El penúltimo escondrijo del ISIS
El desierto sirio y el valle del Éufrates se convierten en frente fundamental para acabar con el grupo yihadista
Madrid
Tres miembros de las fuerza rebelde aliada de EE UU combaten en la ofensiva para arrebatar Raqa al Estado Islámico, el pasado mes de septiembre. FOTO: BULENT KILIC (AFP) | VÍDEO: ATLAS
El norteamericano Brett McGurk, enviado especial del presidente Donald Trump para la coalición anti-ISIS, se llevó consigo en su último encuentro con la prensa, el pasado 21 de diciembre, un mapa de Siria e Irak. En él, varios números señalaban puntos calientes de la guerra contra los yihadistas de Abubaker al Bagdadi. Con el número cuatro aparecía destacado Tanf, último paso fronterizo entre los dos países antes de toparse con Jordania. McGurk reconoció entre otras cosas que Estados Unidos tenía en la base de ese enclave en medio del desierto sirio una “pequeña presencia militar”; que trabajaba con las fuerzas locales y que unos y otros, estadounidenses y rebeldes, habían mantenido hacía solo una semana un fuerte enfrentamiento con yihadistas. "Estamos en Tanf, y estaremos presentes allí para asegurarnos de que el ISIS no vuelva", dijo. EE UU estima que este grupo cuenta con alrededor de un millar de combatientes entre Siria e Irak, cifra que no incluye a los yihadistas en zona controlada por el régimen sirio y Rusia.
Acercando cualquier herramienta de mapeo se puede localizar y ver la base de Tanf, donde militares norteamericanos colaboran con el Jaish Maghaweir al Thowra (MaT, Ejército Comando Revolucionario). El pasado 19 de noviembre, según información de Washington, el MaT se las vio con un grupo del ISIS. Acabaron con nueve yihadistas. En las fotos distribuidas tanto por estadounidenses como por sirios se ve, primero, un convoy de pick-upsescoltado por un vehículo militar norteamericano y, segundo, una ristra de fusiles, munición y granadas incautadas al ISIS.
El objetivo desde ese flanco, reitera el Mando Central estadounidense en sus partes semanales, es asegurar una zona de unos 55 kilómetros de radio. Esto es, mantener al ISIS lejos de esa estratégica triple frontera (Siria, Irak, Jordania) atravesada por la carretera que une Damasco con Bagdad. Esa zona es una de las más ansiadas por los yihadistas desde la proclamación del califato en junio de 2014. Ese mismo mes, el grupo terrorista ya se hizo con la localidad iraquí de Rutba. Si se sigue con el mapa desde Tanf un poco hacia el este y se cruza la frontera en dirección a Bagdad, el desierto se topa con Rutba precisamente. Hacia allí han viajado en torno a 40.000 huidos de la guerra para alojarse en uno de los campos de desplazados con peor acceso a la ayuda humanitaria.
Rutba, prácticamente despejado de yihadistas, es no obstante uno de los habituales objetivos de la campaña aérea estadounidense. Sirva de ejemplo, aviones norteamericanos alcanzaron allí entre el 12 y 13 de diciembre dos edificios, una unidad táctica y un vehículo del ISIS. Pero los bombardeos de la coalición antiyihadista se concentran sobre todo entre Abu Kamal (Siria) y Al Qaim (Irak), localidades que atraviesa el río Éufrates en su paso por la frontera que comparten los dos países. En torno a esas dos localidades hay aún importantes bolsas de yihadistas ya que los ríos son siempre un buen refugio. Como también las hay siguiendo la frontera sirio-iraquí hacia el norte, en la orilla oriental del Éufrates, a su llegada a territorio kurdo. Desde ese flanco son las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, en sus siglas en inglés), las que, coordinadas por EE UU, atacan al ISIS.
Asediada desde tierra y aire la franja sur y este del Valle del Éufrates (de Tanf a Abu Kamal y de ahí a Al Shaddadi, el penúltimo gran escondrijo del ISIS y, previsiblemente, su cúpula), queda la zona occidental. Ese frente está dominado por las fueras del régimen sirio con el apoyo de Rusia. Ahí no se va a meter EE UU, como dijo recientemente su secretario de Defensa, Jim Mattis. Y Moscú parece haber culminado sus aspiraciones en la zona tras la conquista de Deir Ezzor.
El general en jefe ruso Valery Gerasimov, en entrevista el pasado 27 de diciembre, manifestó que pese a tener Rusia aún capacidad para atacar las bolsas de yihadistas del ISIS, la prioridad ahora es combatir a Hayat Tahrir al Sham, grupo que incluye a los remanentes de Al Qaeda en Siria. Y estos se encuentran en la otra parte del país, en el oeste, acantonados en la provincia de Idlib.
LOS LOGROS DE LA COALICIÓN CONTRA EL ISIS
EL PAÍS
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