jueves, 17 de abril de 2014

ECOS DE CONFLICTO ▼ “Para reconstruir, lo de menos son los ladrillos” | Sociedad | EL PAÍS

“Para reconstruir, lo de menos son los ladrillos” | Sociedad | EL PAÍS



“Para reconstruir, lo de menos son los ladrillos”

Esta periodista colombiana se volcó en la reparación del horror de la guerra





Claudia García dice que no volverá al periodismo. / BERNARDO PÉREZ


Durante cuatro días de febrero del año 2000, un grupo de 450 paramilitares aterrorizó un pueblo llamado El Salado, al norte de Colombia, y dejó tras de sí uno de los episodios más espantosos de la guerra interna del país. Al menos 66 personas fueron asesinadas en una orgía de sangre en la cancha de fútbol del pueblo. Los supervivientes relatan aún hoy las escenas de cabezas cortadas, torturas y humillaciones inimaginables. “La gente, desesperada por irse, dejó los cuerpos enterrados en una fosa común junto a la cancha de fútbol. Como estaban mal enterrados, se los fueron comiendo los cerdos y los perros”. En el pueblo no quedó ni un alma. Pasaron años antes de que algunas familias volvieran e intentaran recuperar sus casas de la vegetación, “machete en mano”.
Lo cuenta Claudia García Jaramillo, directora ejecutiva de la Fundación Semana, que años después lideró la tarea de devolver la vida a El Salado. En 2007, cuenta García, una periodista de Semana fue al pueblo y contó la verdadera historia de lo que allí había pasado. Una masacre que había quedado en las hemerotecas como una cosa de esas que pasan en la selva. “Se creía que había sido un enfrentamiento”. Igual que sobrecoge el relato de las atrocidades, resulta asombroso un vídeo hecho en 2009 con entrevistas a bogotanos por la calle en las que la gente no sabe qué es El Salado. “Creo que es una discoteca”, dice uno. Que una monstruosidad así pueda ser desconocida en la capital da una idea de la división del país.
La propia García quizá nunca hubiera conocido la historia de no haberse implicado personalmente. Bogotana de 40 años, de familia tradicional, admite que para los colombianos como ella la guerra es algo lejano. Pasó 15 años como periodista y lleva seis en la Fundación Semana. Tiene dos hijas, de 6 y 7 años. Dice que no volverá al periodismo. Tras aquel reportaje, “nos dimos cuenta de la enorme distancia que había entre esta realidad y los lectores de nuestra revista. ¿Dónde estábamos cuando todo esto sucedía?”. En la región de Montes de María hubo 42 masacres como esta, explica. Pero en la Fundación decidieron tomar este pueblo como ejemplo, y hacer de su reconstrucción un símbolo para “intentar conectar este país del siglo XXI con el del siglo XVI, abandonado por el Estado”.
García se dedicó a buscar patrocinios, empresas que invirtieran en el proyecto. “Qué ingenuidad. En la tarea de reconstruir, lo de menos son los ladrillos”. Pronto se dio cuenta de lo fácil que es “llevar ordenadores donde no hay electricidad, hacer un centro de salud sin médico o instalar un proyecto productivo sin una carretera”. Lo difícil es recuperar “los proyectos de vida”. Tras incumplir todas las recomendaciones (“fuimos allí, dormimos en sus casas”) para saber qué se necesitaba y cómo hacerlo, hoy El Salado se considera un ejemplo de recuperación de las heridas de la guerra.
Los paramilitares que arrasaron El Salado sacaron los instrumentos musicales de la casa de cultura y celebraron cada muerte con música. Nadie volvió a tocar esos instrumentos durante años. “Rompieron el vínculo de esa gente con su cultura ancestral”. Ante esto, “no se trata de reconstruir la casa de la cultura, sino de que vuelva a haber fiestas”. Hoy vuelve a haber fiestas patronales en El Salado. Vuelve a haber proyectos de vida. Claudia García acaba siendo ella misma un ejemplo de lo que podría ser Colombia: “Para mis hijas, El Salado es un destino turístico”.


el dispreciau dice: hablaba ayer con un amigo del alma... almorzamos... cenamos... el tema de la mesa era Siria, el es descendiente de Sirios, católicos... yo he sido criado por una familia del Líbano, del primigenio... cristiano maronita... educación francesa... hablábamos sobre cómo se ha tejido la calamidad de cientos de miles de personas para justificar "hechos del imperio"... un imperio que no ve, no oye, tampoco atiende, pero peor aún, no entiende lo que hace ni para qué lo hace... la cuestión es que las víctimas afloran de los suelos, los refugiados no tienen destino, y los niños abandonados a sus suertes arrugan cualquier alma que tenga un poco de sensibilidad... claro está, de Vietnam para acá, los ejemplos son muchos, demasiados, y siempre involucran a los mismos mentores, a los mismos responsables, a los mismos gestores de tragedias para los otros, indefensos... que no caben en la consideración de nadie, un nadie que tiene nombre y apelllido pero que nadie identifica, que nadie conoce, aún cuando se sepa de su existencia y su perversidad manifiesta...

la receta es siempre la misma, de allí que nadie se sorprenda de ella y sus consecuencias... partiéndose de la premisa: "mientras a mi no me toque... está todo bien"... pero sucede que siempre estás expuesto a que te toque, y te lleve puesto...

sucedió en Colombia... donde el dueño del mundo entendió que debía dividir la sociedad a efectos de obtener réditos... y antes de ello hizo lo propio en Perú... y antes de ello gestó el proyecto Cóndor que diezmó las ideas de la América no anglosajona, a efectos de instalar la desolación del desconcierto... ése que no tiene fin... y realmente logró su objetivo... y las ignorancias han crecido y se han diseminado de la mano de las pobrezas inducidas por políticas ausentes y estados negligentes... y ahora le atoca a Venezuela... y más tarde le tocará a la Argentina, y también al Brasil, ya que las pobrezas abundan asociadas a las vagancias y las ignorancias cada vez más violentas, aventadas mediante alcoholes fáciles y drogadicciones de las que no hay retorno social alguno... pero dado que eso es bueno para el imperio y su dueño, todo está bien...

América Latina se encamina al mismo destino del África, continente del que queda poco, para no decir nada... ¿aberrante?, sí, pero sucede que del África saltó al mundo árabe, generándose un conflicto de índole santa, esto es que no tiene ni tendrá solución, ya que los fundamentalismos nublan cualquier razón imponiendo cualquier tragedia... ya que los odios se acrecientan... ya que ello, al igual que la pobreza, es un extraordinario negocio... para pocos...

reconstruir implica "reconstruir" la sociedad humana, darle la dignidad y la consciencia... ya que reconstruir no es cuestión de ladrillos sino de personas... y si se reconstruye sin personas... sólo se obtienen más ruinas. ABRIL 17, 2014.-

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