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La covid amenaza la educación de los refugiados
Una mañana en la escuela primaria Vahdat, en Isfahan, Irán, donde niñas refugiadas e iraníes se preparan para empezar clases. Acnur propone garantizar que, al reabrir las escuelas tras la pandemia, se garantice a las niñas refugiadas en todo el mundo iguales oportunidades. Foto: Mohammad Hossein Dehghanian/Acnur
- La educación y el potencial de millones de niños y jóvenes refugiados en el mundo están bajo la amenaza de la pandemia covid-19, porque carecen de recursos para reinsertarse en el sistema educativo, advirtió este jueves 3 un nuevo informe de la Agencia de las Naciones Unidas los Refugiados (Acnur).
El titular de Acnur, Filippo Grandi, recordó que “la mitad de los niños refugiados del mundo no estaban escolarizados antes de esta situación”, causada por la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales, y “después de todo lo que han soportado no podemos robarles su futuro negándoles hoy una educación”.
“A pesar de los enormes desafíos que plantea la pandemia, si se ofrece un mayor respaldo internacional a las personas refugiadas y a sus comunidades de acogida, podremos desarrollar más medios innovadores para proteger los avances fundamentales obtenidos durante los últimos años”, dijo Grandi.
El nuevo informe, “Uniendo fuerzas por la educación de las personas refugiadas”, examinó la situación de los refugiados en 12 países de acogida: Chad, Etiopia, Iraq, Jordania, Kenia, Líbano, Pakistán, Ruanda, Sudán del Sur, Tanzania, Turquía y Uganda.
Al cierre de 2019 había en esos países 10 539 000 refugiados, más de la mitad de los 20,4 millones alcanzados por el mandato de Acnur en todo el mundo.
Antes de la pandemia, un niño refugiado tenía el doble de probabilidades de no asistir a la escuela que un niño no refugiado. Más de 1,8 millones de niños refugiados en esos países, 48 por ciento de todos ellos, no asistía a una escuela.
Aunque la tasa bruta de matriculación de refugiados en escuelas primarias es de 77 por ciento, solo 31 por ciento de los jóvenes se matriculó en escuelas secundarias, y apenas tres por ciento pudieron hacerlo en educación superior.
En secundaria la matrícula de las niñas con respecto a los varones es 10 por ciento menor, y los impactos sociales y culturales de la covid pueden desalentar el regreso a clases de una gran cantidad de ellas, según el informe.
“Me preocupa especialmente el impacto en las niñas y jóvenes refugiadas. La educación no solo es un derecho humano, sino que la protección y los beneficios económicos para las niñas refugiadas, sus familias y sus comunidades educativas son evidentes”, dijo Grandi.
La situación en general empeorará por el cierre de escuelas, las graves dificultades para pagar matrículas, uniformes o libros, la falta de acceso a tecnologías o porque niños, niñas y jóvenes se verán obligados a trabajar para ayudar a sus familias.
Por ejemplo, en la región del Sahel, la franja semiárida al sur del Sahara que comparten una docena de países africanos con poblaciones de refugiados, se prevé que la violencia fuerce el cierre de unas 2500 escuelas, a las que acuden 350 000 estudiantes.
El informe considera que se ponen en peligro esfuerzos y avances para alcanzar, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030, el ODS 4, de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos.
También destaca que adaptarse a las limitaciones impuestas por la covid ha sido especialmente duro para 85 por ciento de los refugiados, quienes viven en países en desarrollo o menos desarrollados.
Ello porque recursos como teléfonos móviles, tabletas, ordenadores portátiles, buena conectividad, o incluso los aparatos de radio, necesarios para emprender tareas como educación a distancia, con frecuencia no se encuentran fácilmente disponibles para las comunidades desplazadas.
El informe recomienda a escuelas y universidades que den la bienvenida a los refugiados, capaciten a los maestros para integrarlos, ofrezcan becas para el tercer nivel, sean comprensivos con las realidades del desplazamiento, eviten obstáculos burocráticos y hagan frente a la discriminación, la xenofobia y el acoso sexual.
A los Estados y ciudades se les pide asegurar que los niños y jóvenes refugiados sean incluidos en el esfuerzo para reiniciar la educación, asegurar que las niñas tengan las mismas oportunidades, e incluso dar a los refugiados acceso a la escuela aún sin documentación o certificación.
A empresas y donantes se les pide asociarse a los programas de inversión en educación para refugiados, apoyando con financiamiento, equipos o materiales para capacitación de maestros, conectividad, infraestructura, pasantías y capacitación de estudiantes y oportunidades de trabajo.
A-E/HM
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