27 de diciembre de 2019, San Juan, Santa Fabiola de Roma.
Victor Norberto (el dispreciau):
Hay quien cree que el mensaje navideño del Rey tiene que ser como un monólogo de esos que emiten las cadenas de televisión del régimen, plagados de idioteces y tópicos políticamente correctos, destinado a imbéciles y votantes del PSOE.
Pero el termómetro para saber si el discurso es como Dios manda resulta de lo más sencillo: dime quién ha salido de la madriguera a lanzar esputos tras escucharlo y te diré si el Rey ha acertado o no.
¿No te suena de maravilla?
Puesto que el secesionismo es la peor amenaza de todas, fue la firmeza contra el golpe la que ha fijado la prioridad histórica de Felipe VI. Y como el elefante está en el salón, en el mensaje navideño le bastó con mencionar una sola vez a Cataluña, y hacerlo como «preocupación». Una bola con efecto.
El gobierno en funciones ha guardado un silencio incómodo, desabrido sobre el breve y estructurado texto. Mientras, los socios de Sánchez echaban pestes, como corresponde a un club de separatistas y radicales de izquierda cuyos fines pasan por derrocar al Rey y volver a la república –régimen que tan bien ha funcionado en España las dos veces que se ha intentado–, destripar el modelo territorial y, en resumen, liquidar el sistema del 78. Al resto nos plugo. (Juan Carlos Girauta: Reales discursos)
Políticos 0, ciudadanos 10
Me ha parecido que el mejor análisis del discurso del Rey es el de Miguel Ángel Mellado, el primero que supo interpretar la relación entre las palabras del monarca y la fotografía que aparecía tras él.
La imagen correspondía a la entrega de medallas al mérito civil a 41 españoles cuyos nombres e historias desconocíamos hasta entonces, ciudadanos anónimos, gente normal y corriente, como tú y como yo.
¿Quiénes son los protagonistas de esta foto?
Son maestros, religiosos, voluntarios, empresarios, ganaderos, deportistas, trabajadores, profesionales de la sanidad, investigadores, un gran donante de sangre y un ama de casa de 107 años, la voluntaria de Cáritas de mayor edad en España (Casa Real: ciudadanos que recibieron las condecoraciones de la Orden del Mérito Civil)
El Rey puso en el frontispicio de la superación de la crisis que vive nuestro país a los ciudadanos, y no a los políticos:
Los protagonistas del discurso del Rey en esta Nochebuena de 2019 han sido, precisamente, doña Clotilde Venial, la señora de 107 años que dedicó su vida al reconocimiento del trabajo de las sacrificadas amas de casa -tanto como un maestro- un pastor, un historiador, un médico… Y así hasta 41 españoles sin rostro.
De hecho, a mitad de su discurso de 1.457 palabras, uno de los más largos de los seis que Felipe VI ha pronunciado durante su reinado en estas fiestas navideñas, se refirió en concreto al acto en el que él, Letizia, Leonor y Sofía entregaron las 41 medallas al mérito civil a tales discretos ciudadanos.
¿Acaso el Rey se ha vuelto un populista, intoxicado por el ambiente político imperante, al referirse al pueblo-pueblo, merecedores de medallas, y no a los políticos, a los que sólo mencionó por la responsabilidad que tienen como diputados en el Congreso para elegir al candidato a presidente “o no designarlo”?
No. Felipe VI no es un populista, aunque sí más popular de lo que algunos quisieran. Sin embargo, al ensalzar a los merecedores de las medallas al mérito civil, con sus cualidades, los convertía en protagonistas verdaderos de España. Y como en el Poema del Mio Cid, el Rey vino a decir qué buenos caballeros frente a los que tenemos en la política. (El maquiavélico discurso de Felipe VI: su tirón de orejas a los políticos sin mencionarlos)
La destrucción de la democracia
Una de las peores consecuencias de la inoperancia de la clase política que padecemos es el miedo.
Un miedo que surge inevitablemente, fruto de la incapacidad de los partidos políticos salidos de las urnas de llevar a cabo la misión que los ciudadanos les han encomendado.
Ignacio Sánchez Cámara refleja este miedo con singular inquietud:
Sin concordia nacional no hay libertad, y sin libertad no hay concordia. La democracia, la libertad y las naciones no son inmortales.
Una guerra civil entraña la ruptura de la concordia y de la libertad (...) El final de la discordia española sólo tuvo lugar con la Transición y con la aprobación masiva de la Constitución. Volvió la concordia y, con ella, fue posible la libertad.
Ahora quieren impugnarla y destruir su herencia. Pero si la Transición condujo a la democracia, su destrucción sólo puede producir la destrucción de la democracia.
Antístenes decía que las ciudades sucumben cuando dejan de distinguir entre el bien y el mal. La aceptación del mal y el olvido del bien sólo pueden producir el envilecimiento del hombre y de la sociedad.
La doble herida de España puede ser mortal. España casi agoniza. España puede morir. Otra guerra civil es posible. La otra fue evitable. Esta también lo sería.
Debemos vencer de nuevo a la guerra, debemos vencer al odio, a la discordia y a la división. Pienso y escribo. No puedo hacer nada más. Por mí que no quede. (La doble herida de España)
Frente a los que suelen ver el vaso medio vacío, hoy son más necesarios que nunca aquellos que anuncian con entusiasmo y convicción absoluta que todavía tenemos la mitad para construir un futuro mejor a partir de ella:
Pienso que la situación general de España peor no puede estar, objetivamente, ya, desde hace mucho tiempo. Nada puede empeorar el aborto legalizado, por irnos, sin circunloquios, a lo más grave; y la crisis demográfica, de la que apenas se habla, compromete nuestro futuro.
Eso, entre muchas otras crisis, como la educativa, la cultural, la de identidad nacional, la territorial, la de las clases medias en peligro de extinción, la ineficacia y el egoísmo de nuestros políticos, etc.
Por eso, las malas noticias políticas o institucionales suelo considerarlas oportunidades.
(Como el magnetismo de la Navidad es tan poderoso, se me ocurre un ejemplo belenístico. La Virgen María y san José estarían preocupadísimos por el viaje largo, incómodo y obligatorio a Belén, por el frío y la falta de posada, por todo. Pero conocedores de las profecías, no dejarían de admirarse del hecho de que se cumpliesen tan al pie de la letra para que el Mesías naciese en Belén. Las distancias son infinitas e insalvables, lo sé. Sólo me interesa subrayar que los hechos tienen múltiples lecturas, a menudo contrapuestas, aunque nunca contradictorias.) (Enrique G. Máiquez: Tocar el fondo)
La cita
Sánchez no se ha bajado los pantalones ante Torra: se ha bajado los nuestros. Él nunca los ha tenido.
Y la imagen
A la búsqueda cotidiana de explicaciones que nos permitan actuar con más eficacia, te deseo, Victor Norberto (el dispreciau), un buen fin de semana.
TU DÍA ACTUALL
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(el dispreciau)
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