miércoles, 25 de noviembre de 2015

EL FIN DE UNA ERA POLÍTICA IMPLICA EL COMIENZO DE UNA ERA DIFERENTE ► EL DRAMA LLEGÓ A SU FIN ► Elecciones 2015: Argentina, el sentido de un final | Internacional | EL PAÍS

Elecciones 2015: Argentina, el sentido de un final | Internacional | EL PAÍS



TRIBUNA

Argentina, el sentido de un final

El kirchnerismo se convenció de que era vocero de los excluidos y, en esa ilusión, excluyó al resto



En The Sense of an Ending, Julian Barnes hace decir a uno de sus personajes que lo que acabas recordando no es siempre lo que has atestiguado. Así, creo, es como el presente se vuelve memoria, de manera imperfecta y acomodado a los achaques del tiempo, a la demanda del momento, a las miserias exhibidas y las glorias por exhibir.
También dice esto:
“De una manera u otra, todos nos dañamos (…) Algunos admiten el daño y tratan de mitigarlo; algunos se pasan la vida tratando de ayudar a otros dañados; y están esos cuyo mayor preocupación es evitarse mayores daños a cualquier costo. Esos son los despiados, y de los que hay que cuidarse”.
Argentina se ha roto demasiado. Es tiempo de echar el carromato a reparación.

Argentina se ha roto demasiado. Es tiempo de echar el carromato a reparación
Yo no sé qué será del futuro, pues quien dice anticiparlo o es un nigromante o es un farsante. Pero si sé que el pasado está bien como lo que es: una postal que acomodamos, más o menos, a la necesidad del presente. Con el pasado no hay mucho más que hacer que tenerlo como referencia; vivir encerrado en él siniestro, de enfermos o suicidas. El futuro tiene todo de promisorio. Para empezar, a diferencia del pasado, hay que hacerlo.
Argentina precisa de gobiernos capaces de gestionar la cosa pública para las mayorías y las minorías. Esta es una verdad de escuela primaria, pero tiene que ser repetida para sacudir la cabeza de los alienados. El kirchnerismo, que sólo conoce la acción política como gerente del poder, se convenció de que era vocero de los excluidos y, en esa ilusión, excluyó al resto. Paga las consecuencias de la ceguera del patán. Estaría bueno, para su propia supervivencia, que desensille. En la oposición tendrá la chance de mostrar el rulo completo de su ADN, repensar qué quiere ser: una oposición democrática, inteligente y moderna o la clásica máquina de impedir que ha sido el peronismo fuera del gobierno.
El kirchnerismo construyó una política de nosotros o ellos, quemó todos los puentes de consenso posible y batió el parche del todo o nada. Les ganaron, pero antes perdieron consigo mismos. La arrogancia nunca es buena consejera y la creencia de que una vanguardia esclarecida está llamada a liderar a las masas confirma que el acto de fe que nos pone en el rumbo del desastre. El culto al personalismo es una renuncia a ser ciudadano: se ha decidido echar el cerebro a la basura para seguir como zombie el dedo rector del líder.
Argentina precisa de gobiernos capaces de gestionar la cosa pública para las mayorías las minorías



Espero que Mauricio Macri haya comprendido esa suerte. Las sociedades, y esta elección validó la idea, no abrazan fidelidades permanentes. Las personas votan en base a su necesidad y conveniencia, cada vez menos alineados a una disciplina militante u orgánica. Macri no es un fenómeno de generación espontánea: es la catalización de búsquedas precedentes fallidas de numerosos grupos sociales por una alternativa al discurso único kirchnerista. El oficialismo se equivocaría si creyera que ganó “la derecha”: les ganó un candidato de centroderecha que reunió votos de casi todo el espectro. Macri resultó el hombre más potable para articular el desplazamiento, más que de un gobierno, de una parroquia familiar en el poder, una iglesia donde El Padre, La Madre y El Hijo eran dueños de La Palabra.
Ahora debe demostrar que puede llevar adelante la confianza de los electores. Tiene la oportunidad de construir un proyecto de centro derecha equilibrado moderno, único, una rareza en Argentina. Su gobierno no tendrá un cheque en blanco y eso es magnífico. La sociedad esperará reacciones pendulares (en el respeto a las instituciones, por ejemplo) pero también medidas cautelosas y sopesando riesgos, sobre todo en economía. El abanico de posibilidades para Macri parece desplegado con el menemismo en un extremo y el kirchnerismo en el otro, por lo que tiene margen de maniobra para el pragmatismo. Lo mínimo a esperar es que no repita los vicios de unos y otros; lo mínimo a esperar, también, es que entienda que hay demandas sociales innegables que requieren una gestión cada vez más institucionalizada y menos clientelista y que el Estado no es propiedad de ningún grupo más que de la ciudadanía.
Yo suelo ser optimista y creo que las experiencias del kirchnerismo, como antes la del menemismo o la Alianza y la del viejo Raúl Alfonsín permiten ajustar la mira. Todas proveen —o debieran proveer— aprendizajes de lo que sí y lo que no. No quiero creer que sólo reaccionamos con terremotos políticos. No quiero creer que elegimos y elegiremos vivir divididos. No quiero creer que nos perderemos en la estúpida letra muerta de los dogmas sino que discutiremos en función de las necesidades actuales y futuras.

El oficialismo se equivocaría si creyera que ganó “la derecha”: les ganó un candidato de centroderecha que reunió votos de casi todo el espectro
Por lo pronto, supongo, no es viable una dirigencia que asuma que ganar una elección es un mandato divino para refundar la nación. Ni lo es un país sin políticas de Estado —sostenibles y a largo plazo—, sin una asignación racional del gasto y control del uso de los recursos. Ni es viable una república sin independencia de poderes. O un gobierno sin balances institucionales. Y definitivamente no es viable una sociedad en oposición permanente, chiquilina, conspiranoica.
Quiero, como dice Barnes, que reparemos lo roto. Reescribir el libretto, no abrazar ortodoxias. Que aquello de lo que fuimos testigos pierda peso en el recuerdo, porque el futuro —el presente en el que viviremos— será mejor.
* Diego Fonseca es periodista y escritor. Twitter @DiegoFonsecaDF

el dispreciau dice: desde hace muchos años... antes de la democracia reseteada y reiniciada de 1983, con el lastre del proceso militar y su genocidio innecesario... la sociedad argentina viene partida al medio... 50% a favor de algo y en contra del resto... y otro 50% en contra de algo y a favor del resto... vaya a saber cuándo se pudrió todo... pero se percibe que aquellos que tuvimos la oportunidad de conocer de cerca a Juan Domingo Perón, llegamos con la grieta ya presente... azules y colorados... Perón y anti-Perón... Evita y anti-Evita... una división que se llevó puesto a Frondizi (último estadista de la Argentina política), a Illia con sus bondades y sus sapiencias, para luego devorarse a un peronismo fragmentado post-mortem del propio Perón que derivó en una tragedia mayúscula que se comió a la cultura, a la intelectualidad, a la ciencia y en definitiva, hizo trizas al país imponiéndole la aventura idiota de Malvinas... una gesta llevada a cabo por jóvenes atrapados entre sus inocencias y sus fuerzas desplegadas para poder sobrevivir a un disparate militar que derivó en que Argentina se consumiera en un abismo social de enfrentamientos...

el resultado está a la vista... el 50% del país rema en un océano de dulce de leche repostero (el más espeso)... mientras el otro 50% reclama al gobierno de turno por no darle lo que cada uno entiende que merece... este partimiento no es de ahora... de alguna manera ya lo describía Sarmiento en sus libros, pero de alguna manera, también, autores anteriores a él dejan entrever divisiones sociales propias del pensamiento europeo confrontante... ingleses versus franceses... franceses versus españoles e ingleses... todos contra los criollos y los criollos contra todos los gringos... por lo que es de suponer que el drama de la grieta comenzó mucho antes, muchísimo antes de Cristina Fernández, a la que el periodismo contemporáneo le enrostra todos los males, omitiendo decir y/o reconocer y/o aceptar que la sociedad argentina jamás fue aglutinante de nada, salvo que se trate de fútbol... esto es que la Argentina siempre fue una carrera con obstáculos que iban alzando su nivel de salto a medida que cada competidor se iba cansando, de modo de asegurar que en  algún momento la valla sería insuperable y por consiguiente, el competidor sería descalificado... 

los ejemplos de desprecios políticos en la Argentina se revelan desde muchos ángulos... demostrando que la miseria humana vistió tempranamente las iniciativas del poder para favorecer a unos pocos en contra del resto de la sociedad... de hecho sucedió con Manuel Belgrano... con San Martín... con Juan Manuel de Rosas... con Salvador Mazza... por mencionar una historia de intolerancias diseñada a los saltos... pero curiosamente, y tristemente, hasta el propio Ramón Carrillo fue víctima del poder, terminando sus días sumido en la pobreza y condenado al ostracismo... hasta que alguien se "acordó" de revivirlo, reivindicarlo y decir que este héroe anónimo había sido "argentino"... desde luego, no es el único caso... ya que los mismos ejemplos se paralelizan por miles... incluyendo a iluminados y no tanto, que terminaron como Milstein sobreviviendo en el extranjero y siendo reconocidos en la Argentina, cuando ya no quedaba más remedio, porque antes lo había sido en el exterior...

José Ingenieros supo describirlo con precisión... en Argentina reina la mediocridad... rayana con la ignorancia... rayana con la intolerancia... rayana con el desprecio... y eso se ha ido enquistando en la sociedad a tal punto, que el 50% de la argentinidad ha perdido su capacidad de razonamiento crítico, dando por bueno todo aquello que no lo es... al tiempo que otro 50% suele negar lo evidente o acomodar los resultados para que la circunstancia los encuentren favorecidos... traducido: hace un siglo, poco menos, Argentina caminaba al costado de Canadá... al tiempo que hoy Argentina, su sociedad y sobre todo su clase política, se ha caído del mundo... imbuida de una soberbia peligrosa que es inconducente hacia cualquier fin social necesario e imprescindible...

para la Argentina necesaria, Venezuela no es ejemplo de nada... ya que Venezuela es en sí misma una anti-Cuba... ya que Cuba peleó por sus ideas, por sus ideales y por sus ideologías... mientras que en Venezuela, Chávez sólo pretendió imitar a un Perón fuera de siglo y de tiempo... y estos modelos retrógrados han lastimado y mucho el inconsciente colectivo argentino, convenciéndolo que el régimen inmaduro de Maduro es bueno, cuando en realidad es todo lo contrario a cualquier manifiesto de Sierra Maestra... te lo digo clarito, me tocó estudiar con Cubanos en la ex-Unión Soviética en la época de la guerra super fría... y más allá de las ideas... el valor agregado les salía por los poros... y ése valor era tan importante como el que podías respirar en los claustros competitivos de los Estados Unidos de aquellos años...

los ciclos socio-políticos son necesarios... pero el poder debe ser sumatoria de lo que antecedió, porque no se puede estar recomenzando cada vez que el poder cambia de mano... en Argentina, se ha restado y mucho... y lamentablemente, Cristina Fernández no dio el ejemplo político adecuado saliendo en una foto integradora junto a Macri, en su calidad de presidente electo, y de Scioli, en su condición de candidato superlativo... pero en fin, esas son lecturas íntimas y personales de un bicho que vio unas cuantas y padeció otras tantas (yo)... quedando demostrado que en Argentina impera la mezquindad y el desprecio hacia el otro, por su sola condición de "otro"...

el peronismo... tal te lo dije... hace rato que dejó de ser justicialista, para usar a los pobres de la misma forma que lo ha hecho el poder del Vaticano desde el año 300 para aquí... léase, la pobreza es un negocio monumental y si la padecen "otros" es superlativa... tanto que si el Perón que supe conocer, resucitase hoy mismo, echaría a muchos "peronistas" a patadas, por infames... una infamia que caracterizó toda una década en el último tramo del siglo pasado (1990-1999)... donde oportunistas del poder, se apropiaron del peronismo para arrasar con el país y sus joyas, llevándose hasta los picaportes de las puertas... ésa, no es la democracia necesaria... cuando el que ostenta el poder asalta a su pueblo, no califica ni para aplauso, tampoco para medalla, mucho menos para foto y beso...

Macri llega con un arrastre que caracteriza una de las peores partes de la historia argentina del siglo pasado... es de esperar que, aprendiendo de los errores ajenos, no los traduzca en propios... ejerciendo el poder con la cordura que demanda la equidad, o con la equidad que demanda la cordura... ya que de lo contrario, los odios se regenerarán elevando la magnitud de la grieta famosa que nadie quiere reconocer...

mientras tanto el peronismo deberá, si quiere, regresar a sus fuentes genuinas agiornadas a los tiempos que corren... ninguna sociedad del planeta humano soporta más injusticias de estados ausentes... léase, no es cuestión de proveer de pescado a los hambrientos, sino de incluirlos en el sistema para que aprendan a pescar y lleven una vida digna a partir de su pesca... de lo contrario, esta etapa será un más de lo mismo, o un "otra vez sopa"... a la que estamos acostumbrados...
Cristina se va por la puerta grande, dando señales precisas de que muchas lecciones de la historia, no le hicieron mella en su alma. Lástima. Debería haber aprendido de Raúl Alfonsín... NOVIEMBRE 25, 2015.-

insisto... Scioli no perdió las elecciones... la diferencia en los votos indica que Cristina Fernández, no tuvo sensibilidad para comprender los mensajes de las gentes... ni de los que ella suele llamar "todos"... ni tampoco de las que ella suele llamar "todas"... ya que todos y todas son "argentinos" y punto. Perder no es un drama... perder es no asumir que la derrota es buena para remodelar el corazón.

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