3 de diciembre de 2019, San Francisco Javier, San Casiano de Tánger, San Birino de Dorchester.
¡Victor Norberto (el dispreciau), buenos días!
El problema no es qué Gobierno vamos a tener, sino para qué.
Mientras en ese Gobierno figure Pedro Sánchez, nada garantiza que evitemos el precipicio.
Ni Inés Arrimadas en el consejo de ministros, ni Pablo Casado vigilando la legislatura con sus escaños.
¿Qué podría hacer un Ciudadanos diezmado y humillado dando otra vuelta de veleta para apoyar ahora al PSOE del que ha estado abjurando hasta ayer por la tarde?
Y el apoyo indirecto del PP tampoco evitaría la toxicidad Sánchez, por más que se apele al sentido de Estado.
Empezamos en diciembre de 2015 con una sana ruptura del bipartidismo y hemos derivado hacia una suerte de distopía cada vez más inquietante. Cuatro años y cuatro elecciones después, resulta que lo que está en juego no es ya la presidencia del Gobierno, sino los fundamentos constitucionales y el modelo de Estado.
¿Quién ha otorgado a Pedro Sánchez legitimidad para embarcarse en este viaje? No sus votantes, desde luego. A ellos los engañó.
En el centro y la derecha, no responden. El PP, desde la barrera; Ciudadanos hecho jirones y Vox en sus extravagancias.
No nos enfrentamos a ensoñaciones, sino a un momento crítico, con un tahúr dispuesto a poner el destino del país en manos de aquellos que quieren destruirlo. (Maite Rico: Nuestro manual de resistencia)
Da igual quién se asocie a Sánchez, si sigue figurando Sánchez.
Pero conviene ir un poco más allá, porque el problema de España hoy ya no es solo Pedro Sánchez.
El problema de España hoy es el PSOE. Otra vez. Como a comienzos del siglo pasado. Un PSOE que ha parido y ha encumbrado a su secretario general, que le ha votado en primarias y le ha votado en dos elecciones generales consecutivas.
Dice Maite Rico aludiendo al libro que Sánchez no escribió pero firmó que “vamos a tener que empezar a escribir nuestro propio manual de resistencia”.
¡Nada de resistir! No se trata de aguantar sino de plantar cara.
Si nosotros, los ciudadanos de a pie, tú y yo, no empezamos a presionar con todos los instrumentos a nuestro alcance, ellos terminarán hundiendo España.
Su plan es actuar a nuestras espaldas, neutralizando a la gente, robándonos nuestro voto para usarlo como les conviene a ellos, a los partidos políticos, que no a la ciudadanía.
Los partidos políticos representados hoy en el Congreso de los Diputados nos están robando España.
Por eso la solución no es esta o aquella combinación de siglas, sino recuperar la democracia y respetar la voluntad popular: nadie votó un cambio de sistema constitucional ni un cambio de régimen en ninguna de las elecciones generales pasadas.
Así que… ¡volvamos a las urnas! Yo quiero unas terceras elecciones generales.
Podemos trabaja para que gobierne Vox
Tengo para mi que una de las pocas personas con inteligencia estratégica desde la izquierda es en estos momentos Teresa Rodríguez, una talibana de tomo y lomo que está denunciando lo que significaría para la izquierda la coalición PSOE-Podemos.
Rodríguez ha presentado el documento para la “conferencia política” o congreso que Adelante Andalucía celebra en enero. En el texto, la líder de la extrema izquierda se opone con dureza a un Gobierno de coalición PSOE-Podemos porque tal acuerdo solo serviría para aumentar el peso de Vox en la política española:
Mirando ejemplos cercanos de coaliciones de los “socialistas” con su izquierda como en Francia, en Italia o en Andalucía no resultan experiencias muy alentadoras. Caída empicado [sic] o desaparición del socio minoritario y crecimiento de la extrema derecha como alternativa de impugnación en los casos de Francia e Italia. (Análisis y tareas para el periodo inmediato: ser luna llena)
La líder de Adelante Andalucía es una comunista ortodoxa, que aplica criterios marxistas ortodoxos a sus análisis y propuestas. Y al fin y al cabo Marx fue uno de los pensadores más brillantes de su tiempo.
En cambio, frente a su análisis, la panda de engreídos salidos del alboroto de los vagos en los campus madrileños, desde Monedero a Pablo Iglesias, pasando por Errejón, tienen de marxista lo que Colón de catalán.
Sus análisis, fundamentados en su cómoda vida de revolucionarios de salón con antojos de adolescente ocioso, no superan la categoría de plagio, al modo de las tesis “fusiladas” de Sánchez y tutti quanti.
En su mayoría, plagios de teóricos comunistas de tercera, mezclados con frases sacadas de Google del pobre de Gramsci, que merece de los suyos mejor trato del que recibe, aderezado todo ello con esa retórica de asamblea de facultad que es tan vieja como ya lo era cuando la utilizábamos en los 70.
Por eso la ortodoxa Teresa Rodríguez da en el clavo rechazando el pacto PSOE-Podemos, mientras sus compañeros de Madrid solo aspiran a dar en la cuenta bancaria.
Me repele todo lo que dice esta señora (señorita, a fuer de precisos), pero admiro la coherencia, se produzca donde se produzca.
El PSOE trabaja para que gobierne Vox
Resulta obvio preguntarse si la estrategia de Moncloa durante el último año pasa, entre otras cosas, por hacer de Vox el Podemos del PP.
Pero hay estrategias que carga el diablo.
La primera vez que se presentó a las elecciones Jean Marie Le Pen, en 1981, su partido, el Frente Nacional, no pasó del 0,2 por ciento del voto.
Le Pen hizo entonces algo insólito: escribió una carta al presidente de la República, el socialista François Mitterrand, quejándose de que las emisoras de radio y las cadenas de televisión habían ignorado su campaña electoral.
Mitterrand, que se consideraba el tipo más inteligente de la especie humana, creyó dar con una estrategia que le mantendría en el poder por los siglos de los siglos: promocionar al Frente Nacional para dividir el voto de la derecha. ¿Te suena?
El presidente socialista francés respondió por carta a Le Pen dándole la razón.
En la misma carta se dirigía al ministro de Comunicaciones reclamándole que acabara con el veto mediático al Frente Nacional.
A partir de aquel momento los medios públicos y privados vivieron fuertes presiones de la presidencia de la República y del Partido Socialista francés, que les instaban a abrir sus puertas al Frente Nacional (La main droite de Dieu: enquête sur François Mitterand et l'extrême droite).
No contento con ello, Mitterrand forzó un cambio del sistema electoral que beneficiaba la entrada del Frente Nacional en las instituciones francesas.
Desde entonces el Frente Nacional no ha dejado de crecer en Francia. Pero su éxito se debe en buena parte a los votantes socialistas y comunistas que abandonaron sus partidos para pasarse al partido de Le Pen.
En cuanto al Partido Socialista francés y al Partido Comunista, desde entonces no dejan de cosechar sonoros fracasos electorales.
Estrategias que carga el diablo. O los mismísimos ángeles, si lo miras desde el punto de vista de Vox.
Y el PP también trabaja para que gobierne Vox
El PP ha aceptado entrar en el juego del etnicismo vasco. Nueva bofetada de Pablo Casado al votante del PP.
Los populares aceptan negociar un nuevo estatuto de autonomía tan absolutamente innecesario como todos los demás.
Es cierto que el PP rechaza el proyecto de estatuto secesionista presentado por el Ku Klux Klan de boina y goma 2, esa sempiterna coalición de PNV + ETA con sus diversas denominaciones (hoy, Bildu).
Pero el PP inclina otra vez, de nuevo, una vez más, la cabeza ante los antojos nacionalistas y se apresta a entrar en su juego, sentándose a la mesa de cocinar nuevos privilegios regionales.
¿Hemos terminado con ETA? Es evidente que no. La Guardia Civil hizo su trabajo pero el legado de la banda perdura. Y el miedo. El PSOE negocia Navarra con EH Bildu y blanquea al terrorista Otegi.
El PNV ha negociado con los batasunos un Estatuto que incluye el derecho a decidir. El partido guía se quejaba de que la violencia les impedía llegar a su programa máximo. Cuando ETA dejó de matar consideraron que había llegado el momento. Sin romper con su pasado, sin condenar uno solo de sus 857 asesinatos. (Santiago González: ¿Hemos terminado con ETA?)
El PP no escarmienta, sigue con su incorregible sumisión al marco de discusión de la izquierda y los nacionalismos.
Con decisiones como esta, la dirección de este PP, que a ratos parece algo más aseado que el de Rajoy, hace denodados esfuerzos para que sus votantes sigan pasándose a Vox.
A lo que ha renunciado Casado, en el fondo, no es a la gran coalición. El PSOE habría rehuido a esa entente con la derecha, que en Europa ha machacado a no pocos partidos socialdemócratas. A lo que ha renunciado Casado, en verdad, es al liderazgo. A guiñarle el ojo a sus votantes, y al millón de Ciudadanos que se fue a la abstención el 10-N. (Estefanía Molina: Pablo Casado, sin liderazgo ante el Gobierno Sánchez-Iglesias)
Me pregunto qué diantre hace todavía en el PP Cayetana Álvarez de Toledo. ¿Empezamos una porra?
Y mientras tanto los de siempre se relamen
Los asesinos de militantes del PSOE tienen ya la sartén bien agarrada por el mango en Navarra, gracias al PSOE. La traición se suma al síndrome de Estocolmo. ¿O es masoquismo?
Y esos mismos asesinos junto a los que recogen sus nueces, el PNV, acaban de sentar en su mesa al PP para hablar de un nuevo estatuto de autonomía. ¿Más síndrome de Estocolmo?
Nada nuevo bajo el sol, tristemente: PSOE y PP haciéndole la ola a ETA.
¿Hemos terminado con ETA? Es evidente que no. La Guardia Civil hizo su trabajo, como admite el abogado Montero, pero el legado de la banda perdura. Y el miedo.
Advierte Iñaki Arteta acerca de “la posibilidad de dinamitar desde dentro el cuarto país del mundo en cuanto a calidad de vida”:
Todo ha de tener una apariencia pacífica porque la derretida opinión pública aceptará impasible cualquier cuestión en esas condiciones. «¡No quemes el Amazonas! ¡No a las vacas! ¡Fuera los toros!».
En este ambiente, subvertir lo establecido, desde una vivienda confortable con 200 canales de televisión e hijos en colegios privados, incluso comiendo una chuleta, es posible. Pacíficamente. Revolución chic.
La miseria inunda las salas negociadoras (lugares sacropolíticos frente a los viejos Parlamentos), las preciosas y cómodas sillas que flotan en ella, acogen los traseros más desleales de la clase política que ha tenido España. Los principios, quedan fuera. Objetivo: España descuartizada. (La coartada de los pacíficos)
Si se lo dejamos a los políticos...
Si dejamos que los muchos y graves problemas que han creado los partidos políticos, los resuelvan esos mismos partidos políticos, estamos perdidos.
España es un país en que el grueso de la clase política parece que pasa por ahí. Es el drama del igualitarismo atroz, del desprecio del mérito y de la jerarquía.
Tenemos una clase política de riñonera y excursionistas, de frívolos de bar de facultad, de gánsteres de medio pelo y de listillos tan poco inteligentes que cualquier día cometerán un error del que jamás podrán recuperarse –y quizá nosotros tampoco. (Salvador Sostres: Gente normal, como tú)
Por más que ellos hablen y no paren sobre democracia, transparencia y estado de derecho, si lo dejamos todo en manos de los partidos políticos, los ciudadanos perderemos.
«Estado de derecho» alude a la capacidad demiúrgica del poder político para crear leyes a su conveniencia (leyes que respondan a la ideología reinante en cada coyuntura); «Estado de derecho» alude a la ilimitación jurídica del poder político, que para imponer sus designios se convierte en una fábrica de leyes cambiantes y a menudo incongruentes; «Estado de derecho», en fin, expresa que las leyes (y sólo ellas, sin fundamento alguno en un orden del ser) determinan lo que es justo, de tal modo que, al legislar, el Estado se convierte en creador caprichoso de la justicia.
Estamos en un «Estado de derecho», en el que el poder político configura arbitrariamente y sin relación alguna con una idea de justicia (es decir, de forma totalitaria) el horizonte vital de las personas sometidas a su dominio. Se unen así el nihilismo jurídico (barrizal positivista cambiante, tribunales lacayos que interpretan las leyes a gusto del que manda) y el nihilismo existencial, que nos obliga a vivir según establezcan los ingenieros sociales de turno. (Juan Manuel de Prada: Estado de desecho)
Una de canallas
O mejor dicho, tres. Tres clases de canallas:
- Los responsables de que todavía se mantenga en antena el programa de televisión que transmite una violación en directo.
- Los responsables de la cadena de televisión que denuncia la violencia contra la mujer… excepto cuando la cometen ellos.
- Los representantes de las innumerables asociaciones feministas y similares que miran para otro lado cuando les conviene.
Permíteme una pregunta: ¿falta tu firma en esta campaña?
La cita
“No es un problema de letra sino de patriotismo. Recuperar el canto de nuestro Himno Nacional es perfectamente legítimo, como expresión del amor a nuestra patria, más allá de las diferencias políticas, y como vínculo de unidad.”
Y la imagen
Mañana más, Victor Norberto (el dispreciau). Y entre tanto, un abrazo.
TU DÍA ACTUALL
Aborto: la sangrienta “bomba de humo” que marca la transición política en Argentina. Mientras el exministro Rubinstein ha tratado de ampliar la despenalización del aborto por la puerta de atrás, el nuevo Gobierno se plantea lanzar una nueva ley. El escaso margen provida en el Senado tras las elecciones deja abierta la posibilidad a la aprobación de una nueva ley del aborto en 2020. La noticia en el siguiente enlace.
Úrsula Von Der Leyen, el cambio climático y el sexo de los ángeles, por Alfonso Basallo. Eslovaquia va a tener una ley que obliga a las que van a abortar a hacerse una ecografía para ver al niño que llevan dentro. Una realidad -el aborto- que la Unión Europea intenta tapar. En lugar de apostar por el futuro, la UE se enreda en discusiones sobre el sexo de los ángeles: el cambio climático. El artículo de opinión, aquí.
Lecciones chilenas, por Francisco José Contreras. Nos negamos a aprender que el socialismo es opresión y miseria. Deberíamos preferir la abundancia desigual a la pobreza igualitaria. Y en Chile la pobreza absoluta ha pasado de un 50% a un 6% de la población en las últimas cuatro décadas. El artículo de opinión, aquí.
(el dispreciau)
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