La conferencia de Italia sobre Libia evidencia la ineficacia de Occidente en el proceso de paz
El presidente italiano intenta arrancar de las partes enfrentadas acuerdos para estabilizar el país vecino
Rabat / Roma
Un carabinero patrulla la zona junto al hotel Villa Igiea, donde se celebra la cita sobre Libia. ANTONIO CALANNI AP
Francia intentó en mayo arrancar acuerdos de paz entre las partes enfrentadas en Libia y seis meses después prueba fortuna el Gobierno italiano de Giuseppe Conte. Con el mismo objetivo, Conte ha citado en Palermo este lunes y martes a las partes enfrentadas en Libia y a varios representantes de la comunidad internacional.
Conte ha expresado su intención de superar el estancamiento libio y de prevenir una escalada de violencia. Sin embargo, a medida que avanzaba la jornada del lunes el Gobierno italiano no podía garantizar siquiera la presencia en la cita del mariscal Jalifa Hafter, el hombre que ejerce un poder incontestable en el Este del país, con el apoyo de Egipto. A última hora del día apareció en Palermo y se vio con Conte. Un alivio para el Ejecutivo itlaiano, porque sin este militar de 75 años, que en su día fue gadafista y después un aliado clave de la CIA, cualquier acuerdo de paz sería papel mojado.
En mayo el presidente de Francia, Emmanuel Macron, logró contar con la asistencia de Hafter en París e incluso arrancó un acuerdo verbal entre las partes enfrentadas para celebrar elecciones el 10 de diciembre en Libia. Casi nadie creía realmente en esa declaración de intenciones. Ahora, los expertos se muestran también muy cautos.
Claudia Gazzini, miembro del centro de análisis Crisis Group, ha saludado el hecho de que el formato de la conferencia de Palermo no se centre solo en política, sino en economía y seguridad. Pero ha señalado en Twitter que las posibilidades de avance son escasas y ha aventurado que un resultado realista puede ser el hecho de que la comunidad internacional apoye el plan presentado este mes por el libanés Ghassan Salamé, representante especial y jefe de la misión de la ONU en Libia. Salamé pretende promover en enero de 2019 una conferencia nacional en Libia con vistas a celebrar elecciones en la primavera. Gazzini ha matizado, sin embargo, que ese camino aún queda muy difuso. “¿Qué tipo de elecciones serán? ¿Parlamentarias, presidenciales? ¿Ambas? ¿O un referéndum sobre una propuesta de Constitución?”se ha preguntado la analista.
Un miembro del centro de análisis Atlantic Council ha indicado a este diario por vía digital que no albergaba muchas esperanzas respecto al encuentro: “A menos que haya un avance importante en materia de seguridad y un plan claro para afrontar el desarme de los grupos armados será difícil lograr algún progreso político o económico”.
El Gobierno de Giuseppe Conte quería apuntarse un tanto diplomático liderando y hospedando una cumbre internacional para construir la paz en Libia. La idea era recibir en Palermo a un gran elenco de jefes de Estado (pasando por Donald Trump y Emanuel Macron) y juntar también a los líderes de las dos grandes facciones libias, el general Jalifa Hafter y el primer ministro, Fayez El Serraj. La menguada lista de confirmaciones, sin embargo, es una imagen perfecta de lo lejana que se vislumbra una solución a un conflicto que afecta directamente a Italia en cuestiones migratorias y económicas.
La cumbre organizada debía ser uno de los hitos de la nueva política exterior del Gobierno populista de Conte. En plena tensión con Francia por el debate migratorio, la cita pretendía retomar el liderazgo en los intentos de pacificación de una región clave también para los intereses petrolíferos de compañías nacionales como Eni. El ministerio de Exteriores y el propio Palacio Chigi llevan meses haciendo publicidad del encuentro, pero no han logrado establecer unas líneas de debate que inviten a pensar en soluciones a corto plazo ni convencer a los grandes actores con intereses en la zona para que envíen a sus máximos representantes.
Los países europeos han comprometido su presencia, pero solo a través de sus ministros. Francia y Alemania desplazarán a sus titulares de Exteriores, mientras en representación de España solo irá el secretario de Estado de Exteriores, Fernando Martín Valenzuela. Respecto al presidente de Estados Unidos, jamás se comprometió a asistir. En el caso de los países africanos ha habido más suerte, y el presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi, por ejemplo, sí estará presente en la reunión. Los anfitriones habían programado el inicio de la cita con una cena de trabajo en el hotel Villa Igiea. El verdadero debate tendrá lugar la mañana del martes.
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