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Filipinas es el peor país para la prensa en Asia sudoriental
- En Filipinas, no solo los presuntos consumidores y distribuidores de drogas corren riesgo de ser asesinados. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) informó que este país es el más peligroso de Asia sudoriental y ocupa el sexto lugar en el mundo entre los que tienen más reporteros muertos.
Joaquin Brinoes, Rudy Alicaway, Leodoro Diaz y Crisenciano Ibon Lozada son los últimos de la lista de periodistas asesinados. En agosto, un hombre armado le disparó por la espalda a este último y dejó gravemente herido a su conductor. La policía especula que el ataque pudo ser en represalia por sus columnas críticas contra los juegos de azar ilegales, por lo que había recibido amenazas de muerte.
La presentadora Rudy Alicaway y Leodoro Diaz fueron atacados con dos días de diferencia. Los dos andaban en motocicleta cuando dos hombres armados les dispararon por atrás. Su asesinato puede relacionarse con sus informes sobre corrupción, apuestas clandestinas y narcotráfico.
El periodista Joaquin Brinoes, también asesinado de la misma manera, era conocido por su programa de radio implacable.
Y hubo otro asesinato, que no figura en las estadísticas presentadas por la FIP en la primera semana de este mes.
En agosto, Michael Marasigan, respetado exeditor de un diario, fue asesinado en un barrio de las afueras de Manila. El gobierno de Rodrigo Duterte aseguró que hace todo lo posible por atrapar a los responsables. Pero hasta ahora no hubo detenciones.
El propio presidente es un gran crítico de la prensa. Aun antes de asumir el cargo, el presidente electo difundió un temible mensaje: “solo por ser periodista, no se librará del asesinato si es un hijo de puta”. “La libertad de expresión no lo salvará, querido”.
Se necesita cobertura independiente
El número de periodistas asesinados disminuye en los últimos años. Pero no hay espacio para la complacencia, señaló FIP. Hace tan solo un año, Filipinas fue considerado el segundo país más peligroso para los profesionales de la prensa en los últimos 25 años. Sen Iraq morían más reporteros.
En Filipinas, hay un número sin precedentes de periodistas encarcelados u obligados a huir, una autocensura generalizada, y la impunidad para delitos de asesinato, acoso, ataques y amenazas contra profesionales independientes alcanzó un grado de epidemia, alertó la FIP.
En septiembre, Edito Mapayo, editor en jefe de Diaryo Balita, de la isla de Mindanao, fue ahorcado y golpeado por el vicealcalde de Surigao del Norte, Francisco Matugas Gonzales. Y en agosto, un funcionario del gobierno demandó por difamación al presentador de ABS-CBN, Ted Failon, y a tres miembros de su equipo.
Ambos profesionales trabajaban sobre “presuntas compras irregulares de motocicletas de segunda mano para la visita del papa Francisco a Manila en 2014”.
Este país necesita que muchos periodistas independientes escriban sobre violaciones de derechos humanos, como la continua guerra contra las drogas y la extensión de la ley marcial en Mindanao.
Según la organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, la guerra contra las drogas dejó 12.000 personas muertas desde que el presidente Duterte decidió purificar a su pueblo del mal de las drogas baratas.
Sus detractores sostienen que no deja ni que la ley se interponga en su misión.
El Congreso legislativo aprobó en diciembre de 2017 la solicitud de Duterte de extender la ley marcial en la sureña isla de Mindanao hasta el 31 de diciembre de este año.
Las relatoras especiales de la Organización de las Naciones Unidas, Victoria Tauli-Corpuz y Cecilia Jimenez-Damary divulgaron el 3 de este mes un comunicado denunciando que los lumads, indígenas no musulmanes de Mindanao, sufren la militarización de la isla.
“Miles de lumads ya fueron desplazados por el conflicto y vieron sus casas y medios de vida destruidos”, añade el comunicado. También hay denuncias de que las fuerzas militares asesinaron a agricultores locales a principios de diciembre.
La intranquila isla de Mindanao también es donde ocurrió el peor ataque contra periodistas de la historia de este país: la masacre de Maguindanao, como se la conoce por el pueblo donde se hallaron fosas comunes en noviembre de 2009.
Entonces un convoy se dirigía a presentar una candidatura para las elecciones locales cuando sufrió el brutal ataque que dejó 58 personas muertas, entre las que había por lo menos 34 periodistas.
Poner fin a la impunidad
“Aplaudimos que en 2017 haya disminuido por tercer año consecutivo el número de periodistas y profesionales de la prensa que pierden la vida”, destacó el presidente de la FIP, Philippe Leruth.
“Es una tendencia descendente, pero el grado de violencia contra la prensa sigue inaceptablemente alto. Nos perturba mucho que los gobiernos se nieguen a atender la impunidad por los delitos contra los periodistas. En cambio, los patrones no cambian en los países más violentos”, añade.
México e India también son extremadamente peligroso para los periodistas, aunque ninguna región queda libre del flagelo de la violencia, ni siquiera los países occidentales.
La periodista de investigación Daphne Caruana Galizia, de Malta, pagó con su vida la búsqueda de la verdad. Fue asesinado por un coche bomba tras escribir sobre corrupción en el gobierno, nepotismo, clientelismo y lavado de dinero.
“Hay una crisis de seguridad en el periodismo”, observó el secretario general de la FIP, Anthony Bellanger.
“Hay una necesidad apremiante de contar con un nuevo instrumento que finalmente permita implementar las numerosas resoluciones existentes para proteger a los medios. Urgimos a que se adopte esta nueva convención para sostener otros esfuerzos para promover la seguridad de los periodistas”, explicó.
Anticipándose a esa garantía para la seguridad de los periodistas, algunos filipinos valientes realizan enormes esfuerzos para mantener una prensa independiente.
Traducido por Verónica Firme
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