bastar la invocación de los mantras del diálogo y el progreso. (Ignacio Camacho: El virus de la política adolescente)
De momento la prueba de los políticos está resultando preocupante:
En España nadie parece querer hacer preguntas. ¿Inconsciencia o una forma natural, poco hipocondriaca, de encarar el virus? Las perspectivas no son halagüeñas. El medidor que recoge estas estadísticas no para de crecer en España y hay riesgo de desabastecimiento de los 'kits' para hacer el test de coronavirus en hospitales, amén de que se dé un posible colapso del sistema sanitario.
El coronavirus es el acontecimiento más grave desde la Gran Crisis de 2008. No solo desde la perspectiva de la salud mundial sino también desde el punto de vista social, político y económico. Si —al igual que en 2008— nos adentramos en un periodo de recesión, que hará tambalear de nuevo los cimientos de los países y hará caer gobiernos europeos. En resumen, lo que falta saber ahora es si el mundo será lo mismo tras el coronavirus. (Nacho Cardero: ¿Pasará Sánchez el test del coronavirus?)
La crisis provocada por la percepción que se tiene del coronavirus crece en España con el telón de fondo de las campañas electorales en Galicia y el País Vasco, con la precampaña electoral catalana y con el runrún de las divergencias en el Gobierno de coalición.
O sea, una oportunidad de oro para la oposición.
Pero ellos ni se enteran.
Un virus que clausura Lourdes
¿Considerarán los cristianos que esta epidemia puede vivirse como una prueba?
¿Es loable prudencia o por el contrario resulta dramático a la luz de la fe que por miedo al coronavirus se cierre el acceso a las piscinas de Lourdes donde se bañan los enfermos?
En España la Conferencia Episcopal, con su nuevo equipo directivo al frente, ha dictado algunas normas.
Pero en todos los críticos hay cristianos que se convierten en faros poderosos. Monseñor Pascal Roland, obispo de Belley-Ars:
Deberíamos recordar que en situaciones mucho más graves, las grandes plagas, cuando los medios sanitarios no eran los de hoy, las poblaciones cristianas se ilustraron con procedimientos de oración colectiva, así como por la ayuda a los enfermos, la asistencia a los moribundos y la sepultura de los fallecidos. Los discípulos de Cristo no se apartaron de Dios ni se escondieron de sus semejantes, ¡sino todo lo contrario!
¿No resulta revelador de nuestra relación distorsionada de la realidad de la muerte el pánico colectivo que hoy estamos presenciando? ¿No manifiesta ésta la ansiedad que provoca la pérdida de Dios?
Alejada de mí entonces, la idea de prescribir el cierre de iglesias, la supresión de misas, el abandono del gesto de paz durante la Eucaristía, la imposición de este o aquel modo de comunión considerado más higiénico (dicho esto, ¡cada uno podrá hacer como quiera!), porque una iglesia no es un lugar de riesgo, sino un lugar de salvación. (Obispo francés de Belley-Ars: «¿Epidemia del Coronavirus o epidemia de Miedo?»)
Una prueba cultural
Comparado con los anteriores, estrecharse la mano es un asunto menor pero forma parte de nuestra vida, incluso de la más cotidiana, y de nuestra forma de entender el mundo y las relaciones humanas.
Me ha gustado la reflexión que hace Jon Juaristi a propósito de los cambios en las costumbres que puede provocar la enfermedad y del fin “de la costumbre del apretón de manos y, con ella, el de la Europa que hemos conocido”.
Juaristi cita a la escritora británica Marina Sarah Warner:
A veces la identidad se traduce en cosas muy pequeñas (…), y es que, precisamente, la idea del apretón de manos como gesto de igualdad, de alianza y de amistad parece ser que nació en esta parte nuestra del mundo. Ya en el derecho romano los tratos se formalizaban juntando los pactantes sus manos diestras. Y este gesto simboliza en cierto modo a Europa entera, pues aunque suele hacerse con buena voluntad y con él se han sellado pactos de buena fe, también ha servido a veces para disimular tremendas traiciones. (Jon Juaristi: Pandémicas)
Frente a este en apariencia poco significativo aspecto, algunos esperamos que la epidemia tenga también consecuencias sobre la endeble y caprichosa mentalidad adolescente de una parte de nuestra sociedad, que no es precisamente la mayoritaria, pero sí la más gritona y alborotadora:
Estar sola y borracha es el destino que aguarda a la mujer en la sociedad que estos psicópatos y psicópatas están diseñando. Que, paradójicamente es la sociedad capitalista denunciada por Chesterton, que «destruye hogares, alienta divorcios, provoca la lucha de los sexos y desprestigia las viejas virtudes domésticas», para entronizar «una religión erótica que, a la vez que exalta la lujuria, prohíbe la fecundidad». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
El virus más peligroso
La sociedad del terror provocado es el mejor caldo de cultivo para el peor virus, el de la tiranía. Lo sabían bien Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot...
Y lo saben bien quienes, en las sociedades occidentales de apariencia democrática, manejan los hilos.
La revolucion capitalista precisa «reajustes necesarios en el género de vida» (es decir, destrozos antropológicos concienzudos). Y, para lograr tales «reajustes», cuenta con un neofeminismo psicopático que quiere mujeres «solas y borrachas». O sea, mujeres odiadoras del hombre y de la fecundidad («solas») y entregadas a la libertad sexual más desnortada («borrachas»).
Y, junto a estas mujeres arrasadas, estos psicópatos y psicópatas precisan igualmente hombres «solos» (o sea, divorciados de su masculinidad, narcisos compulsivos o pajilleros disfrazados de planchabragas) y «borrachos» (o sea, enganchados a la pornografía, adoradores del ojo sin párpado o misóginos que sólo ven en las mujeres un recipiente en el que descargar sus flujos).
Y, a su vez, estos sórdidos intercambios favorecerán la expansión del coronavirus, que a su manera también contribuirá a los «reajustes necesarios en el género de vida», abreviando la de gentes solas y borrachas con «patologías previas». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
La cita
Dostoievsky (citado por Juan Manuel de Prada en Solas, borrachas y con corona virus):
Nosotros les enseñaremos que la felicidad infantil es la más deliciosa. Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos responsables de sus pecados. Y ya nunca tendrán secretos para nosotros.
Y la imagen
Bueno, pues sea como sea, Victor Norberto Victor Norberto:
El fin del mundo hay que dejárselo a Dios, como recuerda atinadamente Salvador Sostres desde las páginas de ABC. Pero entre tanto, ora et labora...
La gravedad del coronavirus parece que reside (al menos por ahora) en la percepción que se tiene de la enfermedad, más que en la enfermedad misma. Por ello hoy nos va a ser de gran ayuda recordar a San Ignacio:
Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que en realidad todo depende de Dios.
Vamos a pensar hoy España como si todo dependiera de ti y de mi, de cuantos consideramos que una de las primeras obligaciones de cualquier Gobierno es poner en manos de las familias todos los recursos para que puedan estar seguras y protegidas.
El coronavirus de los políticos
Mientras su ministro de Sanidad y su apagafuegos parloteaban sin parar por la tele, ¿qué ha hecho de eficaz el Gobierno en las últimas cuatro semanas contra la crisis sanitaria (y la económica que de ella se deriva)?
- Lavarse las manos.
- O recomendar prudencia pero animar a participar en las algaradas feministas del pasado fin de semana.
- O meterse un ministro con el otro.
¡Ah, sí! También tenemos un plan de choque, pero ya si eso lo explicamos otro día.
¿Qué ha hecho la oposición durante ese tiempo?
- Debatir sobre Cayetana Álvarez de Toledo.
- O convocar una asamblea de afiliados.
- O meterse el uno con el otro.
¿Y el Gobierno de la región con más fallecidos y contagiados? ¿Qué ha hecho el PP de Isabel Díaz Ayuso (IDA) y el Ciudadanos de Villacís y Aguado (de vuelta en los sondeos) para proteger a los españoles que viven en la Comunidad de Madrid?
Pues hasta ayer... intentar aparecer en la foto de la mani feminista del PSOE y Podemos.
La semana pasada se registraron casos de coronavirus en algún colegio madrileño. A estas alturas la sanidad de IDA ni siquiera se ha puesto en contacto con los compañeros de los niños contagiados y sus padres.
Pero ayer a última hora dijeron... atención atención...
- Pasado mañana cerraremos los centros educativos.
Pa-sa-do ma-ña-na. ¡Sin prisas, Ayuso, no vayas a tropezar!
Hace tres días IDA ya ofrecía una "sólida" herramienta para acabar con el coronavirus en su región:
Pedazo de Gobierno madrileño, ¿eh, Federico?
17 coronavirus
Todo esto es lo que está sucediendo con el patrocinio de 17 sistemas sanitarios distintos, olé las autonomías.
- ¿Que vives en el País Vasco? Pues escuelas y universidades cerradas.
- ¿Que vives en La Rioja? Colegios abiertos pero a los sospechosos de estar enfermos, encerrados y que la policía los vigile.
- ¿Que vives en Andalucía? Pues ni vigilados, ni colegios cerrados, ¡que viva la Semana Santa y la Feria de Abril!
- ¿En Valencia? ¡Que no falten las Fallas!
- ¿Que vives en Cataluña? Pues igual solo te contagias si eres del PP, de Vox o de Ciudadanos, porque seguro que el bicho allí es indepe.
En España no padecemos una epidemia.
¡Aquí tenemos 17!
Mientras tanto…
Saneando la Seguridad Social
Mientras tanto algunos se están muriendo. En España los casos de coronavirus han crecido más de un 70 por ciento en las últimas 48 horas.
Oído de labios de un experto en una cadena de televisión:
- No hay que alarmarse, la tasa de mortalidad del coronavirus es baja, solo afecta a personas de edad.
Tuve que pellizcarme varias veces, ¿ha dicho que no hay que preocuparse porque los que se mueren son los viejos?
¡Por fin arreglaremos la Seguridad Social!
Estamos ante una enfermedad que mata a personas mayores quizá contagiadas por sus familiares más jóvenes. Una enfermedad que trae el dolor a muchas familias.
Pero el Gobierno nos dice que tranquilos y la oposición, de puntillas sobre el asunto, procurando hacer el menor daño posible. Crítica positiva, lo llaman. Sentido de Estado, lo llaman.
Esta enfermedad causará estragos en las familias. Por dos vías bien distintas. La más dolorosa es desde luego la pérdida de vidas humanas, el fallecimiento de miembros de la familia.
Pero hay un segundo problema que empezamos a vislumbrar: las consecuencias económicas que se derivarán de esta crisis.
El coronavirus en la nómina
Empezaremos a ver cómo echan el cierre empresas y negocios. La amenaza del paro, del que todavía no nos hemos recuperado del todo desde 2008, volverá a ensombrecer el futuro de muchas familias.
Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, todos los países con gobiernos responsables están adoptando medidas concretas destinadas a proteger a sus ciudadanos y a preservar sus economías.
¿Qué hacen Sánchez y sus ministras económicas para evitar que tu plan de pensiones se siga hundiendo en la miseria?
- Presumir de que su feminismo es más gordo que el feminismo de los de al lado.
Se están empezando a publicar estudios económicos rigurosos sobre el impacto del coronavirus:
Uno de los trabajos de simulación más serios lo difundió la Brookings Institution y se titula Los impactos macroeconómicos globales del Covid-19: siete escenarios.
El escenario global de bajo impacto contempla que en el primer año de la pandemia mueran 15 millones de personas, casi 300.000 de ellas en la Eurozona. En el escenario crítico fallecerían 68 millones de personas.
El modelo contempla cinco shocks distintos: en el mercado laboral (donde se produce un impacto por las muertes, bajas por enfermedad, tiempo dedicado a cuidados de familiares), en la prima de riesgo de cada país, en los costes de producción, en la demanda interna y en el gasto público.
En cuanto al impacto económico en el año 2020, la hipótesis más benigna prevé unas pérdidas globales de 2,4 billones de dólares, es decir casi dos veces el PIB de España (1,3 billones de dólares), y la más severa, 9 billones, casi siete veces el PIB español. (John Müller: Siete escenarios del Covid-19)
La repercusión económica de la epidemia augura, según los analistas, un cambio profundo en las relaciones económicas:
Llevará varios meses o varios años, pero, digamos que, en unos cinco años, el mapa económico del mundo sin duda se transformará. En general, deberíamos asistir a una reindustrialización de Occidente, a una retirada de China y a cierto grado de desglobalización económica.
Los ejecutivos de la economía descubrirán cuántos viajes de negocios pueden ser sustituidos por videoconferencias y cuántos congresos son inútiles. Los turistas descubrirán su propio país o el de al lado.
Ya estamos observando que, debido al temor a la epidemia, el comercio digital y las entregas a domicilio se están disparando en todas partes; la profesión del futuro es la de repartidor. (Guy Sorman: El virus de la desglobalización)
El coronavirus es una prueba
No quisiera parecer frívolo, ni ofender a nadie, pero además de una enfermedad que va a causar dolor en muchas familias, esta epidemia tiene algo de prueba.
En primer lugar es una prueba del estado de salud política de nuestros gobernantes y también de quienes ejercen la oposición.
Una prueba de verdad para el sistema entero, un desafío de salud pública y de economía de escala con caracteres estratégicos. Esa clase de crisis en cuyo manejo no bastan agitadores capaces de sacar provecho de cualquier jaleo. Un reto, en suma, para gobernantes maduros, competentes, serios, en el que para estar a la altura de los acontecimientos no va a bastar la invocación de los mantras del diálogo y el progreso. (Ignacio Camacho: El virus de la política adolescente)
De momento la prueba de los políticos está resultando preocupante:
En España nadie parece querer hacer preguntas. ¿Inconsciencia o una forma natural, poco hipocondriaca, de encarar el virus? Las perspectivas no son halagüeñas. El medidor que recoge estas estadísticas no para de crecer en España y hay riesgo de desabastecimiento de los 'kits' para hacer el test de coronavirus en hospitales, amén de que se dé un posible colapso del sistema sanitario.
El coronavirus es el acontecimiento más grave desde la Gran Crisis de 2008. No solo desde la perspectiva de la salud mundial sino también desde el punto de vista social, político y económico. Si —al igual que en 2008— nos adentramos en un periodo de recesión, que hará tambalear de nuevo los cimientos de los países y hará caer gobiernos europeos. En resumen, lo que falta saber ahora es si el mundo será lo mismo tras el coronavirus. (Nacho Cardero: ¿Pasará Sánchez el test del coronavirus?)
La crisis provocada por la percepción que se tiene del coronavirus crece en España con el telón de fondo de las campañas electorales en Galicia y el País Vasco, con la precampaña electoral catalana y con el runrún de las divergencias en el Gobierno de coalición.
O sea, una oportunidad de oro para la oposición.
Pero ellos ni se enteran.
Un virus que clausura Lourdes
¿Considerarán los cristianos que esta epidemia puede vivirse como una prueba?
¿Es loable prudencia o por el contrario resulta dramático a la luz de la fe que por miedo al coronavirus se cierre el acceso a las piscinas de Lourdes donde se bañan los enfermos?
En España la Conferencia Episcopal, con su nuevo equipo directivo al frente, ha dictado algunas normas.
Pero en todos los críticos hay cristianos que se convierten en faros poderosos. Monseñor Pascal Roland, obispo de Belley-Ars:
Deberíamos recordar que en situaciones mucho más graves, las grandes plagas, cuando los medios sanitarios no eran los de hoy, las poblaciones cristianas se ilustraron con procedimientos de oración colectiva, así como por la ayuda a los enfermos, la asistencia a los moribundos y la sepultura de los fallecidos. Los discípulos de Cristo no se apartaron de Dios ni se escondieron de sus semejantes, ¡sino todo lo contrario!
¿No resulta revelador de nuestra relación distorsionada de la realidad de la muerte el pánico colectivo que hoy estamos presenciando? ¿No manifiesta ésta la ansiedad que provoca la pérdida de Dios?
Alejada de mí entonces, la idea de prescribir el cierre de iglesias, la supresión de misas, el abandono del gesto de paz durante la Eucaristía, la imposición de este o aquel modo de comunión considerado más higiénico (dicho esto, ¡cada uno podrá hacer como quiera!), porque una iglesia no es un lugar de riesgo, sino un lugar de salvación. (Obispo francés de Belley-Ars: «¿Epidemia del Coronavirus o epidemia de Miedo?»)
Una prueba cultural
Comparado con los anteriores, estrecharse la mano es un asunto menor pero forma parte de nuestra vida, incluso de la más cotidiana, y de nuestra forma de entender el mundo y las relaciones humanas.
Me ha gustado la reflexión que hace Jon Juaristi a propósito de los cambios en las costumbres que puede provocar la enfermedad y del fin “de la costumbre del apretón de manos y, con ella, el de la Europa que hemos conocido”.
Juaristi cita a la escritora británica Marina Sarah Warner:
A veces la identidad se traduce en cosas muy pequeñas (…), y es que, precisamente, la idea del apretón de manos como gesto de igualdad, de alianza y de amistad parece ser que nació en esta parte nuestra del mundo. Ya en el derecho romano los tratos se formalizaban juntando los pactantes sus manos diestras. Y este gesto simboliza en cierto modo a Europa entera, pues aunque suele hacerse con buena voluntad y con él se han sellado pactos de buena fe, también ha servido a veces para disimular tremendas traiciones. (Jon Juaristi: Pandémicas)
Frente a este en apariencia poco significativo aspecto, algunos esperamos que la epidemia tenga también consecuencias sobre la endeble y caprichosa mentalidad adolescente de una parte de nuestra sociedad, que no es precisamente la mayoritaria, pero sí la más gritona y alborotadora:
Estar sola y borracha es el destino que aguarda a la mujer en la sociedad que estos psicópatos y psicópatas están diseñando. Que, paradójicamente es la sociedad capitalista denunciada por Chesterton, que «destruye hogares, alienta divorcios, provoca la lucha de los sexos y desprestigia las viejas virtudes domésticas», para entronizar «una religión erótica que, a la vez que exalta la lujuria, prohíbe la fecundidad». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
El virus más peligroso
La sociedad del terror provocado es el mejor caldo de cultivo para el peor virus, el de la tiranía. Lo sabían bien Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot...
Y lo saben bien quienes, en las sociedades occidentales de apariencia democrática, manejan los hilos.
La revolucion capitalista precisa «reajustes necesarios en el género de vida» (es decir, destrozos antropológicos concienzudos). Y, para lograr tales «reajustes», cuenta con un neofeminismo psicopático que quiere mujeres «solas y borrachas». O sea, mujeres odiadoras del hombre y de la fecundidad («solas») y entregadas a la libertad sexual más desnortada («borrachas»).
Y, junto a estas mujeres arrasadas, estos psicópatos y psicópatas precisan igualmente hombres «solos» (o sea, divorciados de su masculinidad, narcisos compulsivos o pajilleros disfrazados de planchabragas) y «borrachos» (o sea, enganchados a la pornografía, adoradores del ojo sin párpado o misóginos que sólo ven en las mujeres un recipiente en el que descargar sus flujos).
Y, a su vez, estos sórdidos intercambios favorecerán la expansión del coronavirus, que a su manera también contribuirá a los «reajustes necesarios en el género de vida», abreviando la de gentes solas y borrachas con «patologías previas». (Juan Manuel de Prada: Solas, borrachas y con coronavirus)
La cita
Dostoievsky (citado por Juan Manuel de Prada en Solas, borrachas y con corona virus):
Nosotros les enseñaremos que la felicidad infantil es la más deliciosa. Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos responsables de sus pecados. Y ya nunca tendrán secretos para nosotros.
Y la imagen
Bueno, pues sea como sea, Victor Norberto (el dispreciau), yo siempre soy partidario del lema de la santa del Cerro de los Ángeles, Santa Maravillas de Jesús:
“Lo que Dios quiera, cuando Dios quiera, donde Dios quiera.”
Y eso tanto en asuntos divinos como en los terrenales de la sanidad y el pinche coronavirus.
¡Hasta mañana, Victor Norberto (el dispreciau)!
TU DÍA ACTUALL
Guerra civil de la izquierda: podemitas, socialistas, feministas, trans... a la gresca. Socialistas contra comunistas; podemitas radicales contra podemitas aburguesados, feministas contra trans. Es el sino de la izquierda. Amplía la psicodelia, aquí.
España permite abortar con 16 años, pero la película provida 'Unplanned' no se recomienda hasta los 18. La distribuidora subraya que la calificación de "Unplanned" solo es a título orientativo y no prohibe la entrada de menores a las salas donde sea exhibida". La película que narra la vida de la exabortista Abby Johnson se proyecta en cines de toda España desde el próximo 27 de Marzo. Ampliación, aquí.
La capital de Minnesota crea el "día del abortista". Saint Paul aprueba el día de aprecio a los proveedores de aborto en memoria de un empresario del aborto que fue asesinado en 1993. Amplía esta noticia, aquí.
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Que pases un buen día. , yo siempre soy partidario del lema de la santa del Cerro de los Ángeles, Santa Maravillas de Jesús:
“Lo que Dios quiera, cuando Dios quiera, donde Dios quiera.”
Y eso tanto en asuntos divinos como en los terrenales de la sanidad y el pinche coronavirus.
¡Hasta mañana, Victor Norberto!
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España permite abortar con 16 años, pero la película provida 'Unplanned' no se recomienda hasta los 18. La distribuidora subraya que la calificación de "Unplanned" solo es a título orientativo y no prohibe la entrada de menores a las salas donde sea exhibida". La película que narra la vida de la exabortista Abby Johnson se proyecta en cines de toda España desde el próximo 27 de Marzo. Ampliación, aquí.
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España permite abortar con 16 años, pero la película provida 'Unplanned' no se recomienda hasta los 18. La distribuidora subraya que la calificación de "Unplanned" solo es a título orientativo y no prohibe la entrada de menores a las salas donde sea exhibida". La película que narra la vida de la exabortista Abby Johnson se proyecta en cines de toda España desde el próximo 27 de Marzo. Ampliación, aquí.
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Que pases un buen día.
(el dispreciau) dice: el fin del mundo es un tema de Dios... nadie puede hacer nada para evitarlo, excepto ser fiel a sí mismo... luego, el mundo ha hecho mucho a favor de la dispersión de los virus... contaminación, intoxicación, envenenamiento, y mucho más, no pocos se dedicaron a desmantelar la salud pública porque se trataba de un gasto innecesario... pues los resultados están a la vista de quien los quiera ver... ahora el gasto demanda convertirse en inversión debido al miedo político y eclesiástico de caer en la volteada... ya que está claro que le toca a él pero mañana me toca a mí, o puede hacerlo, o puede ocurrir, y que se muera el otro está bien, pero que me muera yo que soy legislador, pues no, sería una injusticia, qué va!... también le cabe a los ministros, y por qué no, a los reyes y a los presidentes, así como a los primeros y segundos ministros... sin omitir a los curas... y hasta los terroristas, ya que el virus no se fija ni en los títulos ni en los honores, mucho menos en las glorias compradas, en los títulos nobiliarios ni tampoco en los inmobiliarios... a él (virus) le da igual... y la humanidad, por estas horas, está padeciendo una crisis de politiquitis... una enfermedad que arrolla con todo lo que encuentra, así es que si no te devora la política te mata el virus... lindo panorama!, ¿no?... marzo 10, 2020.-
la podredumbre política está ahogando a la raza humana y nadie atina a reaccionar... pero esto, te lo aseguro, no durará mucho tiempo más... la Revolución Francesa del siglo XXI está a menos de un milímetro del despojo de los derechos humanos y ciudadanos... eso sí, los políticos no se dan cuenta porque están focalizados en robar a como sea...
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