Buenos días, Victor Norberto (el dispreciau).
La creciente desconfianza de los pueblos hacia los gobernantes, el descrédito de la clase política -tendencia de especial importancia en los últimos años en todo Occidente- no es fruto de la casualidad.
Durante decenios, muchos pensaron que la democracia era una cosa hecha y establecida, inamovible. algo que había llegado para quedarse tras el auge de los sistemas totalitarios -comunismo, nazismo, fascismo- en los primeros años del siglo XX y el horror de la Segunda Guerra Mundial en el que desencadenaron.
Pero ha quedado comprobado que en la era posterior a la Ilustración, los modelos políticos que se imponen desde ‘arriba’ pueden triunfar durante un tiempo, pero no por siempre.
Al mismo tiempo, las sociedades representadas en teoría por la clase política también tienen su parte de responsabilidad en estos procesos. Cuando el relativismo, la comodidad y el egoísmo invaden el alma de los pueblos, es fácil manipularlos. Un cuerpo social sin criterio -o peor, cuando el criterio es la ausencia del mismo- está sometido a los sentimientos, las pasiones y los vientos que con más fuerza logren soplar.
Por eso, los gobiernos se pueden permitir el lujo suicida de descuidar la estructura más fundamental de una sociedad: la familia. Y no solo eso, sino que es capaz, con la connivencia de buena parte de la sociedad civil, de atacarla en su base, en su alma, en su esencia,
La familia es despreciada por su fundamento: la unión entre un varón y una mujer, que se comprometen ante la sociedad de forma mutua a cuidarse y amarse y a colaborar en la perpetuación de la especie y la construcción de una sociedad libre, verdadera, solidaria.
La familia es también atacada en los derechos de los padres a determinar el tipo de educación que estimen oportuna para sus hijos, dentro de un mínimo que puede caber de forma holgada en la Declaración de los Derechos Humanos.
La familia es igualmente machacada en su esencia cuando se proclama a diestro y siniestro que es bueno eliminar al que estorba, ya sea por una enfermedad detectada antes de nacer, por dificultades económicas, o por que el abuelo ya no es “productivo” y, en nombre de una falsa piedad, se le anima a quitarse de enmedio.
Tú, Victor Norberto, conoces bien cuáles son las amenazas que se ciernen sobre tu propia familia. Y sin embargo ¿qué hacen los gobiernos de medio mundo? En la pieza que te adelanto de nuestro compañero Juan Robles contiene en sí otro adelanto. Es apenas un dato, pero muy revelador de esto que quiero compartir contigo esta mañana.
El Instituto de Política Familiar, asociación con estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, lleva muchos años elaborando informes sobre la situación de la familia en España y Europa.
Y está a punto de publicar su primer informe destinado a desentrañar la realidad de la familia en Iberoamérica. Aunque está pendiente de encontrar el lugar y el momento para su presentación, el informe está muy avanzado y en Actuall tenemos la suerte de poder compartir un adelanto contigo.
El hecho es que ni un solo gobierno de estos países tiene un Ministerio de Familia. Y sólo seis países cuentan con organismos de segundo y tercer nivel administrativo.
Por eso es tan importante que la sociedad civil en favor de la familia y la defensa de la vida y las libertades sea muy activo y eficaz. Sin esa vigilancia, las imposiciones se hacen mucho más fáciles de ejecutar, como te comentaba al inicio de este mensaje.
Te pido por favor que compartas este adelanto con tus conocidos y familiares. Los políticos tienen una enorme responsabilidad. PEro los ciudadanos hemos de tomar la nuestra.
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Te deseo un magnífico fin de semana en familia y libertad
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